Crítica del año 2025 |  “Cuando detener la música”: pregunta vital de la opera prima de Mariana Espinosa a la sociedad colombiana

Lanzamiento de “Cuándo detener la música” en la Biblioteca del Gimnasio Moderno de Bogotá por parte de Ícono Editores. 20 de noviembre de 2025. Foto: Facebook: Ícono Editorial

Ícono Editorial no solamente se ha caracterizado por realizar una curaduría de plena identidad de defensa de la cultura de los Derechos Humanos, la verdad histórica de Colombia y el pensamiento disruptivo, sino en generar esa maravillosa combinación de su generosidad para publicar nuevos autores -que por sus narrativas muy seguramente no tendrían oportunidad en otros sellos- sino en reconocer en esos nuevos talentos que quieren a través de sus líneas dejar nuevas historias para generar preguntas e inquietudes sobre la vida. La primera novela de Mariana Espinosa “Cuándo detener la música” que cabalga entre lo autobiográfico y lo filosófico de una manera original y magistral que rompe no solamente los tabúes afortunadamente superados sobre el derecho a la vida digna  -que incluye su interrupción clínica-, sino en las formas en que las disfuncionalidades familiares son, irónicamente uno de los pocos factores no solamente de igualdad entre estratos de la sociedad colombiana, sino el punto de partida para reflexionar sobre qué clase de individuos somos, qué clase de ética tenemos y qué clase de sociedad queremos ser en el futuro.


 

“Los libros divertidos avergüenzan al iletrado”

“Nada dura ciertamente, y sólo cuentan instantes, pero el instante reserva su esplendor para el que lo imagina eterno.

Sólo vale lo efímero que parece inmortal”

“La democracia no es tanto el imperio de las palabras como el de las mentiras”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)


 

DEDICATORIA  

A Mariana Espinosa Bleier, su vida, legado y familia. Escritoras muchas, amigas pocas y genio: única.

A María Paula Correa, y a la nueva ciudadana de Colombia Mariana, el nombre más bello bajo las estrellas del cielo ecuatorial. Un nuevo linaje para sanar la tierra.

 

Si qua ergo in Christo nova creatura, vetera transierunt: ecce facta sunt omnia nova

(De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas)

LA CRÍTICA DE MI VIDA 

“Mis padres murieron por eutanasia, con dieciocho meses de diferencia. dos muertes diferentes, dos despedidas abismales. Estuve con ambos hasta el final. A mi padre, que tras un derrame cerebral quedó con medio cuerpo paralizado y la lucidez confusa de un adolescente -ingenuo, encantador, risueño y muy coqueto-, lo acompañé durante veinticinco años. Legalmente, estaba a mi cargo. En la práctica, también. Cuando su deterioro se volvió irreversible, fui yo quien tomó la decisión más difícil de todas: permitirle irse”

No me canso de repetir que mi gratitud a Antioquia y el Eje Cafetero desde lo vivencial, político y periodístico es eterna. Tener este espacio desde 2018 es un privilegio y un orgullo para mí y para Bogotá. Y haber ganado la cercanía de la obra y la persona que son inseparables -en el caso de Mariana Espinosa algo muy afortunado por su coherencia y grandeza de vida-.

En estos años he podido darle otras dimensiones a este espacio, y sin duda, aparte de lo que en un principio me motivó ya hace trece años a ser analista de opinión en medios nativos digitales, que era expresar mi opinión política y administrativa -que ha ido madurando y cambiando evolutivamente con el paso del tiempo, mas no en los principios-. La crítica de cine y de literatura aparte de la entrevista y la crónica han sido los usos que he podido generar para aportar desde mi espacio un valor agregado informativo al pueblo de Antioquia, que son los principales lectores de Al Poniente, dada mi condición de ser habitante de la capital del país.

Y en las críticas hay de todo: compromiso político, institucional y a veces marchas forzadas y autocensura para no cerrar espacios periodísticos. Pero en el caso de la ópera prima de la escritora y experta en cocina Mariana Espinosa -una caracterización un poco simple para todo su valor humano que se entiende a través de su novela-, ha sido tal vez de los cierres de año que trato que sean de calidad, uno de los puntos más altos. Conocer a un ser humano que no solamente en sus letras, sino en un genuino sin ser ingenuo sentido vivencial de la adaptabilidad, la resiliencia -la real, no la impostada por el discurso progre-, el sentido de identidad y pertenencia de clase que se refleja, afortunadamente en el alto nivel cultural, frescura narrativa y carisma natural que genera simpatía en los públicos que en cada conversatorio desde el lanzamiento de su obra no se ha detenido, y que muy seguramente vendrá con más fuerza de ventas y reconocimiento en el escenario de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2026.

