Por lo general cuando se encuentran los dos vocablos “cine” y “derecho” de manera conjunta, se creería que son dos conceptos totalmente diferentes e imposibles de entrelazar; sin embargo, gracias a una visión más amplia y arriesgada de algunos autores, se ha logrado demostrar que ambos se complementan para darse vida y nutrirse mutuamente.
Hoy, a través de esta reseña, quisiera centrarme en un gran académico y conocedor del séptimo arte, quien ha trabajado en esta fusión para llegar no solo a juristas, sino a quienes no tienen conocimiento alguno del derecho. Martín Agudelo Ramírez, quien escribe y dirige sus propias películas, nos enseñó en el año 2018, a través de “Un guardián ante el espejo”, como es la vida de un juez –Samuel-, que, agobiado por sus decisiones, no logra conciliar el sueño y aparecen una serie de miedos y demonios para atormentarlo, por lo que emprende una lucha y nuevos caminos para superarlos, donde debe autoanalizarse y desnudar su alma. Este cortometraje que ha obtenido más de 5 premios y 7 nominaciones internacionales[1], nos demuestra finalmente:
[…] La verdad desnuda, valerosa, sublime, haciéndole frente a los equívocos reflejos de aquel mágico instrumento que domina las mentes de los hombres. El vanidoso juzgador juzgado. Sin la pompa de la toga y de las leyes se encuentra con el alma desnuda ante los ineludibles encantos del espejo y la divina Verité[2]
De igual manera, Agudelo Ramírez sigue conquistando nuevas formas de transmitir y compartir su pasión por el cine y el derecho, un reflejo de esto lo podrán encontrar en obras como “un camino para Tomás” y “Sara, la fuerza del mar”, las cuales nos llevan de nuevo a tratar de entender algunos dilemas y situaciones que pueden vivir quienes están como juzgadores y son juzgados por sus propios conflictos internos.
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