«La gentrificación no es solo un cambio en la arquitectura urbana, es una transformación profunda que impacta las vidas de quienes habitan la ciudad, exigiendo una reflexión ética y acciones concretas para asegurar un desarrollo equitativo y sostenible»
Desde mi experiencia en el sector inmobiliario, me aventuro a abordar esta pregunta desde múltiples perspectivas. Todos tenemos una cuota de responsabilidad en el proceso de gentrificación que experimenta Medellín: desde los agentes inmobiliarios hasta los ciudadanos y el Estado.
Los agentes inmobiliarios han contribuido a la gentrificación al no regular adecuadamente los precios, lo que ha llevado a aumentos desproporcionados en el valor de la vivienda en ciertas zonas de la ciudad. Sin embargo, no son los únicos responsables. Los propios ciudadanos también han influido en este fenómeno, especialmente después de la pandemia, cuando muchos decidieron vender sus propiedades especialmente en barrios como el Poblado y Laureles para mudarse a las afueras en busca de una vida más campestre.
Sin embargo, la mayor responsabilidad recae en el Estado, quien debe profesionalizar la labor del agente inmobiliario y establecer regulaciones que garanticen una competencia justa y transparente en el mercado. Es fundamental que el Estado brinde las herramientas necesarias para que los agentes inmobiliarios ejerzan su labor de manera ética y responsable.
Es importante destacar el abuso de algunas agencias inmobiliarias, que, en su afán de obtener mayores ganancias, han aumentado el valor del alquiler de manera injustificada. Estas prácticas sólo contribuyen a exacerbar la gentrificación y afectan negativamente a la comunidad.
A pesar de los esfuerzos realizados, como los diferentes proyectos de ley presentados ante el Congreso de la Republica y que no han prosperado, aún queda mucho por hacer para abordar este problema de manera efectiva. La solución no radica en prohibir plataformas como Airbnb, sino en implementar medidas que promuevan un desarrollo urbano equilibrado y sostenible.
Es importante reconocer que la pandemia ha traído consigo una serie de cambios en la sociedad, y el sector inmobiliario ha sido testigo de esto. Muchas personas encontraron en el alquiler de sus propiedades una fuente de ingresos, lo que contribuyó a dinamizar el mercado y a fomentar el emprendimiento.
Sin embargo, para enfrentar los desafíos de la gentrificación, es necesario que todas las partes involucradas trabajen juntas. El Estado debe asumir un papel protagónico en la educación y la regulación del sector, mientras que los ciudadanos deben ser conscientes de su impacto en la comunidad y actuar de manera responsable.
En última instancia, la gentrificación no es solo un cambio en la arquitectura urbana, es una transformación profunda que impacta las vidas de quienes habitan la ciudad, exigiendo una reflexión ética y acciones concretas para asegurar un desarrollo equitativo y sostenible.
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