Lo corriente del absurdo
Y sus shocks de amable razón
Nadie es tan bueno como se pretende
Mucho menos tan malo como el dolor en proyección
Precariedad
Es de omitir la historia de los oprimidos, la conquista se trata de que no la tengan.
A. – ¡Tanta riqueza desperdiciada! ¡Profunda ignorancia están padeciendo!
B. – ¿De dónde vienes foráneo?, ¿De qué y por qué estás huyendo?
C. – ¡No lo preguntes!, escucha primero.
A. – Hagamos negocio, lo que no, irá desapareciendo.
Del sol, cada ocaso en sus montañas, bellas aguas cristalinas, praderas verdes y alimentos diversos, frondosos árboles y animales que nunca pensé, se cazarían. Flora y fauna silvestre que no alcanza el papel para plasmar los detalles donde se pronuncia manifiesta la vida, sería más sencillo exterminarla en indignante ignominia, aún así, cuanta piedra valiosa – en todos sus estados – más fácil encontraría. Recuperar la inversión y al multiplicarla, será esta la tierra prometida.
A. – Vamos a seleccionar los grados, es el momento de organizar el poder para producir más y mejor.
B. – ¿Poder sobre qué?, este territorio es común y rico, para todos provee.
C. – Escucha, las palabras que usa, son la base para entender.
A. – Dejen de perder el tiempo, los mercados no esperan.
B. – ¿Qué son los mercados?
A. – La base de la riqueza. En el intercambio de bienes y servicios que se construyen a partir de recursos limitados – valiosos – y las competencias humanas necesarias para su producción y el funcionamiento de la sociedad… Mercados absolutos ¡riqueza absoluta!
C. – ¿Cómo pueden seres y recursos limitados, construir algo absoluto?, ¿Qué es entonces riqueza?
B. – ¡Escucha!. ¿Y qué beneficios nos traería esa riqueza?
A. – Sí, pendejadas. Riqueza es poder. Poder comprar todo, desde casas y carros hasta políticos y personas.
B. – ¿Cómo se compran los políticos y las personas?
A. – Es muy fácil. A los políticos dales dinero para que lleguen allá y vivan cómodamente desde eso que quieren llamar profesión, dales tanto como sea necesario hasta que aprueben las leyes que tu necesitas para ser el mercado absoluto, habrá competencia, pero con más políticos a tu favor, no será tú competencia. Con las personas es más fácil todavía, encuentra eso que más les gusta y muéstrales cómo podrían obtenerlo con dinero – aunque solo sea una ilusión -, luego ofrecerles que trabajen para ti y les pagas un poco más de lo que estrictamente necesitan para vivir – como quisieran -, eso te permitirá aumentar la inversión en tu negocio y asegurar que tus empleados de hoy, no sean tu competencia del mañana. A los que no puedas contratar o no accedan a demandar tus productos, asegúrate de que te admiren, como si fueran ellos los insuficientes porque tu mercado es absoluto.
C. – ¿Por qué absoluto?, ¿A qué llamas riqueza?
A. – Riqueza es riqueza, y no se distribuye, se crea. Como yo la estoy creando para mi mercado absoluto.
B. – Pero si tu mercado es absoluto, ¿yo cómo me beneficio?
A. – Tú eres diferente, eres especial, eres muy bello y divertido, tú puedes tener tu propio mercado absoluto. Solo sigue mis consejos, imítame y compra lo que yo compro y algún día tendrás un mercado absoluto como el mío.
C. – Si quieres un mercado absoluto, no hay espacio para otros mercados ni para nadie.
A. – Consigue el capital trabajando duro como (los empleados) yo y podrás invertir en mercados absolutos y algún día tendrás tu mercado absoluto, pero no lo harás porque eres una envidiosa e incapaz.
B. – Tiene razón. Siempre tienes miedo de cazar, de ajusticIar, de pelear. Ahora tienes miedo de tener tu propio mercado absoluto porque eres una envidiosa.
C. – ¿Qué tendría yo que envidiar si ya he dado nueva vida para después de mi muerte?
A. – Que mi mercado absoluto te puede comprar a ti y a todo lo que hayas creado o parido hasta después de la muerte.
Deseo
La memoria circula en el material genético, lo maravilloso es que ante todo somos de raza humanos.
B. – Negociante, hablemos del nuevo mercado absoluto.
A. – Yo siempre tengo la razón. No me estaba equivocando contigo. Pero debes saber que quiero esta tierra porque sé que no tienes el capital para convertirla en un mercado, mucho menos absoluto.
