Como concejal, mi deber no es solo legislar, sino también alzar la voz cuando algo importante está en juego. Hoy no vengo a hablar como político, sino como ciudadano preocupado por el futuro de nuestro municipio. Lo que quiero compartir no tiene color partidista: es una realidad que nos toca a todos, sin excepción. Itagüí está atravesando una crisis demográfica silenciosa, pero profunda. Y si no la enfrentamos juntos, corremos el riesgo de hipotecar el mañana.
No es una exageración. Los números hablan por sí solos. En los últimos seis años, hemos tenido 674 nacimientos menos. En 2019 nacieron 2.448 bebés itagüiseños. En 2024, apenas 1.774. Si seguimos por ese camino, en 2030 podríamos no llegar ni a 1.300 nacimientos. ¿Qué significa esto? Que cada vez nacen menos niños en nuestra tierra. Que cada vez son menos las familias que eligen Itagüí para crecer y construir su proyecto de vida.
Una oportunidad que no podemos dejar pasar
Cuando consulté a la Secretaría de Salud sobre políticas públicas de natalidad, la respuesta fue directa: “No se cuentan con políticas públicas relacionadas con la natalidad”. Y aunque esa frase puede sonar desalentadora, yo la veo como una puerta abierta. Porque si no hay nada hecho, entonces todo está por hacer. Tenemos la posibilidad de diseñar un modelo propio, pensado desde nuestras realidades, nuestras familias, nuestras necesidades.
Otros municipios ya han avanzado en este tema. Han creado programas de acompañamiento familiar, incentivos para madres jóvenes, estrategias para fortalecer el tejido social. ¿Por qué Itagüí no puede ser pionero en esto? ¿Por qué no podemos construir juntos una política demográfica que nos devuelva la esperanza y nos prepare para el futuro?
El Hospital del Sur: un símbolo que debemos recuperar
Los datos del Hospital del Sur son un llamado urgente. En lo que va de 2025, solo 4 bebés itagüiseños han nacido allí. Mientras tanto, 622 nacieron en Medellín y 348 en Envigado. ¿Qué está pasando? ¿Por qué nuestras familias están buscando otros municipios para traer al mundo a sus hijos?
En 2015, nacían 47 bebés en nuestro hospital. En 2024, apenas 9. Y este año, vamos en 4. No es que falte infraestructura. Tenemos camas, salas, equipos médicos. Lo que parece faltar es confianza. Confianza en que el Hospital del Sur puede ser un lugar seguro, cálido y digno para recibir una nueva vida. ¿Qué podemos hacer para que nuestras madres vuelvan a elegirlo? Esa es una pregunta que debemos responder con acciones, no con discursos.
Recursos que merecen una revisión estratégica
Hoy se destinan $33.8 millones al programa “Todos por una sexualidad sana” y $70 millones al plan cigüeña. Pero ante una crisis de esta magnitud, debemos preguntarnos si esos recursos son suficientes, y sobre todo, si están siendo bien utilizados. ¿Están llegando a quienes más lo necesitan? ¿Están generando el impacto que esperamos?
La inversión en el futuro demográfico de Itagüí no puede ser una línea más en el presupuesto. Debe ser una prioridad. Porque de ella depende que sigamos siendo un municipio vivo, dinámico, lleno de progreso y oportunidades.
Democratizar el acceso a la maternidad
Los datos también nos muestran una realidad social que no podemos ignorar. El 73.8% de las madres itagüiseñas están en régimen contributivo, es decir, tienen empleo formal o son beneficiarias. Solo el 22.2% está en régimen subsidiado, y un 3.4% no tiene ningún tipo de aseguramiento. Esto nos dice que muchas mujeres enfrentan barreras para acceder a servicios de salud, acompañamiento y apoyo en su proceso de maternidad.
Además, la edad promedio de las madres ha subido: de 25.7 años en 2015 a casi 28 en 2025. Esto no es casual. Las mujeres están esperando más tiempo para ser madres, porque necesitan garantías, estabilidad, oportunidades. Y como sociedad, debemos ofrecerles esas condiciones. No para presionarlas, sino para acompañarlas en sus decisiones.
Construyendo el Itagüí que soñamos
El futuro de Itagüí no se construye solo con obras o discursos. Se construye con personas. Con niños que corren por los parques, con familias que se sienten seguras, con jóvenes que ven aquí un lugar para crecer. Si dejamos que la crisis demográfica avance sin respuesta, estaremos renunciando a ese futuro.
Cuando una familia decide tener a su hijo en otro municipio, no solo perdemos un nacimiento. Perdemos confianza, perdemos recursos. Y eso nos debe doler. Nos debe mover a actuar.
Desde mi curul en el Concejo Municipal, seguiré siendo esa voz incómoda que no se calla. Exigiré políticas reales, presupuestos dignos, incentivos para las familias jóvenes, vivienda asequible. Y sobre todo, un hospital que sea motivo de orgullo, no de vergüenza.
Una oposición que construye
Ser oposición no es oponerse por oponerse. Es señalar lo que no funciona, pero también proponer lo que sí puede funcionar. Es cuestionar sin destruir. Es tener como único norte el bienestar de nuestros ciudadanos, por encima de cualquier interés político.
Itagüí tiene ante sí una decisión crucial: ser protagonista de su transformación demográfica o quedarse viendo cómo se apaga su vitalidad generacional. Esta no es una decisión de partidos. Es una decisión de comunidad. Los datos están ahí. Las oportunidades también.
La pregunta es: ¿estamos listos para asumir este reto y garantizar que Itagüí siga siendo ese lugar donde las familias quieren construir su historia?
Comentar