La reciente muerte de Felipe Moreno Montaña, alias ‘Hermes’, líder de la Segunda Marquetalia, ha generado una tormenta de controversias y contradicciones en el gobierno colombiano, especialmente entre el Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, y la cúpula militar y policial.
Otty Patiño ha señalado que la muerte de ‘Hermes’ no fue producto de un combate, como lo ha declarado el Ejército, sino una operación planificada. Estas declaraciones han desatado una serie de críticas, tanto de sectores políticos como de asociaciones de exintegrantes de la Fuerza Pública. La desconfianza se ha incrementado con las acusaciones de Patiño, quien insiste en que se investigue el operativo.
La Segunda Marquetalia, grupo que surgió tras el incumplimiento del Acuerdo de Paz por algunos excomandantes de las FARC, ahora se encuentra en diálogos de paz con el gobierno de Gustavo Petro. Patiño, durante la instalación de la mesa de conversaciones en Caracas, Venezuela, expresó su pesar por la muerte de ‘Hermes’, lo que, según él, podría minar la confianza de la Segunda Marquetalia en estas negociaciones.
Esta postura ha sido fuertemente criticada por diversos sectores. El senador Carlos Motoa de Cambio Radical recordó que el respaldo al Acuerdo de Paz se dio con la condición de que los reincidentes recibirían trato de criminales. El senador liberal Mauricio Gómez Amín señaló que las declaraciones de Patiño deslegitiman los esfuerzos de las Fuerzas Armadas por proteger a la población civil. Humberto de la Calle, por su parte, manifestó su respaldo al ministro de Defensa, Iván Velásquez, subrayando la necesidad del uso legítimo de la fuerza para defender los derechos de las personas.
La cúpula militar y policial ha defendido la operación, con el general William René Salamanca, director de la Policía Nacional, afirmando que la Fuerza Pública cumple un papel constitucional y que seguirán a la ofensiva contra la criminalidad. Esta postura se refuerza al considerar que el cese el fuego con las disidencias de las FARC fue suspendido en marzo en los departamentos del Valle, Cauca y Nariño, permitiendo así la acción militar en estas regiones.
El expresidente César Gaviria también criticó a Patiño, cuestionando la viabilidad de alcanzar la paz «pidiendo perdón por la muerte de un guerrillero». Gaviria se preguntó si el presidente Petro, el ministro de Defensa y los comandantes de las Fuerzas Armadas están de acuerdo con las declaraciones de Patiño.
La controversia pone en evidencia las profundas divisiones y desafíos que enfrenta el gobierno colombiano en su búsqueda de la paz, equilibrando la necesidad de justicia y la legitimidad de las operaciones militares con los esfuerzos por mantener y fortalecer los diálogos con los grupos insurgentes. La situación subraya la complejidad del proceso de paz en Colombia, donde cada acción y declaración puede tener repercusiones significativas en la confianza y en las dinámicas de poder entre el Estado y los grupos armados.
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