El reciente repunte en la economía global, que había sido precedido por apocalípticas predicciones, puede ser más una ilusión que una realidad concreta. A pesar de la disminución de la inflación, que alcanzó niveles alarmantes a finales de 2022, el panorama sigue siendo incierto. Aunque el crecimiento global se ha estabilizado en torno al 3,2%, esa cifra no garantiza que estemos en un terreno seguro. La amenaza de una desaceleración económica permanece latente, y las políticas adoptadas hasta ahora podrían no ser suficientes para asegurar una recuperación duradera y sostenible. La aparente calma podría ser solo una pausa antes de la próxima tormenta.
El informe de Perspectivas de la Economía Mundial revela un panorama mixto para la economía global. En 2022, el crecimiento se desplomó a un desalentador 2,3%, marcando el fondo de una recesión que parecía interminable. Mientras tanto, la inflación, que había alcanzado niveles inquietantes del 9,4%, muestra signos de alivio. No obstante, este aparente deshielo en los precios no debe llevar a un optimismo desmedido. Las proyecciones indican que la inflación podría reducirse a un 2,4% hacia finales de 2025, pero esta cifra por sí sola no garantiza una recuperación económica sólida ni equitativa. La persistencia de riesgos inflacionarios, tales como las presiones de costos y los persistentes cuellos de botella en las cadenas de suministro, junto con las secuelas de crisis globales como la pandemia, añaden capas de complejidad a la situación. Estos elementos no solo continúan afectando la estabilidad de los precios, sino que también socavan las bases del crecimiento económico y ponen en entredicho la capacidad de las economías para recuperarse de manera robusta y sostenida.
Estados Unidos, a primera vista, parece estar en una buena posición económica. Sin embargo, esta fortaleza aparente oculta problemas importantes que podrían afectar negativamente la recuperación. La Reserva Federal, encargada de manejar la política monetaria del país, enfrenta un dilema crítico: el crecimiento económico, aunque positivo, podría estar sobrecalentado, es decir, creciendo demasiado rápido y de manera insostenible.
La política monetaria, que incluye decisiones sobre las tasas de interés, ha sido efectiva en algunos aspectos para controlar la inflación y estabilizar la economía. Sin embargo, estos ajustes deben ser manejados con cuidado. Los recientes aumentos en las tasas de interés, aunque necesarios para combatir la inflación, podrían tener efectos secundarios indeseados. Por ejemplo, elevar las tasas de interés encarece el crédito, lo que podría reducir la inversión empresarial y el gasto de los consumidores. Si esto ocurre, el ritmo de crecimiento económico podría disminuir, llevándonos a una desaceleración que podría ser difícil de revertir.
. En contraste, las economías emergentes y en desarrollo enfrentan desafíos mucho más profundos y persistentes. La recuperación económica en estas regiones resulta ser desigual, y las secuelas de la pandemia y la crisis del costo de vida continúan golpeando con fuerza a las poblaciones más vulnerables. Las pequeñas y medianas empresas (pymes), que son fundamentales para el tejido económico de muchos países en desarrollo, se encuentran en una situación especialmente precaria debido a un acceso limitado al financiamiento. Esto se agrava por un sistema financiero que sigue favoreciendo a las grandes corporaciones.
La falta de reformas estructurales adecuadas y la escasa movilización de recursos internos están frenando el crecimiento económico en estas economías. Las pymes a menudo no tienen acceso a los recursos necesarios para expandirse o incluso para mantenerse a flote. Para revertir esta tendencia, es crucial implementar políticas que fomenten la inversión y mejoren la eficiencia en la asignación de recursos, permitiendo así que estas empresas puedan contribuir de manera más significativa al crecimiento económico.
Además, el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la productividad presenta un panorama ambivalente. Por un lado, la IA tiene el potencial de mejorar significativamente la eficiencia económica al automatizar procesos y optimizar la toma de decisiones. Sin embargo, su adopción rápida y generalizada desestabilizar los mercados laborales y financieros si no se gestionan adecuadamente las transiciones. Los trabajadores podrían enfrentar desplazamientos masivos debido a la automatización, y los mercados financieros podrían experimentar volatilidad debido a la integración de tecnologías avanzadas.
Otro desafío crucial es la fragmentación geoeconómica y el aumento de las barreras comerciales. Las tensiones entre grandes economías están reconfigurando los vínculos comerciales globales, con medidas como tarifas más altas, cuotas de importación y restricciones a la inversión extranjera. Estas políticas proteccionistas no solo ralentizan el comercio global, sino que también podrían desencadenar conflictos económicos prolongados. La desconfianza entre potencias y el aumento de barreras no arancelarias, como normas técnicas y estándares de seguridad, están debilitando la cooperación internacional y obstaculizando la recuperación económica global.
Además, la creciente fragmentación geoeconómica está impulsando a los países a formar bloques comerciales regionales en lugar de buscar acuerdos multilaterales más amplios. Esto puede llevar a una mayor regionalización del comercio, pero también podría crear nuevas barreras para el intercambio entre regiones, dificultando la integración económica global.
A pesar de los avances en política monetaria y fiscal en economías emergentes, mantener y perfeccionar estas reformas sigue siendo monumental. La independencia de los bancos centrales y la coherencia en las políticas son esenciales para evitar una nueva ola de inflación y asegurar la estabilidad económica. Sin embargo, las recientes decisiones, como el aumento de tasas de interés, podrían desacelerar la economía y agravar problemas de deuda existentes. La creciente volatilidad en los mercados financieros, exacerbada por tensiones geopolíticas, añade incertidumbre y cuestiona la efectividad de las políticas actuales.
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