Las edificaciones enfermas se han convertido en una problemática cada vez más frecuente en Medellín, que tienen repercusiones directas en las personas que pusieron todos sus ahorros con la esperanza de tener una vivienda propia y de un momento a otro ven como sus esfuerzos se esfuman, pero también en la ciudadanía y en el gremio constructor, ya que se presentan impactos urbanísticos en la ciudad y se pierde confianza en el mercado inmobiliario.
Hay que mencionar, además, que hay personas que han perdido la vida a causa de estas edificaciones enfermas, y solo hace falta recordar episodios tan dolorosos como el del Edificio Space, en donde murieron 12 ciudadanos en el repentino colapso de la estructura.
Tristemente el escenario se ha repetido en varias partes de la ciudad, poniendo en vilo a miles de familias y dejando a la ciudadanía desconcertada ante estos hechos lamentables, y la pregunta que muchos nos hacemos es ¿Por qué siguen ocurriendo esto? ¿Dónde están los entes de control y las curadurías? Y más indignante aún ¿Por qué a las personas afectadas les sigue llegando el cobro del impuesto predial y de valorización?
Adicional a esto, también debemos pensar en las consecuencias ambientales que derivan de una construcción enferma, porque la construcción de una edificación implica una carga contaminante, y si esta no tiene la vida útil que tenía prevista desde un comienzo y adicionalmente hay que implosionarla o demolerla, pues las afectaciones a nuestro ecosistema son mucho mayores.
Ante esta realidad, desde el año pasado le venimos poniendo la lupa a esta problemática al igual que al de estafas inmobiliarias, y quiero decirle a todos los medellinenses que desde nuestra curul defenderemos el NO cobro de impuestos predial y de valorización a quienes hayan sido afectados por estas construcciones con fallas estructurales graves.
Pero el tema no acabará ahí, pues también estaremos vigilantes de los entes de control que tienen en su misionalidad evitar que esto vuelva a ocurrir, porque aquí no debemos tener una mirada de problemas ente privados y particulares, sino en un asunto de ciudad.
Cuando invertimos en nuestro hogar, cuando soñamos con tener a nuestras familias seguras, lo menos que esperamos es que el sueño no se convierta en una pesadilla. Desde la institucionalidad debemos brindar confianza y garantías para la ciudadanía, y atacar el mal de raíz, es decir, no podemos permitir que avivatos que construyen edificaciones con falta de ética, sigan jugando con las esperanzas de los medellinenses.
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