“La verdadera pregunta no es si Colombia debe crecer, sino desde qué territorios está dispuesta a hacerlo en serio.”
Recientemente he tenido la oportunidad de leer “La Estrategia Emergente y la muerte del plan estratégico” de Alejandro Salazar Yusti y “Colombia Ganadora” del mismo autor en conjunto con Sebastián Salazar, entre las muchas ideas y propuestas hay una que me resuena – y quisiera compartirles – a propósito de lo que hemos venido conversando y construyendo en Remedios y Segovia, Antioquia:
En Colombia se repite cada tanto la consigna de que debemos crecer al 5%. Es una meta razonable: sin crecimiento económico sostenido, no hay cómo reducir pobreza, financiar el gasto social ni ganar competitividad internacional. Pero la pregunta clave es dónde y cómo crecemos. El crecimiento no puede ser una cifra abstracta desde Bogotá, tiene que ser un proceso territorial, regionalizado, que potencie las ventajas comparativas y las convierta en ventajas competitivas.
El Nordeste antioqueño tiene una de esas ventajas históricas y presentes: la minería. Segovia y Remedios concentran tradición, conocimiento y reservas que los hacen estratégicos no solo para Antioquia, sino para el país. El reto es transformar esa herencia en futuro, proyectándola hacia la economía global y la transición energética. Eso exige pensar en estrategias que de manera simultánea atiendan sistemas complejos, a esto le apuntamos cuando proponemos un Distrito Minero Regional, articulado con la economía nacional y mundial, capaz de convertirse en el mayor productor y exportador de concentrados polimetálicos de Colombia.
Este Distrito no se reduce a extraer. Se trata de industrializar, de usar energías renovables para alimentar la industria, de impulsar la agroindustria mecanizada, de diversificar hacia servicios y turismo, de convertirse en punto de intercambio regional y nacional. En suma, de asumir que la minería es la base de un ecosistema que, si se planifica con inteligencia, puede sostener el crecimiento poblacional, económico y social del Nordeste.
Porque crecer no es solo producir más. También es crecer en población: atraer y retener jóvenes, ofrecer vivienda digna, educación superior, cultura y servicios que hagan de Segovia y Remedios territorios de arraigo y no de expulsión. Es crecer en cohesión social: construir confianza, reducir brechas, fortalecer la institucionalidad local. Y es crecer en infraestructura: vías, conectividad digital, energía limpia y puertos secos que integren al Nordeste con el Magdalena Medio y la Costa Atlántica.
La estrategia no puede ser un plan rígido escrito para el cajón. Debe ser una estrategia emergente, como propone Alejandro Salazar Yusti: una conversación viva, un proceso de adaptación y aprendizaje constante que se nutre de la acción. Cada decisión, cada alianza, cada proyecto debe ser parte de esa ruta que nos permita avanzar hacia la visión de futuro.
¿Y cuál es esa visión? Hacia 2040, cohesión social e institucionalidad local. Hacia 2050, un polo económico diversificado que combine minería, agroindustria, energías renovables y servicios. Y hacia 2125, proyectar a Segovia y Remedios como ciudades-región competitivas, con entre 85.000 y 110.000 habitantes cada una, plenamente integradas a cadenas globales de suministro y reconocidas como territorios que crecieron en todo sentido.
Colombia solo ganará si sus regiones ganan. El Nordeste antioqueño tiene en sus manos la posibilidad de demostrarlo: pasar de ser visto como periferia a convertirse en una de las mayores ventajas competitivas del país. La consigna del 5% cobra sentido cuando la ligamos a este tipo de apuestas. La verdadera pregunta no es si Colombia debe crecer, sino desde qué territorios está dispuesta a hacerlo en serio.
Volviendo a los libros que mencionaba al principio –e inspiraron esta columna–, La Estrategia Emergente de Alejandro Salazar Yusti nos recuerda que la estrategia no es un plan rígido, sino un proceso vivo de adaptación y aprendizaje constante. Y Colombia Ganadora, escrito junto a Sebastián Salazar, plantea con claridad la necesidad de crecer al 5% con visión de largo plazo y confianza en las capacidades propias. Ambos textos ofrecen claves para comprender por qué territorios como Segovia y Remedios pueden convertirse en un Distrito Minero Regional y, al mismo tiempo, en uno de los motores de la Colombia que quiere ganar creciendo en todo sentido.
Imagen: David Restrepo (@davidremu_)
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