El alcalde-faraón y su “mínimo vital” de playa (y mar)

Corría mayo del 2022 y la campaña por la Casa de Nariño reportó una importante novedad: Rodolfo Hernández -a la usanza un contubernio extraño entre populismo de derecha y hartazgo estratosférico- superó a Federico Gutiérrez -el candidato de Duque y los clanes regionales- en las encuestas. Mala hora para Fico y sus aliados. Esa remontada de Hernández se debió tanto a sus propuestas absurdas como a su carácter de santandereano indomable. Y dentro de sus propuesta (cada una más ridícula que la anterior) destacó aquella que prometía que en su eventual gobierno cada colombiano tendría el derecho a conocer el mar.

Así como suena: para Hernández el acto de conocer el mar tenía la vocación de derecho fundamental.

Y recuerdo que Federico Gutiérrez, asediado por su debilidad en las encuestas y su precario conocimiento de las problemáticas del país más allá del Valle de Aburrá, solía calificar las caricaturescas propuestas de Hernández como populismo barato.

Pues bien, ya Hernández descansa el sueño de los justos (eso creo) y Fico, convertido nuevamente en alcalde sobre todo presionado por sus financiadores, decidió retomar su absurda promesa en una movida, si se quiere, más grotesca: traer la playa y el mar a la ciudad porque en una distorsionada visión de la realidad “es lo único que le hace falta a Medellín”.

No quisiera navegar sobre el mar de la reiteración, puesto que la demora fue que Fico presentara los pilares de su proyecto faraónico para que varios columnistas lo cuestionaran por inconveniente. No es para menos, no siempre un alcalde se saca de la manga una inversión de 195.000 millones para dotar de playa y mar la ciudad que gobierna. Ni en la más agreste imaginación del realismo trágico -tan cotidiano en nuestro país- se había pensado en algo de tal magnitud.

Por ello, en la entrada de la presente columna me remito al Fico candidato presidencial, el mismo que con encono caricaturizaba las propuestas caricaturescas de Hernández, pero que, apenas retornó al poder y sacó a relucir el peso de la chequera, no vio problema en convertir lo caricaturesco en realidad. Poco importa que el “Mar Medellín” nunca haya figurado en la narrativa de su deslucida campaña (solo enfocada a defenestrar a Quintero y sus secuaces); que tampoco se haya discutido en trámite notarial en el Concejo; o que aparezca por la curvas del Plan de Desarrollo; tampoco que no sea resultado de una auténtica discusión de ciudad.

Y esto último es lo que me resulta más problemático, no tanto que se invierta una cantidad impresionante de recursos públicos en la adecuación y transformación de un espacio público (Medellín a diferencia del 90% de los municipios del país se puede dar ese lujo), no, no es eso, es que Fico haya asumido arrogante y unilateralmente; tal vez, en su autodenominada condición de “alcalde de la gente”, lo que resulta prioritario para la ciudad. Y en su visión distorsionada de la realidad es una especie de “mínimo vital” de playa y mar, así sea un mar a pequeña escala o en versión artificial. Solo anotare que Hernández contó con más perspectiva dado que prometió un derecho inalienable a conocer el mar, pero el verdadero, el de carne y hueso.

Más bien creo que ese proyecto faraónico de Fico va en la línea de una estrategia de posicionamiento hacia la campaña presidencial del 2030. No lo dudo. Fico no ha dejado de lado aquella frustrada pretensión por la Casa de Nariño y convenientemente tal vez considere que solo bastaría una obra extravagante para no repetir el fracaso del 2022.Cuestión de prioridades.

No es el mínimo vital de agua; el mínimo vital de acceso y garantía a los servicio público; el máximo de adecuación de las vías de las barriadas populares; el rescate financiero de la Universidad de Antioquia; la erradicación del hambre. Tan solo es la prioridad y capricho de un alcalde-faraón empeñado en estampar su firma en mármol pensando en las elecciones del 2030. Ni más, ni menos. Son los políticos y sus prioridades. La historia de nunca acabar, tan extensa y profunda como el mismísimo mar.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, UdeA. Magister en Ciencia Política. Asesor e investigador. Es colaborador de Las2orillas y columnista de los portales LaOrejaRoja y LaOtraVoz.

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