«Es momento de dejar atrás modelos rígidos y abrir paso a una educación que inspire, empodere y transforme vidas «
Como docente que soy, y seguramente sucede con muchos de mis colegas, siempre estamos en la tarea de buscar nuevas estrategias para que nuestros estudiantes logren descubrir el mensaje que queremos transmitirles. No es una tarea fácil, dado que, encontrar metodologías y estrategias didácticas que lleguen a ellos y con las cuales se sientan cómodos es un desafío constante. Cada uno es un mundo diferente, con una única forma de asimilar y aprender los conceptos que queremos transmitir.
Nuestro reto como docentes es, quizás, la continuación de esa revolución que en su momento María Montessori y Célestin Freinet iniciaron, entendiendo que lo que buscamos es educar mentes libres, independientes y autónomas, en una sociedad con múltiples complejidades, aquella que próximamente tendrán que asumir, con las herramientas que nosotros como educadores les brindemos.
Es importante comprender que la educación escolar forma parte de nuestras vidas y es pertinente que estemos en constante formación, pues no es solo una tarea o una asignatura que cumplir, sino un aprendizaje continuo, como lo dice Freinet.
En el aula siempre damos a los estudiantes acompañamiento y reconocimiento, y así mismo Montessori nos propone una educación donde el niño sea el centro y protagonista de su propio aprendizaje. Nosotros como docentes debemos guiarlos por el camino de la independencia, para que puedan elegir, explorar e indagar de manera creativa y responsable ante cada una de las situaciones que se les presente dentro y fuera del aula. Esto les ayuda a desarrollar habilidades blandas y gruesas para comprender conceptos abstractos de manera práctica y tangible.
Buscamos que, en las aulas de clase, los estudiantes tengan experiencias frente a su entorno, y esto se fundamenta en Freinet, quien enfatiza el trabajo cooperativo y el aprendizaje a través de la experiencia directa en la vida real. Sus técnicas incluyen el texto libre, en el que los estudiantes escriben frente a temas de su interés, así como talleres para aprender de proyectos prácticos. Freinet creía en la autoevaluación y en que ellos tienen las habilidades para ser autocríticos frente a su propio progreso. Además, promovía la idea de que el aula debería ser un laboratorio vivo, donde se fomente la investigación, el descubrimiento y el trabajo en equipo.
Es así como los educadores en nuestro rol de guías, estamos llamados a apropiarnos de la filosofía de Montessori y de Freinet, entendiendo que ambas pedagogías, aunque diferentes en su práctica, comparten principios fundamentales: el respeto por el ritmo individual de aprendizaje, la promoción de la autonomía, la cooperación y el aprendizaje activo. Estas filosofías ofrecen respuestas a las demandas educativas del siglo XXI, en la que se requiere que los estudiantes sean seres analíticos, reflexivos y críticos, que aporten a dar solución a problemáticas dentro y fuera de su entorno, como ciudadanos responsables y partícipes.
Implementar estas pedagogías en la práctica actual nos demanda compromiso, puesto que debe haber una transformación en la manera en que concebimos el aprendizaje y el rol del docente. Es necesario resignificar el modelo tradicional centrado en la transmisión de conocimientos, a un modelo en el que el estudiante sea el centro y su aprendizaje se base en un proceso activo y participativo.
Es por lo anterior que nosotros, al adoptar esta metodología nos convertimos en guías y facilitadores, creando ambientes ricos en oportunidades de aprendizaje. Esto implica un cambio en la estructura del aula, el diseño del currículo y las estrategias de evaluación. También requiere una formación continua y un compromiso de innovación educativa.
Las pedagogías de Montessori y Freinet no son solo teorías del pasado sino faros que iluminan el camino hacia una educación más activa, personalizada y significativa. Nos recuerdan que enseñar no es imponer conocimientos, sino despertar la pasión por aprender, la capacidad de pensar críticamente y la confianza para enfrentar los desafíos del mundo moderno.
Es por ello que tenemos en nuestras manos la oportunidad –la responsabilidad – de transformar las aulas en espacios vivos de exploración, creatividad y autonomía. Implementar estos enfoques es una inversión invaluable en el futuro de los estudiantes. Es momento de dejar atrás modelos rígidos y abrir paso a una educación que inspire, empodere y transforme vidas.
Si queremos que los niños y adolescentes de hoy sean los líderes del mañana, atrevámonos a innovar, a cuestionar y a reinventar nuestra forma de enseñar. Porque la educación no solo moldea mentes, sino que construye sociedades más justas, humanas y visionarias.
Es un excelente dicente,historiador con una pedagogia unica, que enseña para que aprendamos de una literatura unica.
Da oportunidades al que lo necesita.
Gracias por tus enseñanzas y compartir tus conocimientos.
Te felicito Juan porque vos como docente te comprometes a buscar nuevas estrategias para enriquecer el aprendizaje de tus estudiantes