B. – Tienes razón. Pero has dicho que podría tener un mercado absoluto si hacía lo que tú, y si trabajo duro, algún día podré comprar lo que necesito para producirla yo.
A. – Así es mi brillante amigo, algún día serás como yo en algún lugar del mundo – o del inframundo -. Conquistarás nuevas tierras, obtener nuevas riquezas, disfrutarás de diferentes mujeres pero solo recuerda buscarlas calladas y si no, darles hasta que se callen. En el mercado absoluto para todo hay un precio…
B. – ¿Por qué te refieres así a las mujeres?
A. – Porque las mujeres son como el Estado, solo sirven para molestar tus intereses con reglas tontas hasta que les pagas por lo que les pides.
B. – Pero las reglas del Estado se suponen creadas para proteger la igualdad formal y buscar la igualdad material de todos los ciudadanos y el control de los poderes sobre los débiles. Y las reglas de las mujeres muchas veces salvaguardan el hogar que es el refugio de los niños y los valores.
A. – En el mercado absoluto, tú eres el poder y no necesitas el control de políticos corruptos ni igualarte a la vida de los perdedores. ¿Y quién quiere un hogar si puedes pagar por la crianza y la educación de tus hijos y por sexo y atención a la carta?
B. – No lo sé…
A. – ¡Por supuesto que no lo sabes!, solo pruébalo y disfrútalo… Pero primero ¡a trabajar (para mí)!.
De la seducción y la complacencia, la sorpresa y el asombro, explorar un mundo nuevo cuando vemos desde los ojos del otro. A la sensación como animales y la razón no es más que un frívolo elogio, la delgada línea que separa a lo humano es la belleza que sutilmente distancia la simple observación de la contemplación como ejercicio del pensamiento mientras transcurre la emoción en tiempos remotos.
A. – Mientras puedas tener tus propias tierras productivas y disfrutar de su riqueza, aprende hacerlo en el cuerpo de las mujeres. Acompáñame.
B. – ¡Mira todos esos cuerpos moviéndose por el deseo!, las veo y pienso que me quieren con ellas. No paran de rozarnos.
A. – ¡Estupendo, es el mercado!, pero no te quieren a ti, quieren tu dinero y tú quieres sus servicios ¡todos ganan!.
B. – Pero…
A. – Es su forma de hacer riqueza. A su vez, generan riqueza para las industrias de licor, tabaco, bisutería, espectáculo y hasta para los mercados ilegales donde la riqueza tiene más riesgo que control y por eso hay más riqueza.
B. – Riqueza no es libertad.
A. – ¡Claro que lo es!, es la libertad de comprar lo que quieras.
B. – ¿Incluso el cuerpo de las personas?
A. – Sí, incluso el cuerpo de esta bella dama y las botellas que le acompañan.
Es clave la destrucción de lazos cuyo fundamento es el respeto, porque solo así se reconoce con igualdad humanista para dotar de dignidad al otro. Se aniquila la otredad comerciando con su esencia y es que con la lógica de que todo tiene un precio, la vida se somete a un poderoso imperio en el que no hay exilio posible que no implique la miseria decidida desde afuera o un invasivo bombardeo.
A. – Lo vez, cuanta mayor es la riqueza, mayor es tu libertad de comprar.
C. – Pero no está bien comprar a las personas.
B. – ¿Y si las personas son las que se venden?
C. – No se venden, no tienen otra opción.
A. – En el mercado absoluto siempre hay opciones…
C. – ¿Opciones de qué?
A. – De trabajar en mercados que oferten los bienes y servicios que necesitamos.
C. – ¿Mercados que necesita quién?
A. – Los que podemos comprar.
B. – ¿Pero si eres el mercado absoluto, qué necesitarías comprar?
A. – Todos tenemos algo que comprar y las personas deberían tener algo que vender en el mercado, cuando no tienen capital para comerciar mercancía, tienen que vender su propio cuerpo o sus ideas, en últimas, lo único que se puede tener: tiempo.
C. – Pero ni vendiendo su cuerpo para el sexo o para un trabajo repetitivo de 48 horas semanales, lograrán tener un capital para conseguir un mercado ¡absoluto!
A. – ¿Y porqué deberían tener un mercado absoluto?, con que deseen tenerlo, inspirados en su imagen y semejanza lo consumirán en demasía, y eso es suficiente para robustecer el mercado absoluto, el mío.
Poder
Las dinámicas del poder implican normalización y resistencia. Foucault.
B. – ¿Entonces es posible que yo pueda aspirar a un mercado absoluto si después de entregarte mis tierras, yo solo poseo la propiedad de mi cuerpo?
