El ajedrez actual de las RRII

La política exterior norteamericana ha estado identificada desde la segunda guerra mundial por la protección a los derechos humanos, el mantenimiento de sus aliados a lo largo del globo y la imposición de gobiernos democráticos transitorios a modo de Estados Satélite para mantener su influencia especialmente en Europa y medio oriente. Con Trump a la cabeza de la mega potencia mundial, se ha visto un giro en el ajedrez político por su poca cohesión en el discurso y la práctica de los ideales occidentales. Observemos cómo dicho cambio en las relaciones interestatales afecta el panorama diplomático en el escenario internacional.

El mariscal Al Sisi (presidente de Egipto) el cual tiene un gran historial de violación de derechos humanos es ahora uno de los aliados más cercanos de Trump.  Duterte, el mandatario filipino que lanza narcotraficantes de helicópteros e insultó al ex presidente Obama, es otra ficha clave para la superpotencia ahora que Putin le dio la espalda en la toma de una ciudad filipina por parte del Estado Islámico. Ambos mandatarios parecen muy coligados en la arena internacional. Erdogan de Turquía, un presidente abrumado por las constantes protestas y con talante autoritarista, parece haber alcanzado un nivel de amistad afín con los norteamericanos en su lucha “del bien contra el mal” y la repartición de Siria que tanto interesa por su conflicto multicultural.

Por otro lado, la Rusia imperialista de Putin, que se ha caracterizado por ser el régimen mas antagónico de los Estados Unidos desde finales de la segunda guerra mundial, ahora pinta como el aliado militar preponderante de Trump a la hora de establecer estrategias en medio oriente en el cual ambos tienen intereses similares (petróleo y posiciones geopolíticas) y al parecer se dividirían Siria e Irak en un pacto, ambos desangrados por la guerra civil. Finalmente el aliado estratégico más importante de Estados Unidos: Arabia Saudita.

La gerontocracia Saudí, caracterizada por la extrema radicalización del Islam y ausencia de apertura al mundo internacional, celebra la llegada de Trump con fines económicos y militares, luego de que Trump anunciara una transferencia armamentista que supera cualquiera en el pasado de la historia norteamericana (110.000 millones de dólares) dejando en jaque su confianza con su hermano menor: Israel que aunque comparte con Riad el ataque al Estado Islámico, siente recelo por el fortalecimiento de la relación entre estos dos Estados.

Teniendo este panorama de aliados y lobbies políticos en las RRII ¿quiénes son los realmente perjudicados? La respuesta es simple: Europa. Alemania bajo el liderazgo de Merkel debe trabajar arduamente como cabeza de la Unión Europea para mantener a flote tan altruista proyecto. Con el apoyo de Macrón, tendrán que muletear y hasta sacrificar algunos peones para enfrentar una posible coalición económica y militar entre Estados que nunca se imaginaron que tuviesen que enfrentar.

Alemania, gran amigo de Obama en su mandato al igual que Francia, están ahora solos, jugando por su cuenta contra un ejercito lleno de reinas y reyes que pondrán en jaque toda su influencia política, de la mano de un presidente impredecible y con poco tacto diplomático.

Pero es precisamente lo imprevisible lo que esperanza a Merkel y sus aliados pues hoy los aliados de Trump son unos y mañana serán otros. Eso si, no hay duda que el mayor enemigo de los Estados Unidos es su propio presidente. El estandarte de valores y la apertura diplomática que pregona Europa se ve amenazado por la desintegración en las relaciones con su antiguo aliado, y tendrán que cambiar las fichas del tablero si desean gestar nuevos horizontes.