De lo que deja la vida luego de la carga de años vividos, hay un intangible que se llama experiencia, que es más importante que la fortuna amasada. La experiencia da humildad y sabiduría a los viejos, al tiempo que la riqueza ufanía a los excesivamente ricos.
En mi largo ejercicio liberal de la profesión del Derecho y de ciertas no despreciables funciones públicas, he sido testigo de como las malas actitudes se vuelven pesado lastre que pueden dar al traste con una causa por justa o clara que sea.
Aprendí, por ejemplo, que para asumir la gestión de un asunto legal con tranquilidad de conciencia hay que observar a fondo dos cosas en mi sentir primordiales: que la causa -reitero- sea justa y clara y que el presunto mandante (cliente dicen) posea una inteligencia emocional probada, de quien quepa esperar prudentemente buen trato para con el Fiscal, Juez, el administrador, la contraparte y al propio abogado.
Las personas que crean que su Derecho es único y absoluto, solamente de él y que la otra parte no pueda tener ninguno que valga la pena considerar, que arrogantemente se crean inmunes al imperio de la ley y a la autoridad del Estado, se amenazan con el hara kiri.
Por eso resulta desaconsejable seguir aquella manida máxima trpelera de que la mejor defensa es el ataque, en especial para atacar a Fiscales y Jueces tratándose de asuntos penales, montando tribuna en los medios de comunicación para malferirlos y hasta deshonrarlos y descalificarlos.
Quien no sea conciente de que la Ley es para todos, lo mejor es que no salga de la casa y menos a ejercer funciones públicas de valía social y más le valiera que imprecaran para si la justicia divina y se sentaran a esperarla en cómoda poltrona.
Por eso no me gustaron para nada las extensas declaraciones del doctor Anibal Gaviria a Juan Roberto Vargas de Noticias Caracol. A más de notársele en sus palabras y en el lenguaje corporal una carga emocional inusitadamente devastadora en el gobernante, que debe ser modelo de prudencia, asi tenga que tascar freno. Eso de descalificar a los Fiscales, incluido el Fiscal General, eso no es de recibo ni aquí ni en la mimísima Patagonia.
La precipitud en el hablar y en el obrar arroja consecuencia. Véase por ejemplo que ya el Juez 11 Laboral de Medellín, le negó el derecho de Habeas Corpus al doctor Gaviria en providencia breve y precisa.
Las causas judiciales no se ganan ni en la radio ni en la televisión, ni en los periódicos y posiblemente las agraven por una razón: tan de carne y hueso es el investigado como el investigador.
No tengo ningún interés en desearle insucesos al doctor Gaviria, alejado como estoy de los juegos de poder, pero no podría ahorrarme estas consideraciones que valen para muchos. Calma pelaito, que si la causa es buena ella tenderádocumentos a defenderse casi sola, salvo que uno mismo le ponga palos en las ruedas.
Tiro al aire: Quien no enamore al Fiscal o al Juez con las buenas maneras y las buenas palabras, podría quedar tendido en la lona, que es algo parecido a como lo sostiene uno de los brillantes colegas Botero Borda.
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