“(…) las redes sociales son herramientas que fortalecen o socavan la democracia de acuerdo al uso que se les dé.”
Las redes sociales fueron concebidas como una herramienta para conectar más a las personas entre sí, creo que al momento en que estas vieron la luz, muy pocas personas vislumbraron que llegarían a jugar un rol tan importante en los sistemas democráticos, tal como espacios para el debate y la formación de opinión pública y, medios para la movilización social.
Los casos en los que se refleja lo que menciono abundan. Por ejemplo, el Brexit es el resultado de un inteligente uso de las redes sociales por parte de activistas a favor de la salida del Reino Unido del bloque europeo, quienes a través de mensajes emotivos con mentiras y verdades a medias lograron darle forma a la opinión política de una mayoría de la población. Otro caso es la aparición del movimiento #BlackLivesMatter, el cual, en 2013, tras el asesinato del joven afroamericano Trayvon Martin inició la movilización en favor de la dignidad, justicia y respeto por las personas afro; movilizaciones que aún hoy continúan.
Tal y como lo demuestran los ejemplos, las redes sociales son herramientas que fortalecen o socavan la democracia de acuerdo al uso que se les dé. Por un lado, el hecho que, a diferencia de los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales sean un espacio por medio del cual se da el debate entre vastas cantidades de individuos desde diferentes lugares en tiempo real, así como también se da un proceso de presión y el control a los gobiernos; permite que algunos se atrevan afirmar que asistimos al surgimiento de una “nueva democracia directa”.
Sin embargo, por el otro lado, se entrevén los problemas a los cuales asisten todas las democracias del mundo en la actualidad. Así como internet y las redes sociales han facilitado el acceso a la información, hoy en día las masas son quienes crean, consumen y debaten esta información, dejando de lado al consumidor bien informado (aquel que contrasta la información) y a los profesionales educados que antes, a través de los medios tradicionales, daban forma a la opinión pública.
Esta cuestión, unida al negocio de las redes sociales, es decir, aquel que a través del uso de algoritmos que usan datos de los usuarios para ofrecer al consumidor la información que más le atrae, ha permitido en primer lugar, que los discursos que se sustentan en mentiras y verdades a medias tomen más fuerza y, en segundo lugar, el darle al consumidor más de lo que le gusta sin ofrecerle visiones alternativas, es la principal causa de la polarización en las sociedades democráticas.
En este punto, muchos recordarán las palabras del célebre escritor Umberto Eco quien dijo:
«Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar […] sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel”
A pesar de estar de acuerdo con el autor, también es cierto que entre los principios de la democracia se encuentra el que todas las voces deben ser escuchadas. Es por esto que mucho debe cambiar en la forma como los ciudadanos nos informamos y expresamos a través de las redes sociales. Primero, las grandes redes sociales deben esforzarse por garantizar que la información que circula en sus sitios sean verdades objetivas que permitan un debate claro sobre los problemas de nuestras sociedades. Segundo, como es difícil controlar toda la información que circula en las redes, las masas deben mejorar su forma de informarse y deben empezar a contrastar fuentes para de esta forma, con mejores redes sociales, que garantizan participación y ciudadanos bien informados, nos acerquemos a una democracia ideal como lo describe el politólogo Robert Dahl en su texto On Democracy (1998).
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