Del Cónclave y otras formas de hacer política

Pocos dudan que hay más política en el debate entre jerarcas de El Vaticano que en cualquier legislativo latinoamericano, lo que no se puede satanizar en uno u otro espacio es que el poder es una necesidad y un anhelo tan humano todos lo portamos en el ADN aunque algunos lo nieguen o se rasguen las vestiduras.

Y eso se refleja muy bien en la película Cónclave, cinta dirigida por Edward Berger y escrita por Peter Straughan,  que está basada en novela de Robert Harris, publicada en 2016 y que lleva el mismo nombre, re-creación de una tradición católica de elegir el nuevo Papa o mayor jerarca de la Iglesia por medio de una reunión de varios días donde cardenales u obispos quieren entender la “voluntad divina” y decidir bajo un proceso de discernimiento, que muchos han romantizado pero que esta película – sin agresión alguna a los dogmas o la Fe católica- muestra completamente humano a este colegio de discusión de poder, con elementos como bandos, tensiones, intrigas, afectos, amor, odio y otros sentimientos que caracterizan la forma como afrontamos las decisiones que afectan nuestro entorno y más cuando se ha dedicado gran parte de la vida a un grupo religioso.

Todo parte de la muerte del último Papa y la forma violenta como se le arrebata su anillo de poder.  Dentro de un carro en una bolsa, el cadáver viaja al sepelio, del cual no se tiene noticia; pues, el muerto al hoyo y los vivos al cónclave, como diríamos en Colombia.

Un hilo de hombres vestidos de rojo ingresan a la Capilla Sixtina, donde las pinturas de Miguel Ángel son testigos silentes de escenas como la inhabilidad a un purpurado favorito de aspirar que llega como fotocopia al folio de los presentes para “iluminar” su entendimiento, la llegada sorpresiva de un joven obispo mexicano que no estaba en el cálculo de nadie o el caso de un prelado africano quien recibe la visita de una amante pasajera con la que tuvo un hijo que lo saca del juego, para recibir el “Habemus Papam” en el balcón principal de la catedral petrina.

La dinámica liderada por un agudo y racional camarlengo, quien trata de poner orden en la casa en medio de todas estas tensiones, se parece a lo que hace el presidente de un Congreso, pues habilidades como la negociación, la inteligencia emocional o el escepticismo hacen parte de sus virtudes para saber jugar en el tablero ajedrecístico, con algo de esa objetividad que nunca existe cuando se aspira al poder directo o por interpuesto actor.

No distan muchos los colectivos que hay en el Cónclave de la película con los partidos políticos y sus apuestas que reflejan posturas frente a los derechos de esa ciudadanía religiosa que se co-gobierna junto al Estado en los multicoloridos países católicos del mundo.

Pensé que estábamos aquí para servir a Dios, no a la Curia. Preguntaba un cándido prelado – ¡No sea ingenuo!” responde otro jerarca, para poner los pies de esta inocente creatura en la dinámica de poder, donde es imposible no tomar partido como se refleja en otro diálogo, pues se trata de una puja que al final solo tendrá un ganador quien celebrará a rabiar haber derrotado a su enemigo – a su juicio- el enemigo mismo de Dios y de la Iglesia, así haya tocado elegir un pederasta, un nazi o un ladrón, como se menciona en la película. Finalmente estamos hablando de una prosa humana, que – al igual que en un debate de Ley- busca la victoria, por encima del deber ser de la misma. Triste pero real y muy humano.

Y mientras ocurre un hecho inédito en medio del Cónclave, los purpurados se reúnen en una sala tan teatral como el mismo guión a vociferar contra las malas prácticas, porque a veces los humanos cuestionan la política pero la ejercen sin pudor alguno en su familia, trabajo, barrio, club y muchos otros lugares donde les encanta tener control, recursos y victorias que les permitan estar por encima de los otros, se practica la corrupción, se atenta contra la ética, los valores y se aplica el todo vale, mientras se sirven una cerveza al estilo de Homero Simpson y vociferan contra los políticos.

Y obvio no les contaré el final que es tan humano y frágil como ese bello estilo de narrar del guionista y la pretensión del director de bajar del pedestal divino un debate de alta política como el que suele ser este ejercicio sixtino, donde se elige y reviste de blanco a un débil ser humano para gobernar un estado mastodonte lleno  de dogmas y muros infranqueables, que cada vez riñen más con la realidad terrenal, y por eso vale la pena ver esta cinta e incluso reconciliarse y hacer resucitar el papel de la política, de la buena política y mejor enrutar nuestra crítica a la debilidad humana que está presente e inherente en todo lo que tiene carne, hueso y un alma.

Miguel Jaramillo Luján

Magíster en Gobierno de la Universidad EAFIT; Máster Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, España y Licenciado en Comunicación y Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).

Autor del libro Marca Poder, el Poder como Marca editado por Planeta. Elegido, por segunda vez consecutiva (2019 y 2020), entre las 100 personas más influyentes de la política en América Latina por la Revista Washington Compol. Ganador del Napolitan Victory 2020 y 2021 a campaña regional del año, mejor campaña de gobierno en 2018 y nominado a campaña del año en 2021. Ganador en los Premios Innopolítica 2021 a mejor campaña municipal, mejor campaña a cargo legislativo y mejor campaña a organismo de control. Ganador de 5 premios de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos Acopol 2019 y 2020.

En España, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Perú, México y Colombia ha laborado como consultor, estratega, docente y asesor. Entrenador de equipos de gobierno en varios lugares del continente, con líderes y gobernantes que han sido elegidos como los más populares en sus territorios por firmas globales de investigación como Invamer Gallup y Yan Haz.

Docente universitario y conferencista en varios eventos internacionales sobre gobierno, políticas públicas, marketing, imagen y comunicación. Director y Ancor de www.jaramillolujan.com y del portal de formación www.marketingpoliticoygobierno.com premiado por el gremio de la consultoría política en 2020 y como Blog Político del año en los Napolitan Victory Awards 2021.

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