“Hoy la mayor preocupación de los habitantes de estos territorios, y que deben resolverse, no está en la producción y comercialización agrícola o su identidad ancestral. Los mayores problemas atraviesan las dinámicas propias de una ciudad con 130 mil habitantes.”.
¿Cómo se piensa dar solución a los problemas púbicos de la dimensión urbana de los corregimientos de Medellín, específicamente San Cristóbal y San Antonio de Prado? Esta pregunta resulta pertinente en plena discusión del anteproyecto del plan de desarrollo 2024-2027.
Si bien se trata de un instrumento de planeación, para los habitantes de este territorio, es una oportunidad que aviva la esperanza de que esta vez sí, en este cuatrienio por fin, este documento sea coherente con la realidad que han descrito tantas veces sus habitantes en el recinto del Concejo. ¡No solo somos campesinos!
Sin embargo, en los tres últimos planes de desarrollo 2012-2015; 2016-2019 y 2020-2023, se ha considerado a los corregimientos únicamente desde su dimensión rural, con programas y proyectos encaminados a la promoción de la vida en el campo y protección del medio ambiente.
Si bien las acciones en este sentido son importantes, hay que recalcar que los gobiernos centrales han sabido esquivar los reclamos legítimos de una ciudadanía que no se cansa de advertir acerca de la obsolescencia de la infraestructura vial que afecta la movilidad, el incremento de la percepción de inseguridad, de expansión urbana sin control, del habitante en situación de calle desatendido y las dificultades de acceso a servicios de educación superior y de salud. Todos estos problemas asociados a la dimensión urbana.
El diagnóstico es desalentador y se ha expuesto en cada una de las sesiones convocadas por el concejo de Medellín para tratar el tema de los corregimientos durante los últimos diez años: acta 300 del 24 de julio de 2013; Acta 277 del 9 de junio de 2017; acta 442 del 25 de abril de 2018; acta 612 del 19 de marzo de 2019; acta 284 del 6 de julio de 2021; acta 428 de 2022. Hasta ahora, estos documentos siguen en los anaqueles donde nunca han visto la materialización de soluciones eficaces.
Frente a esto, el plan de desarrollo 2024-2027 “Medellín te quiere” apuesta a la implementación del Distrito Rural Campesino -DRC-, por una “nueva ruralidad”. No es suficiente. Lo cierto es que este documento solo impacta al polígono definido por el DRC, que apenas comprende 10.263 hectáreas. ¡Ojo! Lo definido en el DRC no aplica para proyectos que se vayan a ejecutar en las zonas urbanas de los corregimientos.
Con este panorama, se esfuma la esperanza de encontrar soluciones reales y eficientes para los problemas públicos de la dimensión urbana de los corregimientos. Hoy la mayor preocupación de los habitantes de estos territorios, y que deben resolverse, no está en la producción y comercialización agrícola o su identidad ancestral. Los mayores problemas atraviesan las dinámicas propias de una ciudad con 130 mil habitantes.
Se necesita que se reconozca desde el plan de desarrollo distrital la dimensión urbana de los territorios rurales y se generen programas, proyectos e indicadores coherentes, que permita un desarrollo integral y modifiquen la realidad del territorio en materia de infraestructura urbanística para una mejor calidad de vida de sus habitantes, desesperados por atención y soluciones eficientes.
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