C. – ¡NO!
A. – Bueno, ahora estas son mis tierras, yo tengo el título de propiedad. Y tú deberías volver al trabajo, a ver si algún día te esfuerzas tanto para tener lo que tengo yo.
B. – ¡Pero ni siquiera me has pagado por las tierras!
A. – Tu votaste por los que me recibieron el dinero. ¡A trabajar te dije!
En la normalización ocurre una domesticación de las subjetividades en las que se implican dialécticas que transmutan los modelos a implementar e incitan a nuevas preguntas. La resistencia como opuesto de la normalización plantea una oposición moral que invita al diáligo por construir la ética.
B. – ¡Carajo! Yo no voté por este gobierno, ni siquiera conozco las leyes de este país ¡Nunca he visto a quienes las hacen!
C. – Esta es la democracia…
B. – Te equivocas.
A. – Sí, te equivocas. El mercado absoluto no necesita la democracia. Bueno, en realidad le es irrelevante, para comprar a uno o para comprar a millones igual hay que pagar, y casi que lo mismo. A veces sale más barato negociar con masas de personas que con un líder que representa ideas de personas.
C. – Un momento, ¿qué es la democracia?
B. – La democracia es el dictamen de la igualdad entre los seres humanos. El reconocimiento de la dignidad de cada uno donde nadie le pertenece a nadie, ni siquiera a la religión o al Estado ya que cada individuo está dotado de capacidad jurídica y derechos. En la democracia, idealmente, entre todos construimos las reglas para que nadie esté por encima de nadie y por tal motivo, todos tenemos derecho a elegir y ser elegidos para representar y administrar esas decisiones políticas de las que todos participamos.
A. – Déjate de cuentos. La democracia son las mayorías y a la mayoría le gusta la riqueza y vivir cómodamente comprando lo que quieren. A la mayoría no le importa la política o sus decisiones, pero todos somos parte del mercado generando riqueza bien sea invirtiendo capital o vendiendo el cuerpo. Y recuerda otra cosa, pueden hacerles creer que eligen, pero muy claro tienen que no pueden ser elegidos.
B. – Ni la iglesia, ni el Estado, ¿ni el mercado… Pueden estar por encima de la vida de los seres humanos?
C. – No. Ni la iglesia, ni el Estado, ni el mercado están por encima de la vida de los seres humanos. Sin embargo, los seres humanos que gobiernan o son dueños de esas instituciones, sí pueden imponerse sobre la vida y la libertad de otros. La historia tiene ejemplos terribles.
A. – Pues si no quieres que nada ni nadie esté por encima de ti, crea tu propio imperio. Será como un gran mercado absoluto donde tu puedes comprar las reglas que quieras, y si en un país no puedes hacerlo, pues te vas a otro que te lo permita.
C. – No se trata de que un país te lo permita o no, se trata de respetar los derechos humanos de las personas del territorio que vas a ir a explotar para construir un mercado absoluto.
A. – Esas solo son patrañas discursivas de la democracia. Derecho es que la gente trabaje y se gane el pan de cada día. Y que con esfuerzo y dedicación, sueñen con tener su propio mercado absoluto.
B. – Sí, y mientras tanto trabajan por ganarse el día, ¿tú te ganas el mercado absoluto de los próximos 50 años?
C. – Absoluto suena a totalitarismo y el totalitarismo es todo lo opuesto a la democracia. Pero las ideologías, cada vez más concentradas y polarizadas, nos inclinan más a lo primero que a lo segundo.
A. – Entonces dale más fuerza al Estado para que te mantenga y así dependas de un totalitarismo, pero de los pobres sin riqueza porque no saben crearla.
B. – El Estado debe controlar los excesos, y si es un Estado de excesos, no es un Estado democrático… Pero si el mercado genera riqueza, sí se necesita tener mercados para tener libertad o al menos para comprar algo dentro de lo que más se le parezca.
A. – Sí, solo en el mercado se genera la riqueza, pero ya no basta un simple mercado donde la mayoría tiene uno, ahora necesitamos mercados absolutos que no se limiten por Estados empobrecedores.
C. – Pero si tú compras a los políticos para que te permitan tener el mercado absoluto, ¿no nos obligas a depender de tus indirectas decisiones que hacen las leyes del Estado?
A. – En mi mercado absoluto tienes la libertad de trabajar para mí, o en lo que yo necesito, o morirte de hambre esperando un subsidio del Estado. De cualquier forma, es tu decisión.
