En el vibrante corazón de Bogotá, donde la modernidad se mezcla con la tradición y las montañas sirven de telón de fondo a la vida urbana, hay un nombre que resuena con fuerza tanto en los camerinos de la televisión como en los rincones más exclusivos del grooming masculino: Pacho Correa. Actor de formación, barbero por pasión y empresario por visión, crea de su historia un verdadero guion de éxito.
Este multifacético colombiano no solo corta cabello: esculpe imagen, estilo y confianza. Su clientela incluye a algunas de las figuras más reconocidas de la televisión nacional, a quienes transforma antes de que las cámaras comiencen a rodar. Su habilidad no se limita al arte de la barbería; el conocimiento del lenguaje escénico le permite entender qué necesita cada rostro para proyectar carácter frente al lente y la vida.
Su primer amor fue la actuación, allí desarrollo el gusto por los personajes, por las historias bien contadas y por los detalles que marcan la diferencia. Aunque ha tenido papeles en producciones nacionales, tanto en cine como en televisión, encontró en la barbería una forma de fusionar su vocación artística con una habilidad práctica. Lo que comenzó como una pasión secundaria, terminó convirtiéndose en su sello personal.
Hoy, su éxito se extiende a dos salones de que fusionan el arte escénico, el estilo retro, con el lujo, ubicados en zonas estratégicas de Bogotá. En cada espacio, se respira diseño, clase y una atmósfera que va mucho más allá de un simple corte. Son templos del cuidado masculino, donde cada cliente se siente parte de un elenco estelar. Celebridades, empresarios y amantes del buen estilo visitan sus salones para ser atendidos por él o por su selecto equipo, entrenado con los mismos estándares que él aprendió entre bastidores.
“Mi filosofía es clara: cada cliente debe salir sintiéndose como una estrella”, un buen café, música de fondo, las luces suaves y el aroma a productos premium completan la experiencia cinematográfica que propone en sus salones.
Entre grabaciones, eventos y aperturas de nuevos espacios, su vida es un torbellino de creatividad. Pero cuando se le pregunta cómo logra balancear todas sus facetas, responde con serenidad: “Actuar me enseñó disciplina. La barbería me dio propósito. Y el negocio me reta cada día a mejorar”.
Así es Pacho Correa, un artista de la imagen que se mueve con soltura entre bambalinas, sets de televisión y butacas de barbero. Su trayectoria demuestra que el arte puede expresarse con la misma fuerza en un escenario, frente a una cámara o tras una navaja perfectamente afilada.
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