¿Cómo te ves con un chip en la cabeza?

Todo lo que fuimos viendo en series o películas como Matrix se fue volviendo realidad, y esto no se queda afuera. La neurotecnología, una disciplina que conecta la mente con sistemas digitales, avanza silenciosa pero con paso firme. En alianza con la IA, ya empezó a transformar la medicina, el derecho, las finanzas y la vida cotidiana. Ahora la pregunta es, ¿estamos preparados?

De los pensamientos al algoritmo

Empresas como Neuralink, Meta o Synchron ya están desarrollando dispositivos capaces de registrar y decodificar la actividad cerebral. En algunos casos, lograron traducir pensamientos en palabras o acciones sin necesidad de que la persona hable o se mueva. Una investigación publicada en Nature Neuroscience mostró cómo un sistema de inteligencia artificial pudo reconstruir frases completas basándose únicamente en señales cerebrales, demostrando que existen herramientas que, incluso sin intervención invasiva, pueden convertir ideas en texto.

El dilema Ético

Esto plantea un discusión urgente: si una máquina puede leer lo que pensás, ¿quién garantiza tu privacidad mental? Hoy ya se plantea en ámbitos académicos y legislativos el reconocimiento de los llamados neurorights, derechos destinados a proteger la intimidad de la mente frente a posibles usos indebidos. La preocupación no es menor, sin un marco regulatorio claro, gobiernos, empresas o aseguradoras podrían acceder a nuestros pensamientos sin consentimiento, poniendo en riesgo la última frontera de la libertad individual.

Neurotecnología en acción

Los avances más recientes no dejan dudas de que el futuro ya llegó. En 2025, un equipo de investigadores logró que un implante cerebral decodifique pensamientos y los convierta en voz casi en tiempo real, alcanzando velocidades de hasta 47,5 palabras por minuto y acercándose a la fluidez del habla natural, según documentó Wired y Financial Times. Otro avance extraordinario vino desde la Universidad de Stanford, donde se creó un implante capaz de decodificar el monólogo interior o inner speech con hasta un 74 % de precisión, incorporando incluso un “password mental” que permite a la persona activar o desactivar voluntariamente la decodificación, de acuerdo con LiveScience.

Mientras tanto, a nivel geopolítico, la carrera se acelera. En agosto de 2025, el gobierno chino presentó un plan nacional para liderar las interfaces cerebro-máquina, con la meta de introducir implantes en uso clínico masivo para 2027 y en el mercado general para 2030. Ya existen ensayos donde pacientes juegan al ajedrez o controlan smartphones únicamente con sus pensamientos, como reportó Tom’s Hardware.

Los protagonistas de la carrera

En Estados Unidos, Neuralink implantó su primer chip en un ser humano en enero de 2024, y desde entonces realizó más cirugías, con planes de expandir la tecnología de manera más amplia en 2025, de acuerdo con Reuters. Otra compañía, Precision Neuroscience, obtuvo la aprobación de la FDA a comienzos de 2025 para su interfaz cortical “Layer 7”, que ya fue implantada en más de treinta pacientes bajo un enfoque mínimamente invasivo y reversible, según reseña fuentes regulatorias. También avanza Paradromics, que desarrolla un dispositivo inalámbrico diseñado para transformar señales cerebrales en comunicación en tiempo real, con apoyo del National Institutes of Health y el reconocimiento de la FDA como dispositivo “Breakthrough”.

En paralelo, Meta apuesta por soluciones no invasivas, investigando métodos para decodificar el habla a partir de señales cerebrales sin necesidad de cirugía, lo que podría llevar la neurotecnología al terreno de los wearables y acercarla a un público masivo, como explicó Vox.

Lo que nos espera

La próxima década perfila un escenario ambicioso. Entre 2025 y 2027 se espera una expansión clínica significativa, con China a la vanguardia de la implementación hospitalaria y con implantes que permitirán una comunicación fluida en pacientes paralizados. Para 2028 o 2030, la miniaturización hará que los chips sean más pequeños, seguros y asequibles, y es probable que comiencen a aparecer aplicaciones en la vida cotidiana: controlar dispositivos del hogar, interactuar con automóviles o participar de experiencias inmersivas en realidad virtual.

Esto no se trata de ciencia ficción ni de un capítulo de Black Mirror, es un avance real y comprobado. Los chips en la cabeza ya no son una fantasía lejana. Existen implantes que traducen pensamientos en voz, que leen el monólogo interior y que avanzan en ensayos clínicos a gran escala. Gobiernos y empresas invierten millones para acelerar su llegada. La cuestión ya no es si será posible, sino cómo elegiremos como sociedad encauzar su adopción para preservar nuestra humanidad.

Facundo Martin Giménez

Miembro de la dirección de relaciones institucionales de la Bolsa de Comercio de Rosario. Gestión de Proyectos de Desarrollo | Relaciones Institucionales | Sostenibilidad | Cooperación Internacional | Compliance | Comunicación estratégica | Innovación | Arbitraje | Coaching Corporativo

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