C. – ¿Hasta qué punto los mercados pueden construir o destruir la democracia?
B. – El libre mercado es una de las herramientas que permitió la democracia, ¿pero los mercados absolutos acabarían con ella?
Vacío
Una guerra sin nombre que se libra en cada individuo, odiando los semejantes mientras se coquetea con el enemigo, aún así, no cabe extremo que no refleje nuestro propio desequilibrio, diseñamos un juego del que ahora somos adictos.
A. – Los pequeños mercados son simples terceros, distribuidores de un mercado más grande o visionarios con una mentalidad clara, enfocada, determinada y emprendedora pero carentes de capital… Hasta que renuncian para ser parte de un mercado más grande.
B. – Las personas son sus vivencias… También sus aspiraciones. ¿Por qué renunciar a los sueños?
C. – Porque los sueños no tienen espacio en su mercado absoluto.
A. – Los sueños sí tienen espacio, lo que no lo tiene es el conocimiento. Parece tan fácil pero cada vez se reduce a la segunda categoría del entretenimiento. Los mercados absolutos son perfectos porque aunque las personas no los entiendan, trabajan para consumir y mantenerlos vigentes, enriqueciéndolos.
C. – El tiempo es limitado. El hambre determinante. Y algunas leyes injustas.
B. – Los pequeños mercados son medios para canalizar esos sueños donde quedan espacios para los otros. Los mercados absolutos parecen gobiernos corporativos donde solo algunos pocos tienen acceso a ellos y por tanto, a la riqueza y el poder que generan. Monopolios auspiciados por la conveniente omisión de los Estados en regularlos para que no se excedan, o peor aún, hacer regulaciones que les abran camino pasando por encima del interés general.
C. – Hay preguntas que no tendrán respuesta, pero cabe decir que no solo el mercado genera riqueza. Eso es una idea muy burguesa y a hoy los reinados persisten, y en países tercermundistas, el feudalismo desplaza y asesina porque nunca ha cesado el valor de la tierra.
A. – Todo es susceptible de comprarse, las tierras y los títulos no son una excepción en el mercado. El mercado absoluto es tan potente que hay marcas que valen más en el imaginario colectivo y la bolsa de valores, que en la realidad material.
B. – ¿Eso es el valor de su propiedad intelectual? Ya que valor en la cultura, la flora y la fauna también podemos rescatar, la diversidad como factor fundamental de la riqueza.
A. – Puede ser propiedad intelectual, o el simple acceso al conocimiento de toda la humanidad mientras éstos compran nuestros productos. La propiedad intelectual es concepto de la guerra fría porque para acceder a todo lo demás, existe el capital, bien sea privado o público con destinos particulares. La diferencia entre un emprendedor y un investigador, es que el primero sabe hacer negocio con su curiosidad. Lo demás es romanticismo ecologista y animalista.
C. – ¿Hay mandatos éticos que limiten al emprendedor en su propio juego de ideologizar su pensamiento para verlo todo como negocio y la vida como productos?
A. – Los mandatos limitan y la limitación empobrece.
B. – Si lo que limita empobrece, ¿debe ser destruido?
A. – ¡A trabajar y no piensen estupideces!
Del homo sapiens al animal político y del rey de reyes al hombre económico.
Nuestros relatos entrelazados, formas de acceder al conocimiento tan distintas como nuestras culturas y los entornos que habitamos… De la ciencia evolutiva a la conversación constante donde el pensamiento es un diálogo inabarcable, susceptible de construirse atravesando el espacio-tiempo y deleitante al saberse inacabable.
Venimos de las bestias y para no asumir tal vergüenza, nos rentamos a paradigmas moralizantes, y aún presos de nuestra propia condición, logramos desarrollar la comodidad en el intempestivo mundo conviviendo en comunidades. Cabe saberse ese descubrimiento constante, mi propia búsqueda que es el disenso y los contrastes.
Ante la angustia de la duda, llenarse de verdades totalizantes. Esa moral obscena que se proclamó texto fundante se sacrifica en el siglo XIX y nace un nuevo dios palpable, que materializa los deseos y hace productos para responder a nuestras súplicas e inseguridades. La mano invisible como credo de libertades y albeldríos probables.
Gobiernos sin rostro son posturas irrefutables, autoproclamada razón sin bondad solo es censura discriminante, han caído dinastías porque la violencia en todas sus formas no es derecho de sangre, ¿qué pasa con la ideología de mercado en un planeta colapsando por consumir de manera irresponsable?.
¿Alcanzaremos una nueva iluminación antes de que la crisis sea irrevocable?
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