“La gestión integrada del agua es un asunto de equidad social para las comunidades más vulnerables y debe ser una política estratégica y prioritaria del próximo gobierno nacional en la búsqueda del bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población en el marco del Estado social de derecho”.
La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas – ONU, decidió en la 93ª sesión plenaria del año 1992 en el marco de la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en la ciudad de Río de Janeiro “declarar el 22 de marzo de cada año Día Mundial del Agua”, con la finalidad de (i) destacar la contribución del agua dulce al bienestar social y la productividad económica; (ii) resaltar situaciones de escasez de agua o limitaciones en el acceso; (iii) generar conciencia desde lo local de la necesidad de promocionar la conservación sostenible del agua.
El tema establecido por la ONU para este año fue “Aguas subterráneas, hacer visible lo invisible” (https://www.un.org/es/observances/water-day), con el que se pretende centrar la atención en las aguas que están bajo tierra pero que filtran océanos y pueden ser extraídas por medio de pozos hasta la superficie “para fines de consumo, saneamiento, producción de alimentos y procesos industriales”. La protección de las aguas subterráneas y su utilización de forma sostenible permitirá garantizar las necesidades de la población y enfrentar el cambio climático.
En el proyecto denominado “Aguas Subterráneas y Acuíferos” el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible llama la atención sobre la importancia de este tema, pues se trata de una reserva del 29,7% del agua dulce disponible en el planeta. Es decir, en el subsuelo se encuentran fuentes importantes de recursos hídricos. De forma concreta, según los datos existentes se calcula que al menos en el 75% del país tenemos condiciones óptimas para disponer de almacenamiento y aprovechamiento de aguas subterráneas. Lo cual, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales -IDEAM (2010) equivale a aproximadamente 5.848 km3 de reservas.
Ahora bien, ¿qué ventajas presenta el acceso a aguas subterráneas? Vale la pena relacionar al menos tres: primero, es una solución de relativo bajo costo para suministrar agua dulce potable y de calidad en las zonas rurales; segundo, en proyectos productivos, por ejemplo, agricultura, puede resultar en una respuesta eficiente para la irrigación; y tercero, está disponible teniendo en cuenta su capacidad de almacenamiento en épocas de sequía.
De acuerdo con lo señalado por Nelson Vargas, subdirector de Hidrología del IDEAM (2020), “el agua subterránea podría constituir eventualmente una fuente alterna segura de abastecimiento para las poblaciones vulnerables a los eventos hidroclimatológicos, para aquellas que tienen una alta presión por consumo o que tienen riesgo de contaminación”. Sin embargo, nos encontramos ante un gran reto, debido a que existen niveles muy bajos de diagnóstico para realizar un trabajo articulado de planificación y manejo integral.
La conmemoración del Día Mundial del Agua permite llevar al debate político y a la agenda ambiental la manifestación de la ONU, en el sentido de reivindicar “el estudio, la protección y la utilización de las aguas subterráneas de forma sostenible para sobrevivir al cambio climático y satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento”. La gestión integrada del agua es un asunto de equidad social para las comunidades más vulnerables y debe ser una política estratégica y prioritaria del próximo gobierno nacional en la búsqueda del bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población en el marco del Estado social de derecho. Tal como lo destacó la Corte Constitucional en la Sentencia T-118/18, la Asamblea General de la ONU en el año 2010 reconoció claramente “que el derecho al agua potable es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”.
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