El auge autoritarismo: lo que pasa en el mundo y por qué nos debe importar

“La historia ha demostrado que ninguna sociedad está completamente a salvo del avance del autoritarismo. No es solo una amenaza para quienes se oponen al poder, sino para todos: la censura no discrimina, la represión no tiene límites y, cuando la democracia se debilita, el costo lo paga toda la sociedad..”


En todo el mundo, líderes con discursos autoritarios están debilitando democracias, atacando derechos humanos y promoviendo la división social. Aunque no es una copia exacta del fascismo del siglo XX, el avance de estas ideologías es preocupante. Desde EE.UU. hasta China, pasando por Argentina y El Salvador, vemos un patrón común: el debilitamiento de las democracias y el uso del miedo como herramienta política. Pero, ¿qué significa esto realmente? ¿Qué está ocurriendo en países como Estados Unidos, Rusia, China, Argentina, Venezuela, El Salvador, Nicaragua, entre otros? Y, sobre todo, ¿por qué debería interesarnos esta situación a todos? Este artículo busca explicar de manera clara y sencilla este fenómeno para que todos podamos entenderlo y reflexionar sobre su impacto.

¿Qué es el fascismo y por qué hablamos de su auge actual?

El fascismo fue un sistema político que surgió en el siglo XX, liderado por figuras como Mussolini en Italia y Hitler en Alemania. Se caracterizó por:

  1. Liderazgos autoritarios: Concentrar el poder en una sola persona o grupo.
  2. Rechazo a la diversidad: Perseguir a quienes piensan diferente o pertenecen a minorías.
  3. Uso del miedo: Controlar a la población mediante propaganda y represión.

Hoy, aunque no estamos viendo una copia exacta de esos regímenes, hay gobiernos y líderes que adoptan formas de actuar similares. Esto incluye el ataque a las democracias,ataque sistemático contra la diversidad y los derechos humanos. la división de la sociedad,  y el aumento del control autoritario.

Ejemplos actuales de autoritarismo en el mundo

Donald Trump (EE.UU.)

Promovió el ultranacionalismo y la xenofobia con políticas como la separación de familias migrantes y la restricción del asilo. Retiró a EE.UU. del Acuerdo de París, debilitando la acción climática global. Además, cortó financiamiento a programas de salud esenciales, afectando la lucha contra el VIH/SIDA y otras crisis sanitarias.

Javier Milei (Argentina)

Impulsa una agenda radical de privatizaciones y recortes sociales. Busca eliminar la figura del feminicidio del Código Penal y ha atacado públicamente a organizaciones feministas y sindicatos. Su estilo confrontativo descalifica a la prensa crítica y debilita el debate democrático.

Nayib Bukele (El Salvador)

Ha impuesto un régimen de excepción indefinido, con detenciones masivas y sin debido proceso. Su gobierno ha militarizado la seguridad y debilitado la separación de poderes, consolidando un control absoluto sobre el Estado con gran respaldo popular.

Venezuela y Nicaragua

En países como Venezuela y Nicaragua, los gobiernos han eliminado voces críticas y reprimido a la oposición. En nombre de «proteger al pueblo», concentran el poder en pocas manos y atacan derechos fundamentales, generando miedo y pobreza.

Rusia y China

Putin y Xi Jinping han consolidado regímenes autoritarios. En Rusia, la represión y censura justifican la guerra en Ucrania. En China, el Partido Comunista mantiene vigilancia extrema y controla la sociedad, eliminando disidencia y derechos fundamentales.

¿Por qué está pasando esto?

Estos líderes no aparecen por casualidad. Existen varias razones que explican este regreso a formas de gobierno autoritarias:

  1. Crisis económicas: La desigualdad y la pobreza han aumentado en muchas partes del mundo. Esto genera frustración y desconfianza en los gobiernos tradicionales. Los líderes autoritarios aprovechan este descontento para culpar a otros (migrantes, minorías, opositores) y ganar apoyo.
  2. Miedo al cambio: Cambios sociales como la globalización, las migraciones y las luchas por derechos de mujeres y comunidades LGBTIQ+ generan incomodidad en algunos sectores. Esto se usa para dividir a la sociedad.
  3. Desconfianza en la democracia: Muchas personas sienten que los sistemas democráticos no resuelven sus problemas. Esto hace que prefieran «mano dura» y líderes que prometen soluciones rápidas, aunque eso signifique perder libertades.
  4. Redes sociales: Los autoritarios utilizan las redes para difundir mentiras, crear miedo y atacar a sus enemigos. Las redes permiten llegar a millones de personas rápidamente, muchas veces sin control.
  5. Problemas globales: Crisis como el cambio climático, las pandemias y las guerras generan incertidumbre. En lugar de buscar soluciones colectivas, los autoritarios cierran fronteras y aumentan el control interno.