 

CRISTINA GÓMEZ ALTMANN: LA CUIDADORA DECISORA

 “A los veintiocho años, en 2002, me casé con Felipe Cuéllar, quien tenía cuarenta y seis. Nos habíamos conocido trabajando en el bufete. Aunque años atrás los médicos habían dictaminado que era poco probable que pudiera tener hijos, decidimos intentarlo. Antes de nuestro primer aniversario, acordamos que dejaría de tomar pastillas anticonceptivas y que, si en un año no lograba quedar embarazada, recurriríamos a un tratamiento de fertilidad.

 Pocas semanas después, sin necesidad de pruebas, supe que estaba esperando un bebé. Cuando la confirmación llegó, mi felicidad fue absoluta. Contra todo pronóstico, iba a ser mamá. La primera persona a quien llamé para compartir la noticia fue a mi hermana Mercedes.  

Mamá estaba de viaje en Europa. Tras mucho esfuerzo, logré dar con el número del hotel donde se estaba hospedando. Cuando por fin pude contarle, su respuesta fue:

-¿No te parece muy pronto?”

La protagonista es Cristina Gómez Altmann y el proceso de cuidado paralelo de sus padres durante veinticinco años de su vida hasta que decide en el primer caso de su padre quien sufre un derrame cerebral que genera un proceso de deterioro físico y mental irreversible que lo deja postrado de por vida en una silla de ruedas, dependiente de otras personas y con una cierta pérdida de memoria y consciencia de su vida adulta. Cristina, una abogada y experta en alta cocina con estudios en Francia, país del que se enamora y sueña con estar el resto de su vida tiene el inmenso reto de ser resistente a la nueva realidad del cuidado, la dureza e indiferencia de la mayoría de su familia, la construcción de su propio proyecto de vida y carrera profesional, su vida afectiva, maternidad y la respectiva armonización de todas esas etapas de su feminidad y humanidad con un resultado exitoso en mi criterio.

Esa gran decisión y muestra de amor, que es el parar el sufrimiento del ser querido, en el primer caso de su padre, fue una lucha contra viento y marea a prejuicios no solamente morales, sino de machismo o desconfianza en la juventud frente a generaciones anteriores donde el éxito empresarial y las generaciones anteriores, que finalmente -como muchas decisiones que se supone eran autónomas en la vida de Cristina, quien por su madurez y lealtad había ganado moralmente, dependía de otros para poder garantizar incluso el cuidado de su padre-, lo logra y llega a generar la eutanasia médica. Misma solución -y mismo médico (único spoiler)- aplicaría para su madre Vivian, menos de dos años después, por voluntad propia ante un tratamiento médico que sería largo, doloroso y tortuoso para ella.

La autora Mariana Espinosa Bleier en firma de libros durante el lanzamiento de “Cuándo detener la música” en la Biblioteca del Gimnasio Moderno de Bogotá por parte de Ícono Editores. 20 de noviembre de 2025. Foto: Facebook: Ícono Editorial

“La enfermedad de papá, sin quererlo, había instalado una especie de competencia silenciosa. Mamá parecía luchar por mi atención y por mi amor. Después de un divorcio como el de ellos, ver a papá convertido por su condición en una figura intachable -casi perfecta ante todos- debió ser agotador. Él se había vuelto el bueno absoluto, mientras que ella seguía siendo humana, imperfecta, vulnerable. A él le perdonábamos  todo. A ella, nada. Y sí, fue injusto”  

UNA LECTURA MUY NECESARIA

Cuándo detener la música  es una obra que nació en el tiempo político y social adecuado en Colombia y Occidente. Hubiese sido imposible exponer sin un debate y lapidación moral conservadora de este tipo de ideas menos de quince o diez años, época en que la autora nos aportó una obra maravillosa no solamente a la literatura gastronómica, sino a afianzar las relaciones históricas de Colombia y Estados Unidos Cocina y Diplomacia (libro traducido al inglés y ganador en 2013 de los premios Gourmand Cookbook Awards, el premio más importante del mundo en dicha categoría que Colombia vuelve a ganar en 2025 gracias al chef y gestor cultural Rey Guerrero, reconocido por su reivindicación de la cultura afrocolombiana desde su ejercicio), publicado por Villegas Editores.

