El pasado 29 de octubre Comunes asistió a su cuarto certamen electoral, pero en esta oportunidad y especialmente motivado por su adhesión oficial al Pacto Histórico, el partido se midió en diferentes circunscripciones con candidaturas y listas en coalición. Para bien o para mal, el partido que nació del acuerdo de paz jugó como Pacto Histórico y en algunos escenarios resultó determinante para impulsar a los punteros de las listas cerradas.
Para la muestra, dos botones.
El segundo renglón de la lista del Pacto al Concejo de Medellín lo ocupó la debutante en política, Ana Jaramillo, su campaña destacó por su carácter novedoso y propositivo, algo que resultó clave para que la votación de la lista estuviera por encima del umbral y así ingresara el primer renglón a la cifra repartidora; y seguidamente, el apoyo de las bases del partido en las subregiones -especialmente en el Urabá, Occidente y Medellín- fue determinante para la victoria de la lista a la Asamblea.
Ahora bien, el próximo gran reto de Comunes se encuentra en ambientar su participación para las elecciones legislativas del año 2026, y aunque todavía parezca una fecha bastante lejana, no lo es tanto sí entramos a considerar que será la primera elección legislativa donde el partido se deberá regir bajo las reglas ordinarias; es decir, sin el régimen de transicionalidad que le permitió tener diez curules directas en el Congreso (2018-2026), y con la necesidad de superar el umbral del 3% de la votación válida al Senado.
Y sí de aquí a finales de 2025 -al cierre del primer periodo de sesiones de la cuarta legislatura- no se aprueba una reforma política que modifique las reglas constitucionales que fijan ese umbral (y todo parece indicar que a este gobierno le quedó grande sacarla), este se fijará, basándome en proyecciones y en el eventual crecimiento de la participación electoral, en cerca de 550.000 votos.
Claro está que superar ese umbral nunca resulta siendo problemático para los partidos grandes o medianos; para nada, pero sí es un verdadero dolor de cabeza para los movimientos políticos minoritarios o para aquellos grupos significativos de ciudadanos que aspiran a convertirse en partidos. Tan solo hay que recordar el fracaso de Fuerza Ciudadana y de Estamos Listas en su reciente aventura electoral para llegar al Senado.
Volviendo a Comunes, su principal desafío para su supervivencia como partido no se encuentra tanto en su capacidad para superar ese umbral, sino en que con su adhesión al Pacto Histórico cerró las posibilidades para integrarse a posteriori en una lista en coalición con otras fuerzas políticas minoritarias. En el entendido de que la Constitución solo habilita a los partidos que alcanzaron menos del 15% de la votación en la elección anterior para que se agrupen en listas en coalición.
A pesar de que dicha regla sí aplicaría para Comunes porque en las pasadas elecciones sacó solo 31.116 votos (el 0.19%), no así para el Pacto Histórico que se alzó como la lista más votada con 2.880.254 votos (16.95%). Por eso, no cabe la menor duda de que el Pacto no se podrá presentar como lista en coalición de cara al 2026.
Eso ha llevado al exsenador Gustavo Bolívar a insistir en una salida cuando menos radical: fusionar todas las personerías jurídicas para constituir un único partido. ¿Se le mediría Comunes a una posibilidad de ese tamaño?
Curiosamente, los aliados naturales del partido, con los cuales podría armar una lista en coalición para así superar los hipotéticos 550.000 votos del umbral, por el momento, solo se encuentran en el Pacto, o habría que esperar para ver que nuevas fuerzas se reagrupan o emergen y vean en el partido de la exguerrilla un aliado estratégico. Aunque los 31.116 votos logrados en 2022 no resulten siendo muy “atractivos”.
Amanecerá y veremos, solo estoy seguro de algo, a partir de 2026, para bien o para mal, el destino de Comunes en el sistema de partidos no será el mismo.
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