En medio de este jaloneo macondiano, surgen unas historias tan inverosímiles como de no creer, donde quieren imponer los intereses particulares sobre los colectivos. El todo vale y el usted no sabe quién soy yo, se hacen sentir, a las buenas o a las malas, la politiquería y el cvy (como voy yo) merodean como aves de rapiña sobre la carroña (así es que considera la mediocre clase política colombiana, tanto de derecha como de izquierda, al Medio Ambiente como al Desarrollo Sostenible) y no tienen escrúpulos en picarle sus intimidades para poder sacar beneficio y tajada, al mejor estilo de ciertos informativos de la farándula cada vez que una celebridad da papaya, bien sea porque le encuentran mal parqueado o porque se ha metido en las de Valdenebro. Colombia, país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús (sin resultados a la vista) pero falto de Conciencia Ambiental, baila al son que le impongan las empresas, tanto nacionales como multinacionales, para que supuestamente le generen empleos y divisas, pero en realidad solo producen miseria, contaminación, sangre sudor y lágrimas. Entre estos temas, y que ocupa la atención de la presente columna, se encuentra el caso peculiar de la zona de confluencia de tres Parques Nacionales Naturales: La Macarena, Tinigua y los Picachos, de donde emanan todo tipo de especies naturales (fauna y flora) únicas en el planeta, así como las aguas de cientos de cuerpos de agua, que son vitales para la supervivencia de los habitantes aledaños.
¿Quiénes son los responsables de esta desproporción? Primero, el Gobierno Nacional (que aún parece seguir siendo manejado por un asesor de imagen muy polémico), a través de sus Exministros de Minas (Tomás González) y de Medio Ambiente (Gabriel Vallejo). Por omisión u obedeciendo órdenes directas de quienes los llevaron a tan altos cargos, no hicieron las acciones suficientes para evitar un problema de estos, al contrario, le dieron la bienvenida a un lío ambiental y sostenible de marcas mayores, que en un futuro a mediano plazo, le puede dar un alto costo al estado colombiano, ya verán porqué.
Segundo, Ecopetrol (con su nerónico Presidente, Juán Carlos Echeverry), y la ANLA (a través de su exdirector, Fernando Iregui, quien en la materia, no sabe nada, hay que decirlo así), quienes se empeñaron en defender la licencia, extrañamente otorgada a una empresa petrolera para explorar en dicha zona de confluencia, sin exigir la documentación y los estudios necesarios para tomar una decisión de semejante magnitud. Mientras Echeverry, en pleno Congreso de la República, maltrataba al Ingeniero de Petróleos, Oscar Vanegas, cuando le explicó con argumentos técnicos y sólidos porque no se deberían desarrollar trabajos petroleros en la zona. Pero Iregui no se quedó atrás, afirmaba que todo tendría solución, supuestamente en los términos de referencia, sin saber exactamente lo que decía ahí; para la muestra el siguiente botón; afirmaba que los trabajos se harían a 68 kilómetros aproximadamente de Caño Cristales, pero estudios posteriores demostraron que era mucho menos. Ya el mismo Iregui se fue de la agencia, en medio de polémicas y asuntos que atender en los estrados judiciales, ¿y el presidente de la petrolera colombiana, que piensa hacer al respecto?
Afortunadamente, han surgido voces en la región que se han opuesto a este absurdo elefante blanco, como la de la Gobernadora del Meta, Marcela Amaya, donde emitió el siguiente concepto a través de la página web de la entidad departamental: “No podemos permitir que nuestro recurso hídrico se vea en riesgo por las pretensiones de la Agencias Nacional de Licencias Ambientales ANLA, de otorgar nuevos bloques exploratorios en el Área de Manejo Especial”. Otra persona que tiene autoridad para expresar sobre la materia es el ambientalista Andrés Hurtado García, quien se conoce la zona como la palma de la mano, hizo la siguiente expresión sobre Caño Cristales (El Tiempo): “Tenemos, pues, reunidos en la misma zona ecosistemas pertenecientes a cordillera, llano y selva. La variedad de flora y fauna se cuenta por miles de especies”. Y si lo anterior no llena las muelas de Hupecol (petrolera que solicitó trabajar en dicha zona), se les podría ofrecer el concepto negativo para tales trabajos que había emitido Cormacarena en enero del presente año, y quien tiene la potestad final, así el exdirector de la ANLA se la haya querido pasar por la faja, para las licencias.
Pregunta: ¿porqué la petrolera Hupecol, apenas se enteró del reversazo del Gobierno Nacional sobre esta licencia, salió a los medios de comunicación, a afirmar que estaría estudiando demandar al estado colombiano por 16 mil quinientos millones de pesos?, ¿qué intereses creados andan por ahí sueltos?
PD1: ¿Será que la infancia colombiana no tiene dolientes?
PD2: Bioenergy, ¿otro Reficar, con más tentáculos de corrupción? Ambas son herencias de la Seguridad Democrática, alias Fhüribismo.
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