Del libreto al “ser”

José María Dávila Román

“Cuando una persona inspira y deja huella en una organización o en su círculo, no lo recuerdan por su cargo y probablemente ni por sus éxitos sino por su forma de ser y el ejemplo que daba con sus acciones a través de sus virtudes”.


Hace cinco años en la empresa para la que trabajo nos llevaron a la conferencista María Clara Villegas “María” para dictarnos la charla La gente feliz es más exitosa de la cual también publicó un libro del mismo nombre en el 2015.

No había leído el libro hasta esta semana. Concuerdo con varios de los planteamientos que plantea la autora y que quiero replicar con ustedes a continuación:

La sociedad nos condiciona a vivir en un libreto que no necesariamente nos lleva a la felicidad. En la época de mis padres se decía que para ser exitoso se debía estudiar, ser profesional, luego trabajar y después en etapa productiva tener casa, carro y finca. Las mujeres debían casarse antes de los 30 años y en cuanto a hijos, como mínimo tener la parejita.

Puede que siguiendo ese libreto se logren esos propósitos y que se logre ser una persona exitosa pero no necesariamente ese éxito le permita a uno ser pleno y feliz.

La reflexión de la autora sobre la felicidad llegó justo a sus 40 años de vida, después de haber seguido el libreto: había sido la mejor estudiante del colegio y universidad, tuvo los cargos directivos más altos de importantes empresas multinacionales y nacionales, del sector público y privado; se casó recién egresada de la universidad con el hombre más apetecido de su círculo mas no con el amor de su vida; tuvo la parejita y en bienes materiales: casa, carro y finca. En teoría, era completamente exitosa pero no era feliz. No tenía brillo en sus ojos, no vivía el wash como ella describe la sensación de felicidad y plenitud.

Esa infelicidad a costa del éxito se explica en que a la mayoría de nosotros nos educan para “hacer” y “tener” mas no para “ser”. Desde que estamos niños nos dicen “hay que trabajar”, “hay que estudiar”, “hay que ser alguien en la vida”, “hay que tener el carro último modelo”, “hay que tener casa”, “hay que tener estatus” como si eso fuera el camino seguro a la felicidad; pocas veces nos enseñan a explorar y trabajar en nuestro “ser”.

Les planteo la misma pregunta que hace la autora en su texto: ¿Ustedes quiénes son? No somos ni el cargo que tenemos en el trabajo, ni los títulos académicos ni nuestras posesiones materiales. Somos nuestras virtudes que son el justo medio de las cualidades. María Clara por ejemplo es “generosa”, “amable” y “humilde”. El justo medio por ejemplo de humildad es que no somos ni arrogantes ni sumisos.

Después de encontrar nuestro “ser”, de sentirnos a gusto con lo que somos sin llevarnos a nadie por delante, las cosas van llegando por añadidura como dicen los abuelos, o como lo plantea la autora, por causalidades. Muchas veces dejamos de ser lo que somos por complacer a los demás o por el qué dirán, dejando de vivir nuestra vida para sacrificarnos por otros, cuando debemos trabajar en lo contrario. En encontrar nuestro bienestar y nuestra felicidad para luego poder irradiar esa felicidad en nuestro entorno. No podemos dar de lo que no tenemos.

Por eso cuando una persona inspira y deja huella en una organización o en su círculo, no lo recuerdan por su cargo y probablemente ni por sus éxitos sino por su forma de ser y el ejemplo que daba con sus acciones a través de sus virtudes.

Con nuestras virtudes debemos es encontrar los medios para ser felices y alcanzar nuestros sueños, que además es una construcción constante. La empresa para la que trabajo, por ejemplo, debe ser el vehículo para sentirme pleno y feliz, para que me permita desarrollar mis talentos como la escritura y que me permita lograr sueños personales como viajar, tener tranquilidad económica y brindarle bienestar a mi familia. Si uno todos los días gasta energía en algo que no le gusta ni disfruta está condenando a la infelicidad.

El libreto impuesto por la sociedad nos condiciona a vivir una vida que no queremos. Salgámonos más del libreto y sigamos más nuestro corazón y nuestro instinto. Estos son los que nos indican realmente qué es lo que queremos ser en esta vida, que además es corta, es sólo una y por tanto hay que disfrutarla y vivirla al máximo.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/joche0916/

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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