 

¿Por qué esto nos importa a todos?

Aunque estos ejemplos de autoritarismo pueden parecer lejanos, no lo son. En cualquier sociedad, sin importar su tamaño o ubicación, el miedo, la división y la desconfianza pueden ser utilizados como herramientas para ganar poder y limitar nuestras libertades. Es fundamental estar alertas para no caer en las mismas trampas que ya han afectado a otras sociedades.

Como ciudadanos comprometidos con la democracia y la justicia, debemos unirnos para enfrentar estos desafíos y fortalecer nuestras sociedades. Esto implica:

Educar y dialogar

Entender lo que sucede en el mundo y ser capaces de explicarlo de manera sencilla. El conocimiento es una herramienta poderosa contra el autoritarismo. Hablar sobre estos temas con familiares, amigos y vecinos ayuda a crear conciencia y a prevenir que las narrativas de odio y miedo se propaguen sin cuestionamiento.

Crear unidad

Es crucial respetar nuestras diferencias y encontrar puntos en común. Esto no significa que todos debamos pensar igual, sino que debemos enfocarnos en lo que nos une: el deseo de construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria. La unidad no solo es necesaria para resistir el autoritarismo, sino también para proponer alternativas reales y sostenibles.

Actuar colectivamente

No basta con identificar los problemas y criticarlos. Es indispensable proponer y llevar a cabo acciones concretas que transformen nuestras comunidades. Estas acciones pueden incluir proyectos educativos, iniciativas de apoyo mutuo o programas para fortalecer la participación ciudadana. Lo importante es convertir nuestras ideas en cambios tangibles.

Un llamado a la reflexión

El autoritarismo no llega de un día para otro, se infiltra poco a poco en la sociedad, disfrazado de soluciones rápidas y promesas de estabilidad. Pero su costo es alto: se pierden libertades, las voces disidentes son silenciadas y el miedo se convierte en una herramienta de control. En nombre del orden, se justifican abusos; en nombre de la patria, se persigue a quienes piensan diferente.

La historia ha demostrado que ninguna sociedad está completamente a salvo del avance del autoritarismo. No es solo una amenaza para quienes se oponen al poder, sino para todos: la censura no discrimina, la represión no tiene límites y, cuando la democracia se debilita, el costo lo paga toda la sociedad.

No importa la ideología política: lo que nos debe unir es el compromiso inquebrantable con la democracia, el respeto por los derechos humanos y el rechazo a cualquier forma de poder absoluto. La polarización solo beneficia a quienes buscan dividirnos para gobernar sin oposición. Si permitimos que el miedo y el odio dicten nuestras acciones, abrimos la puerta a un futuro en el que la libertad sea solo un recuerdo.

La resignación no puede ser una opción. La democracia no se defiende sola: requiere ciudadanos dispuestos a cuestionar, a participar y a resistir cualquier intento de socavarla. El autoritarismo prospera cuando callamos, pero se debilita cuando nos organizamos, nos informamos y exigimos transparencia y justicia. La historia nos ha enseñado que ningún régimen es eterno, pero también nos advierte que, si no aprendemos de los errores del pasado, estamos condenados a repetirlos.

Hoy, más que nunca, necesitamos actuar con responsabilidad y compromiso. El futuro que construyamos dependerá de nuestra capacidad para defender la libertad, la igualdad y la dignidad de todas las personas.

Juan Fernando Cañola Rojas

Soy Juan Fernando Cañola Rojas, un soñador que ha decidido tomarse muy en serio sus ideales. Soy parte del Proyecto Amadeus y del proyecto Caminando la Utopía, con la determinación de incidir en el cambio que deseo para nuestra sociedad.

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