Diccionario de Palabras Incomprendidas: Amanecer

Pequeño Diccionario de Palabras Incomprendidas.

AMANECER: Dicen por ahí que mientras el sol brille, un rey, no debe estar bajo él. Creo que eso lo dijo César cuando estuvo frente a Ptolomeo y vaya que error. El sol es el mismo para un rey que para un hombre, el sol que despunta en el oriente es igual para el que vive en el norte, en el sur o incluso para quien vive por donde se oculta: el occidente, sin distinción.

Lo mismo pasa en las mañanas cuando se abren los párpados y reciben su luz; los ojos ven a todos sin distinción, ven, inclusive, a la misma oscuridad porque la distinguen.

Si. Amanece con el sol, amanece con la mirada, pero también amanece cuando la misma vida fenece con cada intento de volverla cruel; cuando la crueldad se supera, amanece a una nueva vida, no somos los mismos, somos otros y a lo mejor nos volvemos más sabios o quizás menos estúpidos.

Yo he visto amaneceres, mil y una vez; unos el mismo día, otros años después. Yo no soy el mismo después de amanecer y no le temo a cada uno, le temo a no verlos, le temo al atardecer.

Soy reluciente como el sol en el horizonte, cuando aprendo de mis desdichas y las vuelvo dichas. Amanezco y estoy vivo, más no cuando respiro sino cuando acepto; soy del oriente cuando veo lejano el occidente. Soy creciente cuando asciendo a los cielos azules o grises y no cuando a las espaldas aparece la noche sin estrellas.

El amanecer no es un regalo de los dioses, es un regalo de la inteligencia que me permite reconocer que solo soy un ser humano, no cuando mi cuerpo se reconoce en su fisiología sino, cuando el sol que me alumbra -ese que César negaba para los reyes-  no cumple su labor de astro dominante sino cuando su luz me deja poder ser más sabio.