“Respeto profundamente el significado de la muerte digna, pero soy un convencido de que la eutanasia no debe ser un producto aprovechable para generar sintonía, rating, likes, reposteos, corazoncitos, pulgares arriba o cualquier otro símbolo de la sociedad hipermedializada en la que vivimos, donde al parecer vale más la apariencia que la esencia”.
Recientemente se hizo tristemente viral la eutanasia de Javier Acosta, un hincha de Millonarios que solicitó este procedimiento a causa de una patología que lesionaba su dignidad humana a tal punto de no querer vivir.
Pero quiero explicarme mejor para que no se malentienda lo que quiero decir con el calificativo de “tristemente viral” y termine siendo catalogado como un anacrónico quejumbroso.
La eutanasia es un recurso que ha permitido a muchos pacientes encontrar un descanso a su sufrimiento y recuperar la dignidad humana que todo ser humano debe atesorar. Soy un convencido de que la eutanasia es un derecho que reivindica la condición del ser humano que no merece sufrir más allá de lo necesario (parece que hay una justa medida incluso para esto, pero esa es una discusión que merece otra columna) y por ello aplaudo y respeto profundamente a quienes toman esa trascendental decisión.
Tristemente, veo una tendencia funesta de utilizar la eutanasia como un evento que, en vez de reivindicar la dignidad humana de aquellos que padecen esos sufrimientos insoportables o de aquellos que invariablemente los van a sufrir (estoy de acuerdo con que no hay que llegar al sufrimiento máximo para tener una muerte digna), termina convirtiendo a la eutanasia en un patético show mediático en redes sociales y en los noticieros, que usan, sin el más mínimo pudor, la dignidad humana como una mercancía periodística.
Ni qué decir de aquellos usuarios de las redes sociales que, acudiendo a su derecho a la libre expresión, abusan de sus ínfulas de cronistas malogrados, inundando las redes sociales, invadiendo la privacidad de los recintos médicos, de los pacientes y del mismo eutanasiado (permítanme la licencia de usar este neologismo obtuso) y terminan volviendo viral un momento tan íntimo y tan importante para una persona en esta situación.
Soy de los que opinan que en redes sociales, cuando lo viral invade la intimidad, el concepto de divulgación se deforma en la más vulgar de las intromisiones.
No hay el más mínimo respeto por el ser humano cuando se usa y se abusa de la coyuntura para buscar protagonismos que rayan en la indecencia, y peor aún, cuando viene del mismo paciente que va a recibir la eutanasia, me lleva a cuestionar si realmente entiende el profundo significado de este procedimiento.
Respeto profundamente el significado de la muerte digna, pero soy un convencido de que la eutanasia no debe ser un producto aprovechable para generar sintonía, rating, likes, reposteos, corazoncitos, pulgares arriba o cualquier otro símbolo de la sociedad hipermedializada en la que vivimos, donde al parecer vale más la apariencia que la esencia.
P.D. No dude en escribirme sus comentarios a mi cuenta de X @sanderslois.
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