George Stinney pasó a la historia por ser la persona más joven ejecutada en Estados Unidos (Carolina del Sur) a los 14 años en 1944. En una reciente apertura del caso, la jueza Carmen Tevis Mullen lo declaró finalmente inocente dictaminando que el niño no fue sometido a un juicio justo.
El detalle de aquella injusticia cometida 70 años atrás es que Stinney era un niño negro, y se presume que la radical decisión del jurado en aquel entonces pudo estar influenciada por circunstancias de carácter racial.
El niño, a quien se le acusó por el supuesto asesinato de dos niñas blancas a golpes, fue condenado tan sólo tres meses más tarde de ser declarado culpable y era tan pequeño que tuvo que sentarse sobre sobre una guía telefónica en la silla eléctrica, así lo informa la cadena ABC.
Durante años, tanto familiares como defensores de los derechos civiles, intentaron reabrir el caso para hacer justicia a la memoria del niño, argumentando que el mismo confesó bajo coacción. Una de las hermanas, Amie Ruffner, dio por seguro que él no pudo haber cometido el terrible crimen porque estaba con ella en ese momento.
Asimismo, su familia dice que las autoridades locales se llevaron a Stinney para interrogarlo mientras sus padres estaban fuera de casa. Recordó que al jurado blanco que lo sentenció no le tomó ni diez minutos declararlo culpable y que ni siquiera el abogado defensor apeló la condena.
A pesar de que han pasado siete décadas, la hermana menor de Stinney, Kathrine Robinson, recuerda a su hermano como “Un muchacho tranqui8lo e inteligente” que tenía el potencial necesario para triunfar. Así lo señaló la cadena NBC.
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