El arte de la palabra

Autor de la Ilustración: Fernando Montoya Aramburo. Instagram: @turbocolors

“La historia cuenta que un día de los ochenta ocurrió algo insospechado en algún barrio, al otro lado. Música conoció a filosofía, no debió haber ocurrido nunca. Pero ese día los hijos descendientes de familias enemigas, iniciaron un idilio imposible y prohibido, como moderno

Romeo y Julieta. Música y filosofía vivieron su historia secreta; no funcionó, pero de aquella unión nació un monstruo, que dicen que hoy vive entre nosotros. Le llamaron por muchos nombres, sufrió millones de persecuciones por parte de industria y hombre.

Dijeron de él que era peligroso, pero yo le conozco y sé que solo ataca a las ratas. Algunos le llamaron rap, otros Hip-Hop, para otros fue aquella voz de su interior. Nunca se pierde, porque nunca deja rastro. Nach Scratch, el Chojín. Hemos creado un monstruo”

El Chojin feat Nach – Hemos creado un monstruo

Desde que me despierto, desde que mi conciencia regresa del mundo onírico, hasta que retorno a ese otro mundo donde las leyes físicas no aplican, me acompaña mi inspiración: la música que conocí alrededor de los 10 años gracias a mi hermano, el R.A.P.

Con la primera canción quedé enganchado, como si fuera una droga. Fue algo impactante para mi cerebro, no solo por la perfecta mezcla de ritmos y samples que acompañaban la instrumental, sino también por la libertad que sus letras me transmitieron. Desde ese día entendí que lo mío, mi libertad, el verdadero tesoro de mi existencia, radicaba en las palabras.

Esas palabras, en un momento de mi vida, me hicieron entrar en un círculo vicioso de dolor, pero también me liberaron. Me hicieron ser consciente de cómo debía actuar, me enseñaron a sentir y pensar, me inspiraron para hablar y escribir. Nunca me atreví a improvisar o rapear, porque entendí que mi misión en la vida residía en otro estilo de expresión, no solo a través de columnas de opinión, sino también mediante mis poemas, mis novelas en construcción y el plasmar mis ideas filosóficas en el papel.

Me enseñó que la lectura es fruto del crecimiento personal, que las experiencias de la calle traen valores y enseñanzas invaluables que deben ser compartidas. Me enseñó a resurgir cuando estaba en el abismo, me enseñó a entender que fui yo mismo quien se metió en la mayoría de las cárceles emocionales que he transitado a lo largo de mi vida.

Me enseñó el verdadero concepto de la libertad, pues en un momento caí en el libertinaje del que hablan muchos raperos, pero otros me hicieron captar la realidad de tomar decisiones correctas, las que nutren el amor propio. Hoy, después de 18 años de escuchar sus rimas, sus versos y su poesía, comprendo lo que quiso decir el maestro Nach en la canción “Manifiesto”: R de revolución, A de actitud, P de poesía. Ese fue el mensaje más impactante que pude recibir de esa canción.

Me enseñó a entender que la revolución no se hace para generar caos, sino para establecer orden a partir de la libertad, el respeto y la justicia. Que la actitud implica asumir con responsabilidad las decisiones que tomamos a lo largo de la vida, y que la poesía le da el toque sensual y romántico a todas las experiencias que vivimos.

Puede que este escrito quede corto, porque, como dicen, la mente de los poetas nunca se queda quieta. Queda corto porque siempre habrá otro que lo confirme, y así sucesivamente, lo que hace de esta música algo eterno que prevalece en el tiempo, pues son ideas que no pueden ser destruidas. Es revolución, y si esta tiene un sentido correcto, perdurará.

Puede que aquellos que escuchen otros géneros musicales encuentren su inspiración en ellos, y me encanta. Si todos viviéramos bajo las mismas decisiones y gustos, ya nos hubiéramos extinguido hace mucho tiempo. Pero a través de este escrito quiero expresar mi inspiración, lo que hace que mi cerebro analice de manera constante esta realidad, este monstruo que activa mi conciencia. Puede que no sea la música más conocida, pero eso no importa. Como termina la canción citada: “La revolución jamás será televisada. PAZ.”

Simón González Mesa

Soy abogado de la Universidad CES y soy un apasionado de la filosofía, psicología y del derecho. Me gusta ayudar a la gente con mis experiencias y conocimientos.

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