“La insolente belleza detrás de los gritos y la distorsión de los que tienen la valentía de joder con todo y contra todo”.
Vivimos épocas de confusos matrimonios ideológicos que parecen haberse escurrido hasta los confines más insospechados. No en pocos contextos, los espacios de representación y expresión están pretendidos por usos e intenciones políticas, y dicho sea de paso, tras ese afán de reflexiones y moralejas, las bandas han ido ablandando la rebeldía y la irreverencia que una vez les caracterizó. Hacer música abiertamente ofensiva y políticamente incorrecta, hoy por hoy, es una especie de declaración de guerra en contra de innumerables colectividades que exigen de la cultura ese consuelo de sus proyecciones, en el que un montón de hippies entachados se las pican de antisistema y de punkeros.
Discrepancia es una banda de D-beat y Punk que surge en el año 2023 con la intención de resonar, con contundencia y crudeza, mediante críticas directas y brutales a todas esas pretensiones absurdas de la sociedad que pretende ocultar con frasecitas cursis su propia naturaleza contradictoria y violenta. Es por eso que los puñales oxidados, las infecciones bacterianas, las diatribas contra el feminismo y el servicio militar, así como la propia vida destructiva son los temas de sus canciones. Cuentan a la fecha con un EP “Todo me lo paso por las nalgas” con 6 composiciones propias, y actualmente desarrollan nueva música que sigue centrándose en los devenires sórdidos y mordaces de la naturaleza humana.
Han recorrido ya varios circuitos y ciudades en los que han ido ganando seguidores y detractores por igual. Su última presentación fue en Punk Al Parke, en la ciudad de Bogotá. Pese a su relativamente corta carrera, ya han conseguido llegar a instancias representativas para la escena local y nacional, por lo que vale la pena reflexionar en torno a la autenticidad de la propuesta y su capacidad de no dejar indiferente a nadie.
Resulta fácil, para muchos sectores de la sociedad, restar importancia a las propuestas culturales disruptivas que se gestan desde la clandestinidad del Underground y la autogestión. Pero la lógica de la rentabilidad, la mercadotecnia y la propaganda no aplica para este contexto. Bandas como Discrepancia son una cuestión de pasión y talento, una esencia de impacto que no depende de las trivialidades del dinero, la moda o los aplausos fáciles, puesto que han tenido la capacidad de lograr ser incómodos, incluso para aquellos que han dicho, durante años, reconocerse en este tipo de escenas. La evolución de un género musical radica no solo en las posibilidades de los sonidos, sino también en los sustratos conceptuales, y si estos reflejan, como en el caso de Discrepancia, la insolente belleza detrás de los gritos y la distorsión de los que tienen la valentía de joder con todo y contra todo, podremos decir entonces, que allí afuera todavía existen bandas capaces de nadar contra la corrente y hacer que el Punk vuelva a ser algo auténtico y contestario.
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