Este ensayo tiene como objetivo abordar el consenso de Washington, nombre acuñado por el profesor y economista británico John Williamson, y su efecto directo en las políticas económicas de América Latina.
Para iniciar es necesario recordar que, tras la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, e inclusive antes de este acontecimiento los socialismos en el mundo se encontraban en declive y los que por alguna razón se habían aceptado este modelo económico y político, lo estaban seriamente cuestionando y hasta lo estaban abandonando.
Lo que se tenía en América Latina era una cantidad de gobiernos que creían que la forma correcta de crear bienestar era proporcionando todos los bienes y servicios a la población, lo que convirtió al Estado en un gran empleador, pero las empresas estatales eran altamente débiles. En el subcontinente los gobiernos se habían equivocado. Si bien es cierto que el dar empleo incrementa la popularidad de los gobiernos, no soluciona los problemas estructurales de la economía, y la economía por su parte, no iba muy bien, las empresas del Estado se comportaban bajo el patrón de pérdidas, lo que hacía necesario recurrir a onerosos préstamos en función de financiarlas y que estas pudieran seguir generando empleo. En este mismo sentido cabe decir que las empresas se encontraban altamente burocratizadas y los niveles de corrupción eran muy altos.
Con unas economías insostenibles detonó una crisis de no pago generalizada en todo el subcontinente y respaldada por los discursos antiimperialistas que se empezaron a manifestar en todos los países de América Latina. Frente a esta problemática se da el consenso de Washington, que no es otra cosa que los puntos en los que están de acuerdo los grupos económicos, políticos e intelectuales de los Estados Unidos, integrados por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el congreso de los Estados Unidos, los cargos más altos de la administración y los intelectuales norteamericanos (Serrano, 2000). Aunque no se sabe a ciencia cierta a quién incluye exactamente el Consenso.
Los temas que propone el consenso de Washington son: una disciplina fiscal, cambios en las prioridades del gasto público, una reforma fiscal, liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés, búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos, liberalización comercial, apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas, privatizaciones, desregulaciones, garantía de los derechos de propiedad. El no adoptar este tipo de medidas garantizaba el rechazo tanto político como económico por parte de los Estados Unidos.
Las privatizaciones van a tener mucho rechazo ya que en la lógica bajo la que actuaba el Estado era inviable e insostenible para los nuevos privados que buscaban obtener réditos. De esta manera, los precios tenían que incrementarse, a lo cual no se le vio con buenos ojos por parte de los nacionales de los distintos países de América Latina. El único beneficio que veían los contemporáneos a las reformas era que se iba a acabar la corrupción ya que se creía que el sector público era altamente corrupto.
El consenso de Washington fue manifestado por medio de los Programas de Ajuste Estructural hechos por el Fondo Monetario internacional a los países del subcontinente. Los paquetes funcionaban y el proyecto fue exitoso, no gracias a que solucionara de tajo los problemas estructurales de la economía, sino más bien porque hicieron que los inversores recuperan su confianza y que los países volvieran a pagar. “Pero, a medio plazo, los paquetes no funcionaron tan bien. Los grandes paquetes de medicamentos contienen generalmente algunos productos que pueden perjudicar la salud de los destinatarios… si no hay algún buen médico cerca de los enfermos.” (Serrano, 2000).
Siguiendo a Serrano, uno de los medicamentos de se utilizaron sin receta medica fue la liberación comercial lo cual hizo que países como México entraran en una crisis económica (1994-1995). Otro problema que no aborda el consenso de Washington es el de la equidad encontrándonos con un subcontinente profundamente inequitativo, fácilmente se pueden ver personas muriendo de hambre en las mismas ciudades donde habitan millonarios. Tampoco se trata en este consenso los temas ecológicos los que permite que se hagan constantemente explotaciones poco responsables al interior de los territorios.
Para finalizar es necesario decir que los países presumen de la buena fe por parte de los Estados Unidos y más precisamente del consenso de Washington, pero no sería imprudente el preguntarse ¿Por qué se hace tan poco énfasis en la protección de la competencia de los mercados? Muchos sectores de las sociedades de América Latina quedan desprotegidos ante la apertura de los mercados. Las ideologías que se trataron de abandonar en un momento para ocuparse de temas más importantes solo abren el camino para otra ideología, basada esta vez en el libre mercado.
No todo está perdido, uno de los principios rectores de las políticas públicas es que la solución de un problema público da paso a otro problema público. Lo que sucede con el consenso de Washington es que se van perfeccionando cada vez más las acciones en cuanto a políticas económicas y no hay que desconocer que este de una forma u otra permitió el fortalecimiento de las instituciones, claro está, basándose en una lógica neoliberal.
Referencias bibliográficas
Maria Serrano, J. F. (2000). El “Consenso de Washington” ¿paradigma económico del capitalismo triunfante?, En Revista de Fomento Social, (217), 29-45.