Cada vez más personas a medida que se enfrentan a la vida, entienden que preguntas sobre la sexualidad, la maternidad, el modelo de familia, la moralidad social, el propósito y proyecto de vida, y la continuidad de la vida en estados extremos de salud delicados, son decisiones netamente funcionales al núcleo de apoyo individual de hombres y mujeres, se encuentra únicamente dentro de ese seno, y el deber de los Estados y sociedades avanzadas es permitir las garantías legales y educativas para la comprensión de esos momentos y generar la protección de los individuos que puedan verse afectados por dichas decisiones.

Por mi experiencia de vida -y tal vez la de muchos de ustedes amados lectores en Antioquia cuando adquieran la novela-, se va a sentir que algún familiar, amigo cercano…o ustedes mismos han pasado por todas las dinámicas difíciles del amor fraternal y familiar colombiano. Lo anterior al mismo nivel de las letras musicales  del autor Jairo Varela, se hicieron famosas más allá por lo bailable del movimiento de la música salsa colombiana, sino porque su romanticismo es la definición sistemática del amor complicado colombiano.

¿Por qué sería importante esta novela más que un intento ficcionado de contar una historia burguesa desde alguien que tuvo privilegios con los que no cuenta evidentemente la mayoría de los colombianos? Porque ninguna novela hasta ahora -ni siquiera Sin Remedio en sus tangenciales detalles por parte de Antonio Caballero o muchas obras de narrativa desde el corazón burgués en primeras personas en femenino y masculino de Pilar Quintana, Laura Restrepo o Carolina Sanín- ha descrito la verdadera igualdad interclases e inter estratos de la sociedad colombiana: la disfuncionalidad familiar de una manera en que cualquier persona se vea reflejada.

Y lo anterior es muy importante -y yo quiero creer que Ícono Editorial seguramente lo debió observar como criterio de publicación-, es que es una obra que inevitablemente genera preguntas más allá de la posición maniquea tradicional polarizada que se generaban sobre temas como la homosexualidad, la interrupción del embarazo, y aquí sober la eutanasia, que abre las puertas a dejar las máscaras en la sociedad, esas máscaras que todos ocultamos para mantener una perfección social falsa, que tiende al caos a través de empresas inhumanas y productivas a medias, estructuras de exclusión y aislamiento social que degeneran en la decadencia moral, cultural e inclusive el crimen.

Las sociedades del silencio terminan generando algún día gritos de rabia, de dolor y de muerte, no solamente de individuos físicos sino de sus propias almas.

ÍCONO EDITORIAL: UN NUEVO TALENTO QUE APORTA A LA REFLEXIÓN Y LA PAZ COLECTIVAS 

“HABÍAMOS DEJADO ATRÁS LA INFANCIA. Ya no vivíamos con la misma inocencia ni con las certezas -por frágiles que fueran- de los primeros años. La adolescencia nos había obligado a mirar hacia adentro, a tomar decisiones propias y a buscar espacio de libertad. Para mí, ese tránsito vino acompañado de una creciente necesidad de independencia, de saber quién era más allá de los mandatos familiares, y de empezar a dibujar el camino por el que quería avanzar”. 

Conocer la línea editorial de Ícono es conocer la profundidad del talento colombiano que ha superado la visión polarizante de los absolutismos políticos que tanto nos han marcado, pero también dar a luz propuestas, narrativas y discursos que las editoriales comerciales dominantes del mercado probablemente por su estandarización estética no consideren como valiosas con referencia a su sistema comercial. Lo anterior, no exime a los autores inéditos -que espero alguna vez ser uno de estos- que entreguen calidad literaria, una historia que contar y sobre todo, un contenido que llenar.

Y Colombia necesita más y más propósito.

Colombia a veces necesita detener la música.Colombia necesita detener el ruido.

Nosotros necesitamos pensar en silencio para poder continuar resonando (o saber hasta cuando y para qué resonar en el mundo).

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

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