El bioderecho un paso a la dignidad humana

“…cabe entonces argumentar que el tema de la dignidad humana es el tema de nuestro tiempo […] con relación a la historia; pero ese es precisamente el tema de la temporalidad del bioderecho.”


El hombre en la era de los derechos humanos se enfrenta con una gama de posibilidades de humanización exorbitante que en cierta manera hace que el sujeto esté obligado al buen juicio de la virtud, es decir mantener su esencia del sentido ético y moral. En esa dinámica la bioética no puede ser vista como un discurso más de los tantos que subyacen en los escenarios de las diferentes disciplinas e incluso relativizarlo, o darle un toque positivista, ya que sería caer en el vicio de la categoría del bien y del mal, entendiendo que las Bíos y la ética son factores circundantes a la supervivencia humana.

Por ello, antes de abordar esta ciencia de la vida como una alternativa para hacer de la condición humana algo más placentero en cuanto al bienestar social de algunos conflictos que por prejuicios opacan el prisma del humanismo, debemos entender que la dialéctica de la bioética no se puede desmarcar del discurso de la virtud y del mismo derecho, “cabe entonces argumentar que el tema de la dignidad humana es el tema de nuestro tiempo, como diría el maestro español José Ortega y Gasset con relación a la historia; pero ese es precisamente el tema de la temporalidad del bioderecho.” (Villalobos, 2016) por ello cuando nuestro eje de interés toca el verbo rector de la dignidad indiscutiblemente debemos poner al hombre en su aspecto espacio temporal mediado por el bioderecho, una forma más humana de ver la bioética.

En esta razón, lo humano desde la ética, la sociología y la antropología hace que las narrativas geográficas vean la necesidad de refundar el orden socio-político para avanzar en la resignificación de la condición humana. Así, podremos superar las posturas ortodoxas sobre el aborto, la eutanasia, la exploración benéfica de genoma humano y muchos más tratados que hoy se discuten desde la bioética, y donde el bioderecho viene a jugar un papel significativo para la resolución de los conflictos yuxtapuestos que atentan con un factor esencial para el buen vivir, nos referimos a la dignidad misma del ser que a la vez reviste a las personas de estatus y de condición jurídica, en síntesis de una ética de la dignidad.

Siguiendo estas líneas, podremos ver que en Colombia hoy mantenemos un discurso muy sutil en el campo bioético, las categorías morales alejadas del estado laico han imperado como doctrina jurídica, política y social. El conservadurismo mantiene su posición de manera fuerte, pero en las últimas décadas se han venido dando pasos significativos en el legislativo y la jurisprudencia que han posibilitado desarrollar una praxis del deber ser al ser del bioderecho, escapando así de una intersubjetividad y de una intertemporalidad que sabemos perjudicará en materia de dignidad humana a las futuras generaciones, recordando que el pilar de la bioética siempre debe sostenerse en la autonomía, la dignidad, la universalidad y la correcta información, ya que la técnica de la naturaleza humana y del mismo ecosistema donde vivimos está amenazada y es allí que el bioderecho y la iusfilosofía permitirán abrir escenarios inimaginables para la preservación de la especie, el cuidado y el ocaso de la misma.

Hoy por lo tanto es necesario poner los ojos en un horizonte más amigable con la dignidad humana, derrumbando los prejuicios éticos y morales que se desmarcan de los principios bioéticos, es decir de la autonomía de la persona, la posibilidad de una vida desde el inicio hasta la muerte en el estandarte de la dignidad, el revestimiento de los derechos como un factor universal sin mirar condiciones y posibilidades de acceso y muy importante desarrollar la dialéctica de la bioética desde un principio de la correcta información de la Bíos y la dinámica de eticidad.

El contexto colombiano debe abrir un debate muy amplio en materia bioética para poder encontrar, en este mundo poco explorado, las posibilidades de la ciencia de la vida y coadyuvar con problemas muy serios en los ejes de la salud pública que hoy no dignifican a las personas que padecen dichas condiciones (aborto, eutanasia, exploración científica del genoma humano, la bioética medioambiental…)

Sergio Augusto Cardona Godoy

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