Las redes sociales son hervideros de posiciones políticas relacionadas con los procesos electorales y los acontecimientos políticos recientes. Las amenazas por Twitter y otros medios de comunicación que recibieron el nuevo partido, lo cual obligó a la cancelación de un evento público en Barranquilla. En este sentido, los ataques directos que ha sufrido el recién creado partido de las FARC, especialmente los miembros de la dirección, candidatos y “Timo” su candidato presidencial. Sobre este tema, creo que es importante poner en relieve que un proceso de paz, reconciliación y reconstrucción nacional se vive con el enemigo, no con el amigo. En este sentido, debemos ser conscientes que ahora los veremos haciendo política, echando palabra y no balas, y que nuestra labor como ciudadanos es emitir el tan olvidado “voto castigo”. Las FARC se merecen la oportunidad de participar activamente en la construcción de este país, pero electoralmente deben aprender una lección que sea materializada por honrar a nuestras víctimas, nuestro Estado y a los sectores alternativos que le dijeron no a la confrontación armada.
Esa gente que pide sangre, que los humillen en la plaza pública; son los mismos que se rasgan las vestiduras por las víctimas. Esta es la doble moral del colombiano promedio sin pensamiento crítico y apaciguado al discurso emanado desde el establecimiento, desde el “régimen” como lo llamarían algunos. ¿Qué diferencia hay entre los ataques contra la integridad física, psicológica y moral de Timo, y los demás, a las presiones que ejercieron ellos mismos contra nuestra población rural? ¿Creen que la solución es realizar una cacería de brujas, al puro estilo de la que hizo el Estado y los paramilitares contra la UP en la “Operación Baile Rojo”? No seamos licenciosos, ni nublemos nuestro juicio por pasiones que no nos llevan a ningún lado.
En América Latina y Colombia, no es el primer proceso de paz que se vive. No es la primera vez que Exguerrilleros realizan política. Dilma Rousseff, Pepe Mujica, Daniel Ortega, FSLN, Antonio Navarro, Antonio Sanguino, Everth Bustamante, Gustavo Petro, entre otros más, son ejemplos claros que es posible generar política alternativa desde procesos de reincorporación política. La diferencia sustancial es que había una aceptación popular para estos procesos “revolucionarios”, mientras las FARC con sus acciones y el discurso emitido desde los medios se convirtió en una paria del escenario colombiano. Timo no será presidente, porque su posibilidad es inferior al margen de error. Pero, los tendremos en el congreso, en las plazas públicas. ¿Estaremos listos para desarmar nuestras almas? Yo sí lo creo.