Palabras de Humberto de La Calle: Como lo ha venido comunicando al país el Presidente Juan Manuel Santos, durante las últimas semanas hemos estado escuchando a los diferentes sectores, organizaciones y voceros que han manifestado reparos y observaciones al Acuerdo Final puesto a consideración de los colombianos el pasado 2 de octubre.
Estamos convencidos de las bondades para Colombia del Acuerdo Final. Creemos que contiene las transformaciones necesarias para sentar las bases de una paz estable y duradera. También reconocemos que el resultado del plebiscito nos obliga a hacer ajustes y precisiones al Acuerdo, como lo anunciamos en el comunicado conjunto del pasado 7 de octubre.
Ajustes y precisiones que haremos sobre la base de las decenas y decenas de propuestas que han presentado diversas organizaciones y personas, incluyendo por ejemplo, el Centro Democrático, que ha hecho propuestas que nos han parecido responsables y constructivas, sin que necesariamente estemos de acuerdo con ellas, así como de la Fundación Víctimas Visibles, el Ex Presidente Andrés Pastrana, el Ex Procurador Alejandro Ordoñez, la Doctora Martha Lucía Ramírez, en fin, diferentes grupos religiosos entre otros.
Todas estas propuestas las hemos clasificado y estudiado minuciosamente. En forma metódica. En todas encontramos un ánimo patriótico de contribuir a la discusión.
Hoy viajaremos a La Habana para dar inicio a las conversaciones con las FARC sobre los diferentes temas que han sido planteados. Esta discusión se dará en los términos definidos en el pasado comunicado conjunto a fin de lograr , lo repito, ajustes y precisiones con el propósito de lograr un nuevo acuerdo que permita abrir la etapa de consolidación de la paz estable y duradera. Un nuevo acuerdo.
Hemos examinado las diversas posturas con un genuino deseo de buscar las mejores soluciones. También hemos considerado en profundidad las razones que han sido expuestas en los múltiples encuentros con diferentes voceros, lo que garantiza que estamos haciendo un ejercicio cuidadoso, con mente abierta, con respeto, enorme respeto, de todas las iniciativas. Quiero destacar el tono constructivo de las comunicaciones que hemos recibido así como el ambiente en el que se han desarrollado las reuniones con los representantes de los diferentes grupos.
Sin perjuicio del examen abierto, no debemos olvidar que lo acordado, más allá de los temas bilaterales para superar el conflicto contiene iniciativas muy útiles para Colombia. No debemos abandonar el compromiso, por ejemplo: de recuperar el campo, limpiar la política, contribuir a la superación del problema mundial de la droga, reparar a las víctimas e impartir justicia.
Nos satisface detectar que nadie se ha opuesto a la búsqueda de un acuerdo de paz. Incluso, pese a los reparos, encontramos también un gran reconocimiento a la generalidad del documento.
Nos comprometemos a informar sobre la marcha de las conversaciones en La Habana y sobre sus resultados.
Trabajaremos con compromiso y celeridad para conseguir ese nuevo acuerdo a la mayor brevedad. Entendemos que la incertidumbre sobre el rumbo de la paz debe terminar. Aunque por fortuna el cese de fuego se ha cumplido, no podemos ocultar que la situación es frágil. La necesidad de consolidar un nuevo Acuerdo de manera eficaz y rápida, no solo corresponde al deseo de la mayoría de los colombianos, sino que atiende también al propósito de evitar un retroceso que reinicie el horror de la violencia.
La ciudadanía debe tener la certeza de que haremos un esfuerzo genuino para superar esta situación y consolidar de manera irreversible un proceso que garantice una paz firme. Para eso se necesita generosidad de todos. Como alguna vez lo dijo el profesor Antanas Mockus, refiriéndose a un juego infantil, hoy sí que es verdad que para el éxito, todos ponen. Todos tenemos que obrar con grandeza en esta coyuntura.