Diversificación de la complejidad económica colombiana: una mirada de la dependencia de los recursos no renovables

Nuestro país presenta un crecimiento económico que se ha sostenido en las últimas décadas, basando un alto porcentaje de su economía exportadora en recursos no renovables como el petróleo, el carbón y el oro. Las exportaciones para el año 2021 fueron de 53,3 billones de dólares. Según la matriz exportadora del Observatorio de Harvard, el petróleo aportó 12,3 billones de dólares, equivalentes al 23,11% de las exportaciones; el carbón, 5,57 billones de dólares, equivalente al 10,45% de las exportaciones; y el oro, 3,08 billones de dólares, equivalente al 5,78% de las exportaciones. Estos tres productos representaron el 39,34% del total de los ingresos por exportaciones del año en mención.

Esta alta dependencia de ingresos internacionales derivada de productos no renovables genera retos importantes. Este ensayo explora la dependencia económica de las exportaciones colombianas, concentrada en unos cuantos productos, y los problemas asociados a esta. También analiza el contexto internacional actual y las estrategias para mitigar los riesgos que esta situación representa, así como la necesidad de empezar a fortalecer otros sectores importantes, como el sector de la tecnología, las energías limpias y el turismo, buscando equilibrar mejor la balanza comercial colombiana que para el año 2021, presentó un valor de 53,3 billones de dólares en exportaciones y 75,2 billones de dólares en importaciones, generando una balanza comercial negativa de 21,9 billones de dólares. Esta situación es una tendencia que se ha presentado a lo largo de los años, donde el país genera mayores pagos económicos en importaciones que en ingresos por exportaciones.

Sumando a todo lo anterior el hecho de que Colombia es un país altamente dependiente de las decisiones o situaciones económicas y políticas de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, y considerando otros factores geopolíticos y económicos en el mundo que podrían beneficiar o perjudicar el ámbito internacional de la nación, generando constantes fluctuaciones en los precios de las materias primas y productos terminados, además de aumentos en los costos de las operaciones logísticas nacionales e internacionales, lo que incrementa los retos para la economía colombiana. Teniendo también presente que, geopolítica y económicamente, Colombia está posicionada estratégicamente en la región andina, limitando con Brasil, Venezuela, Ecuador y Perú. Las tensiones regionales, como la crisis geopolítica actual en Venezuela y las diferencias ideológicas del gobierno argentino con el actual gobierno colombiano, también han generado impactos directos sobre la estabilidad económica internacional de Colombia.

En el contexto internacional actual, es importante que el país desarrolle y adopte diferentes estrategias que ayuden a disminuir la alta dependencia económica de recursos no renovables en las exportaciones, buscando diversificar las fuentes generadoras de ingresos de divisas. Dentro de las posibles estrategias, se encuentra el fomento a la innovación y la tecnología para apoyar diferentes sectores económicos. La creación de hubs tecnológicos y el apoyo desde las políticas estatales a la investigación y desarrollo podrían impulsar a que el país se convierta en un centro de innovación y desarrollo importante en América Latina.

Es relevante considerar la importancia de incrementar el desarrollo de la manufactura avanzada y del sector de servicios financieros, que podrían reducir la vulnerabilidad de la economía a los cambios en los precios de adquisición de materias primas internacionales. Otro factor que podría ayudar al crecimiento económico colombiano sería el fomento de una integración con las naciones vecinas, lo que facilitaría el acceso a nuevos mercados y disminuiría la dependencia de mercados globales como el chino y el estadounidense.

Muchos países han incrementado el porcentaje de participación del sector turístico en su matriz exportadora. En el caso de Colombia, en el año 2019, antes de la pandemia, presentó 5,68 billones de dólares, lo que representaba el 10,82% de los ingresos en las exportaciones totales para ese año. Sin embargo, en 2020, debido a la pandemia, este porcentaje cayó fuertemente al 3,97%, generando 1,57 billones de dólares en la matriz exportadora. Desde entonces, el sector ha mostrado una recuperación importante en términos de aportes porcentuales a los indicadores de exportaciones colombianas.

Es un sector al cual el país debe apostar fuertemente. Para ello, es necesario enfocar políticas que solidifiquen este sector, buscando capacitar a las personas en temas clave relacionados con el turismo, mediante una alianza entre la academia y la empresa. Estos temas incluyen: el dominio del inglés y otros idiomas, atención al cliente, manejo de intercambio de divisas, entre otros aspectos. Además, se debe fomentar el emprendimiento en líneas de negocio relacionadas con los servicios que los turistas requieren, tales como: alimentación, hospedaje, alquiler de vehículos, guías turísticos, servicios de limpieza, entre otros

El gobierno debe garantizar, mediante diferentes controles nacionales y con el apoyo de los entes territoriales y la fuerza pública, la seguridad de los visitantes que ingresan a Colombia para realizar turismo. Todo lo anteriormente mencionado contribuirá a solidificar el crecimiento de los visitantes al país, además de mejorar el servicio prestado.

Es fundamental trazar metas desde la sostenibilidad y las energías renovables, ya que estas podrían disminuir los impactos negativos de la explotación de recursos naturales y posicionar al país en términos de sostenibilidad ambiental en la región. Buscar por medio de la inclusión de nuevas alternativas energéticas impactar positivamente en nuestra matriz exportadora y bajar paulatinamente la dependencia de los recursos naturales no renovables.

