El entusiasmo alrededor de la candidatura de Gustavo Petro y de su movimiento Colombia Humana no es una novedad en Colombia. ¿Cómo ocultar la simpatía que ha generado la izquierda en algunos sectores de este país? ¿No fue la figura de Jorge Eliécer Gaitán y el movimiento gaitanista un fenómeno inédito no solo en Colombia, sino en América Latina? ¿El proyecto político de la Unión Patriótica no cautivó a miles de colombianos en los años 80? Una fuerza política de izquierda que en tan solo tres años de haber sido fundada le disputó la hegemonía política a los dos únicos partidos que habían gobernado el país durante décadas. Estos dos proyectos políticos fueron tan exitosos que se tuvo que recurrir a su exterminio físico para detener su avance.
Ya en diversas ocasiones he hecho referencia a la estrategia de la derecha, que ha convertido en su principal –por no decir única– bandera política el miedo a que Colombia se convierta en otra Venezuela y ha puesto a más de uno a repetir el término ‘castrochavismo’ como si fuera el más refinado concepto político.
Quienes se han servido de la histórica polarización que ha vivido este país desde mediados del siglo XX han sido principalmente las candidaturas de la derecha y de la Coalición Colombia, esta última, autodefiniéndose de centro, ha actuado como caja de resonancia de la derecha al no tomar distancia de la ‘guerra sucia’ desatada contra Petro.
Quienes se han servido de la histórica polarización que ha vivido este país desde mediados del siglo XX han sido principalmente las candidaturas de la derecha y de la Coalición Colombia.Al colocarse en una posición de centro, que tampoco ha sabido definir, la Coalición Colombia no solamente se distancia de los dos extremos del espectro político, sino que también los equipara: Petro y Uribe, petrismo y uribismo, métodos petristas y uribistas, serían lo mismo. Nada más lejano de la realidad. El atentado a Petro en Cúcuta y las protestas contra Uribe en Popayán son un buen ejemplo. Claudia López y Sergio Fajardo rechazaron ambos hechos y pidieron que se respetara la vida y la participación política de todos los candidatos. Es lo correcto, pero la vida de Uribe no estuvo en riesgo como la de Petro. Un atentado no es lo mismo que una protesta. La diferencia es abismal, por lo tanto, ¿qué sentido tendría equiparar los dos hechos? El único propósito es desmarcarse de los dos extremos. Todo es tan confuso que algunos ya están usando el término ‘centrista’ como sinónimo de objetivo, neutral o racional.
Esto es lo que sucede cuando se usan los conceptos pensando en el propio beneficio político y cuando no los defines, sino que dejas que sea tu interlocutor el que decida cómo definirlo, algo similar a lo que sucede con el castrochavismo.
¿Qué es el centro? El centro es ese punto de equilibrio en el cual los intereses de todos los que conforman una sociedad convergen en un único interés. Un consenso nacional alrededor de todos los temas. Algo muy difícil en una sociedad donde ni siquiera la paz les interesa a todos. El centro, en rigor, no existe.
Existe en la medida en que se define a partir de la derecha o de la izquierda: centroderecha o centroizquierda. La derecha, en el caso colombiano, se ha pensado como aquella fuerza política que no quiere que las cosas cambien, mientras que la izquierda sí. Entre estos extremos hay toda suerte de matices. Es solo entrando a discutir los objetivos, propuestas y maneras de llevarlas a cabo, de un movimiento o partido político, que se puede decir qué tan cerca está cada propuesta de cada uno de los extremos. Algunos partidos son progresistas en unos temas, en otros son conservadores. Es muy probable que, en algunas materias, la Coalición Colombia sea próxima al proyecto de Petro y en otras, al de Duque, lo que significaría que Petro es menos extremista de lo que realmente es y la Coalición Colombia, más cercana a la derecha de lo que nos hace creer.
De esta manera, el ‘centrismo’ es ante todo una técnica de gobierno. Después de estas elecciones legislativas, ya en un nuevo escenario político, todos los candidatos deben empezar a difundir sus propuestas para que los ciudadanos empecemos a debatirlas y, más allá de los matices políticos, sepamos cuál es el verdadero cambio que dicen ofrecer.
[…] proyecto que hasta ahora nadie ha analizado sistemáticamente, que han llamado de “centro”. Durante la campaña, escribí una columna sobre esa idea del centro político, pero hay que volver sobre esas ideas teniendo en cuenta los discursos, las acciones de campaña y […]