Hay tres locuciones cuyo significado suele ser oscuro y engañoso: solución de continuidad, beneficio de inventario y piedra de toque
Las palabras no son las únicas unidades léxicas con significado; también están las locuciones, que son conjuntos de palabras que suelen cumplir una función gramatical en una oración, sea adverbial –de repente–, sustantiva –el más allá-, adjetiva –de rechupete–, prepositiva –en torno a– entre otras. (Los ejemplos los tomé del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (RAE), donde pueden consultarse todos los demás tipos de locuciones con sus respectivos ejemplos: https://www.rae.es/drae2001/locuci%C3%B3n).
Aunque el significado de la mayoría de las locuciones suele ser intuitivo y casi inmediato, hay tres que siempre me han ocasionado bastantes dificultades y que cada vez que me encuentro con ellas me obligan a consultar el diccionario para no interpretarlas o usarlas erróneamente: solución de continuidad, beneficio de inventario y piedra de toque.
Solución de continuidad. No recuerdo bien la primera vez que vi esta locución adverbial, pero creo que fue en un texto que afirmaba que Shakespeare fue la solución de continuidad entre el teatro clásico y el teatro romántico. Así como suena y como se lee, esta locución hace cualquier frase difícil de entender, pues su significado excede la conjunción de sus términos constitutivos: solución, de, continuidad. Según la RAE, solución de continuidad significa, de manera contraintuitiva, interrupción o ruptura, y la locución sin solución de continuidad, sin interrupción. En matemáticas, una función con solución de continuidad sobre el dominio es una función discontinua, por ejemplo.
Beneficio de inventario. ¿Qué beneficio tiene un inventario? No lo sé, pero esta locución suele nombrarse informalmente cuando se da un consejo o se comparte una información: acéptelo con beneficio de inventario, tómela con beneficio de inventario, hemos dicho muchos, y lo hemos dicho mal, porque la conjunción que precede esta locución adverbial es a, no con, según la RAE, que le otorga a esta locución tres acepciones: (1) “aceptar algo siempre que los perjuicios no sean mayores que los beneficios, o tomando únicamente los beneficios, y no los compromisos o las obligaciones que comporta”; (2) “con cautela o reserva”, y (3) “con despreocupación o a la ligera”. Esta locución tiene su origen en los muy contenciosos asuntos sucesorios del derecho civil, que tanto y durante tanto les han dado a tantos abogados: cuando un heredero acepta una herencia a beneficio de inventario, dice el artículo 1307 del Código Civil colombiano, solo se hace responsable de las obligaciones del causante hasta el monto de los bienes que le han de corresponder, por lo que su patrimonio personal no se verá comprometido por las deudas que también le hayan heredado. El beneficio de inventario no es más que una cláusula de responsabilidad limitada.
Piedra de toque. En sentido estricto, una piedra de toque es una piedra, una roca que sirve para conocer la pureza del oro o de la plata: la pieza se frota contra la piedra y luego se vierte ácido nítrico en la huella; si la pieza es pura, la huella no se alterará; si no es pura, el nuevo color de la huella indicará el grado de la aleación. En el siglo XIX, cuando los gobiernos no solo devaluaban metafísica sino también metálicamente su moneda para cubrir sus déficits fiscales o de cuenta corriente, el jaspe fue la piedra de toque más común para verificar el valor de una moneda y detectar monedas falsas. Esta locución suele usarse con el significado de un criterio para juzgar o evaluar acciones o circunstancias.
Además de estas locuciones de muy interesante origen y uso, como patente de corso, coto de caza y hacer(se) (de) cuenta, pero su reseña será asunto de otra columna.
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