Hay un Bolívar que a mí personalmente me ha impresionado bastante. El Bolivar de Pativilca. Un Bolívar vencedor en Vagas, Boyacá, Carabobo, Bomboná y Pichincha, llamado por los peruanos para tomar el control del Perú. Territorio español como el que más, controlado en la sierra por Canterac y La Serna. Ya San Martín había renunciado al Perú. Un Perú enredado políticamente entre Torre Tagle, Santa Cruz y Riva Agüero. Un Perú que no tenía claro el rumbo a tomar.
Un Bolívar decidido entonces a actuar sobre el Perú y liberarlo, no recibía los soldados que necesitaba, ni los recursos, ni el permiso del Congreso colombiano, dirigido por el General Francisco de Paula Santander.
Bolívar, en medio de las dificultades enferma gravemente. Era enero de 1824.
“El enviado de Colombia a Perú, Joaquín Mosquera, se detuvo a visitar al Libertador unos días después y dejó un testimonio conmovedor:
Encontré al Libertador tan flaco y extenuado que tuve que hacer un gran esfuerzo para no largar mis lágrimas. Estaba sentado en una pobre silla de baqueta, recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco, y sus pantalones me dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas, sus piernas descarnadas, su voz hueca y débil, y su semblante cadavérico. Usted recordará que el ejército peruano bajo Santa Cruz acababa de caer en pedazos; habían tenido que huir de los españoles… Todas estas consideraciones se presentaban como una falange de males para acabar con la existencia del héroe medio muerto; y con el corazón oprimido, temiendo la ruina de nuestro ejército, le pregunté: “¿Y qué piensa hacer usted ahora?”. Entonces, avivando sus ojos huecos y con tono decidido, me contestó: “¡Triunfar!”.” (Marie Arana; Bolívar Libertador de América; Debate; Editora Geminis S.A.S; Colombia; 2019; Pag. 409)
Hoy domingo 21 de noviembre del 2021 ví en El Colombiano el Aviso de Oferta Pública de Adquisición de Acciones Ordinarias del Grupo Nutresa formulada por Nugil S.A.S., empresa del grupo Gilinski, los antiguos dueños del Banco de Colombia, extraños a nuestra tierra, y quienes demandaron a quienes les compraron las acciones del Banco de Colombia, o sea a nuestro GEA o Sindicato Antioqueño, después de la operación por ese banco. Ya eso es un principio.
El GEA nació del enroque ajedrecista que hicieron nuestras compañías antioqueñas, motor de nuestro desarrollo, La Nacional de Chocolates y Noel (Hoy Nutresa), Suramericana y Argos, para protegernos de la toma hostil que hizo en su momento el llamado Grupo Grancolombiano desde Bogotá.
Hoy, ¡vuelven a intentarlo!. Se pretende la toma hostil de Antioquia a través de esa oferta de adquisición de acciones a todo aquel que quiera venderles. Nosotros, los antioqueños, debemos salir a defender nuestro patrimonio. Y digo nuestro, porque la costumbre, de generación en generación, era que nuestros padres nos dieran de regalo por un nacimiento, o cualquier celebración, acciones de las compañías antioqueñas. Ello hizo que cada antioqueño fuese dueño de nuestras empresas insignes.
¿Y qué pensamos hacer? Así como en medio de las tribulaciones que sufrió el Libertador en 1824, abandonado de todos, gritemos como lo hizo él en Pativilca: ¡“Triunfar”!. Neguémonos a vender las acciones del grupo Nutresa a Nugil o a cualquier otra empresa que no pertenezca a Antioquia.
Así somos por estos lados.
¡Que sepan de que estamos hechos!
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