Crecimiento

“Entender que Colombia necesita crecer, no es demagogia neoliberal, es consenso mundial”

Al crecimiento económico no hay que demonizarlo, no hay que temerle, tampoco hay que considerarlo herejía. En la teoría económica, desde el punto de vista neoclásico, el crecimiento no es otra cosa que el sostenimiento de la senda positiva en el aumento de la producción ante estímulos tecnológicos que permitan expandir su frontera, a un nivel dado de trabajo y capital, combinados eso sí.

Hoy en día se considera el crecimiento, como una teoría anacrónica, causante del desequilibrio ambiental, que puede llegar a causar nuestra extinción. No lo creo así, desde el punto de vista de acumulación puede llevar a excesos de consumo, pero desde el punto de vista de bienestar, la relación es otra. En varios planteamientos de la teoría del crecimiento, se ha comprobado que el mundo es mejor que antes, esto por una mayor renta per cápita, la diversificación de actividades productivas, la adaptación de la población a mejores bienes y servicios que vienen acompañados a propósito de una fuerte dosis de tecnología, el acceso a mejor conocimiento e investigación y los avances en la medicina estética, por citar un ejemplo.

Del lado del consumo, las personas consumen más, mas vivienda, más pollo, más hamburguesas, más vehículos, más celulares, más cirugías estéticas, más, más, más. Y resulta que lo que tenemos al parecer es un proceso de acumulación basado en un consumo de corto plazo innecesario para la población. Es decir que nuestras expectativas se volvieron voraces, no el modelo. La racionalidad conjunta de la población que así lo ha definido en un contexto de aparente libertad.

Sin embargo, la batalla entre anticapitalistas y capitalistas, esta en el frente mismo del consumo, ni siquiera de renta, porque a mayor renta mejor acumulación para cualquiera independientemente de su ideología, al final, todo es contable, pero el consumo, es decir la cantidad de bienes y servicios con acceso ilimitado si es un problema al que se le denomina “asignación”, dicha asignación por un lado involucra el poder de mercado y por otro, el poder del Estado, solo que a nivel de Estado, la asignación siempre ha sido peor que a nivel mercado, y el crecimiento ha sido la sombra discrecional del Estado, por lo tanto, el consumo en un contexto eficiente de asignación no puede mejorar a menos que la eficiencia del mercado permita un nivel de ocupación que genere mayor renta, mientras que el Estado garantiza el acceso a las condiciones de producción y garantiza el bienestar usando eficientemente el gasto.

Así que, hoy en día hablar de crecimiento se volvió de valientes, al parecer, se entiende muy fácilmente, pero al ir a la macroeconomía intermedia y luego a la avanzada, realmente crecer es difícil, es un logro magnánimo que solo unos pocos han podido hacer, por lo tanto, Colombia necesita crecer, pero también necesita dejar de tener tanto ruido ideológico, las teorías extincioncitas están haciendo que incluso la población no tenga niños mientras el envejecimiento crece a escala formidable.

Ojo al dato, de todos los rincones del mundo, el crecimiento es necesario. Al final necesitamos de esa renta para salvar al mundo e invertir en el cambio climático.


Todas las columnas del autor en este enlace: Gustavo Sepúlveda

 

Gustavo Sepúlveda

Economista de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Especialista en proyectos de la Universidad Católica de Colombia y Magíster en Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Actualmente analista económico, en temas de legislación económica, crecimiento, sector productivo. Investigador y académico.

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