Debemos iniciar diciendo que estamos convencidos que la suerte del continente se juega en territorio venezolano, pero ningún país al que le afecte más lo que pueda suceder en Venezuela que al nuestro.
La anterior afirmación no sólo se debe a que tengamos amplios nexos comerciales o una frontera de más de dos mil kilómetros, sino a que estamos enlazados desde nuestros propios orígenes y eso nos hace hermanos consanguíneos.
Es por esto que decimos que lo que acontezca en el hermano país es como si nos sucediera a los colombianos. Pero vayamos más allá y observemos cuáles son los móviles de la tragedia venezolana; Hugo Chávez fue un coronel que llegó a la presidencia de su país impulsado por el descontento popular con los partidos políticos tradicionales, los cuales habían perdido todo rastro de prestigio ante la ciudadanía.
Dicho coronel utilizó la táctica que ya había empleado su mentor Fidel Castro, quien con la excusa de derrocar el gobierno de Batista se alió con los Estados Unidos negando su afición por el comunismo. Eso fue lo que Chávez hizo, negó que era un totalitarista, pero una vez en el poder se quitó la máscara y llevó a cabo desde su país la materialización de la agenda del Foro de Sao Paulo que destruyó a gran parte de América por la vía del sistema maligno del socialismo del siglo XXI.
Chávez se atornilló en el poder y como buen totalitario dejó un heredero que lo sucediera en el legado de hambre y miseria que dejan los sistemas comunistas, pero para desgracia del pueblo venezolano el nuevo tirano no solamente es sálico en sus prácticas de represión, sino que por su escasa condición intelectual es una marioneta fácil de manipular por quienes mueven los hilos detrás del poder.
Nicolás Maduro, sucesor del título de “nuevo mejor amigo” del presidente colombiano Juan Manuel Santos, es un hombre despreciable, que ha apuntado y disparado contra ciudadanos indefensos que protestan en las calles de Venezuela, también es culpable del genocidio de centenares de niños que debido al hambre mueren a diario y de quién sabe cuántas personas que como consecuencia de la carestía de medicinas no tienen manera de curar sus enfermedades.
Pues ese tirano que nos hemos quedado cortos en describir, es el mismo que quiere imponerle una constituyente al pueblo venezolano, que sin importar el sol y la lluvia se mantiene en resistencia contra la oprobiosa dictadura que los oprime.
Los venezolanos se encuentran entre la constituyente de Maduro que tiene como propósito único mantener la tiranía o salir de una vez por todas de ese régimen ignominioso de terror y sangre en el que está sumergida la cuna de Bolívar.
No nos cabe duda, el bravo pueblo no claudicará y más temprano que tarde el tirano caerá, será un arduo proceso de reconstrucción social, pero Venezuela podrá retornar su camino por la libertad.