Con todo lo anterior, centremos la atención y profundicemos en el sector relacionado con la innovación, la ciencia y la tecnología. Este sector presenta cada vez índices más altos de crecimiento en muchas de las economías emergentes del mundo y es un sector estratégico para las grandes potencias. Es uno de los posibles caminos para disminuir la dependencia de las exportaciones de recursos naturales, además que ayudaría a tecnificar los procesos industriales y agrícolas, incrementar la eficiencia de las cadenas de suministros, optimizar las operaciones y reducir los costos organizacionales, generando así una mejor competitividad en el mercado.

Este sector presenta incrementos significativos, gracias al fomento de la inversión en startups tecnológicas y al mejoramiento de la infraestructura digital. Las principales ciudades del país, Bogotá, Medellín y Cali están posicionadas como centros tecnológicos emergentes con un alto apoyo a los startups y a los emprendimientos tecnológicos. Este sector ha visto un incremento en su participación porcentual en las exportaciones colombianas, que, para el año 2021, según el Observatorio de Harvard, aportó el 7,15%, equivalente a 3,81 billones de dólares.

Para incrementar la participación porcentual de los ingresos del sector ICT en el país, se podría impulsar fuertemente desde la academia, fortaleciendo los programas educativos de ciencia, ingeniería, tecnología e innovación, con el objetivo de desarrollar personas con altas capacidades para involucrarse en el crecimiento tecnológico del país. Es crucial la participación conjunta del Estado, las empresas y las instituciones de formación académica en los diferentes niveles educativos. El Estado puede apoyar mediante incentivos fiscales y subsidios a empresas que desarrollen o implementen tecnología en sus procesos organizacionales. Así mismo, se podrían crear ecosistemas de innovación, como parques tecnológicos y zonas especializadas de libre comercio enfocadas en las ICT, que podrían atraer inversiones nacionales y extranjeras. Se podría también impulsar el crecimiento de este sector desde las estrategias internacionales de exportación e importación, pensar en beneficios tributarios para las empresas que exporten y beneficios arancelarios y tributarios para las empresas que importen tecnología pata tecnificar sus cadenas de suministro. Además, pensar en alianzas estratégicas con países desarrollados interesados en crear hubs de innovación en el país, ha estos inversores el estado podría generar beneficios tributarios atractivos para que generen la inversión en el país.

Se concluye que las cifras estadísticas de las exportaciones colombianas han demostrado a lo largo de la historia la alta dependencia de la economía internacional colombiana en su matriz minero energética que son recursos no renovables, esta dependencia ha generado grandes desafíos, por lo que se hace necesario que el país adopte estrategias políticas y económicas que impulsen el crecimiento de otros sectores claves como ICT, turismo, Energías alternativas y de esta manera reducir la vulnerabilidad y los impactos que se presentan en el crecimiento económico Colombiano, podría ayudar a tener mejor resiliencia del país y sostenibilidad, disminuyendo la dependencia del flujo de capital generado por la explotación de recursos naturales no renovables. Se debe partir de generación de políticas claras y alineadas a las necesidades del país y la cohesión EstadoEmpresa-Educación para ir mejorando constantemente en el crecimiento económico colombiano y poder disminuir la brecha de desigualdad económica.

El país enfrenta varios desafíos, como el narcotráfico y la corrupción tanto en el estado como en el sector empresarial. Estos factores, a lo largo de la historia, han sido un cuello de botella para generar mejores inversiones sociales e incrementar el desarrollo. Estos problemas impactan directa e indirectamente en las exportaciones e importaciones colombianas, representando un gran reto para el país. Según datos de Transparencia Colombia, el país mejoró en el indicador del índice de percepción de la corrupción al pasar del puesto 91 en 2022 al puesto 87 en 2023. No obstante, sigue siendo un país con altas cifras de fuga de dinero debido a los robos perpetrados por empresarios y políticos.

Como ejemplo de cómo un país puede transformarse en una potencia económica, se puede hablar de Singapur. Hace medio siglo, era una isla pobre. Sin embargo, bajo el liderazgo de Lee Kuan Yew, quien fue nombrado primer ministro en 1965, el país logró la independencia de Malasia y se convirtió en una nación autónoma. Lee Kuan Yew implementó políticas rigurosas para reducir la corrupción en el estado y las empresas, promovió la construcción de viviendas sociales para la población y realizó una alta inversión en educación, considerándola un eje crucial para el crecimiento económico. Además, Singapur abrió sus puertas a las industrias globales, estableciendo políticas fiscales atractivas que ayudaron a mejorar la empleabilidad y a incrementar la producción manufacturera intensiva para exportar a países desarrollados, reduciendo así la dependencia de importaciones y mejorando notablemente su balanza comercial.

La ubicación estratégica de Singapur, situada entre los continentes de Asia, Oceanía, África y Europa, facilita el paso de mercancías. Esto llevó a que, en la actualidad, según cifras de la página El Mercantil, el puerto de Singapur ocupe el segundo lugar en el ranking de los 30 puertos más importantes del mundo. Las cifras actuales, según el Observatorio de Harvard, sitúan a Singapur en 2021 como el cuarto país con el mejor PIB per cápital, con un promedio de 77.710 USD anuales por habitante. Además, Singapur ocupa el quinto lugar en el Índice de Complejidad Económica (ECI) de 133 países y se proyecta un crecimiento económico del 2,79% para el año 2031.

Jhon Fredy Zuluaga M.

Ingeniero industrial de la Universidad Nacional y Administrador Logístico de Esumer.

Docente universitario del Sena, Esumer y Tecnológico de Antioquia.

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