“Si un niño ve que no sólo un vecino sino varios se convirtieron en futbolistas profesionales va a encontrar oportunidades reales y asequibles para desarrollar su proyecto de vida en esos ámbitos y ser un actor protagónico en la consolidación del tejido social”.
Soy un convencido de que el arte, la cultura y el deporte son grandes transformadores positivos de la sociedad, ayudan a fortalecer los valores, a construir tejido social y a saber convivir. Es paradójico que el presupuesto que maneja el país para estos componentes siempre esté dentro de los más bajos, lo que lleva a desarrollar estos procesos con las uñas y no siempre con las mejores herramientas. También hay que decirlo, la mayoría de los municipios en Colombia cuentan con espacios gratuitos como las casas de las culturas, escenarios deportivos, escuelas de música, donde pueden tener acercamientos con distintos artes y deportes, pero es una aproximación, por presupuesto no hay suficientes instructores que faciliten el desarrollo y potencialización de los talentos. Los equipamientos existentes se van deteriorando y dañando con el paso de los años y luego no hay recursos suficientes para repararlos.
Los padres de familia, con el objetivo de que sus hijos aprovechen mejor el tiempo libre, los inscriben en distintas modalidades: clases de música, pintura, fútbol, baloncesto, ajedrez, etc., los niños empiezan a explorar. Se van inclinando por lo que más les llama la atención; sin embargo, suele pasar que después de unos años se desestimulan y pierden el gusto por lo que hacen. Una de las razones es que no ven un futuro en lo que practican, lo ven más como una afición; otra está relacionada con que no sienten que avanzan en sus competencias, en municipios de subregiones como el suroeste antioqueño, se dan torneos entre municipios como los escolares o Intercolegiados, pero es escaso competir a más alto nivel y en ámbitos nacionales e internacionales.
Estos procesos merecen todo el apoyo, debería ser aspiracional que todo niño y joven quiera participar con entusiasmo de la distinta oferta cultural, deportiva y artística, porque puede ver un futuro y una forma de vida, para eso se requieren fortalecer estas iniciativas desde lo público, lo que implica inyección de recursos. Para mejorar la calidad hay que tener más instructores; más y mejores escenarios e infraestructura y políticas públicas que garanticen la continuidad de los procesos.
Bajo esas condiciones, tendríamos más talentos destacados en los distintos ámbitos que se volverían referentes y modelos a seguir dentro de sus municipios; si un niño ve que no sólo un vecino sino varios se convirtieron en futbolistas profesionales; que otros conocidos lograron ser músicos de talla nacional e internacional; y otros en escritores reconocidos gracias a las bases que recibieron en su territorio, va a encontrar oportunidades reales y asequibles para desarrollar su proyecto de vida en esos ámbitos y ser un actor protagónico en la consolidación del tejido social.
Una de las obligaciones del estado es generar las condiciones para que los ciudadanos puedan desarrollar sus proyectos de vida, luego está la responsabilidad en cada persona de poder aprovechar las oportunidades que el entorno brinda; lo cierto es que los procesos culturales, artísticos y deportivos son protagónicos en la construcción de mejores seres humanos y por tanto de una mejor sociedad.
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