Nadie duda del progreso que ha tenido Medellín en los últimos años en materia de transporte público, especialmente en la integración de modos de transporte como cables, tranvía y las líneas de buses 1 y 2 de Metroplús con el metro, columna vertebral del Valle de Aburrá. Esta integración ha representado un gran ahorro para el usuario en materia económica, permitiendo a la vez ampliar el número de lugares de la ciudad a los que es posible acceder utilizando un único pasaje.
A pesar de lo anterior, sigue habiendo mucho por hacer en materia de transporte. Las rutas de autobús, siguen siendo un terreno “inexplorado” del transporte en Medellín. En muchas de estas, aún no está implementado el pago con tarjeta cívica, suelen moverse a alta velocidad, no tienen suficientes timbres distribuidos a lo largo del bus para anunciar la parada, no tienen paraderos específicos y los usuarios deben descender a toda prisa porque el conductor no da espera. Por su parte, las rutas alimentadoras aún tienen falencias en cuanto a sus frecuencias, descargan y recogen pasajeros donde no está establecido o los paraderos no cuentan con la información sobre la ruta.
Las anteriores problemáticas mejorarían con voluntad política de la ciudad y con más cultura ciudadana. Por respecto a los usuarios, cada paradero debería tener un cronograma, que especifique hora a hora la prestación del servicio; en segundo lugar, cada ruta debe tener unos sitios específicos de parada que sean de estricto cumplimiento, con seguimiento por parte de las autoridades y en tercer lugar se deberían evitar rutas en zigzag o con vueltas excesivas en un mismo área, porque generan congestión, aumentan los tiempos de desplazamiento y contribuyen a empeorar el regular aire que respiramos en la ciudad.
Es inconcebible que las rutas saturen ciertas vías como la Avenida San Juan, Ferrocarril, La Oriental, avenida el Poblado, calle Colombia entre otras. ¿Cuántos vehículos podrían salir de circulación si se planificaran mejor los recorridos, creando redes comunicadas entre sí en vez de competir? La ciudad ha organizado el transporte en Cuencas que en mi opinión ayuda a crear divisiones sociales adicionales (Ghettos), sumadas a las que ya ha creado el río Medellín entre oriente y occidente, la creada en entre Aburrá norte y Aburrá sur o la creada por la estratificación socioeconómica del suelo. El Valle de Aburrá como una ciudad-región, requiere la creación de lazos entre el norte y sur, oriente y occidente, tales como el que ha creado la línea 1 de Metroplús entre Belén (suroccidente) y Aranjuez (nororiente).
Imagen 1. Ejemplo de una típica ruta de buses en Medellín, caracterizada por entrar y salir del centro sin unir los puntos A y B con el menor recorrido posible. Imagen tomada de https://moovitapp.com/medellin
La cuidad ha venido avanzando e implementado estrategias como carril solo bus y los paraderos inteligentes. Sin embargo, son pocos los conductores que hacen un buen uso de estos o son invadidos por vehículos particulares como pasa en la avenida San Juan. Respecto a los paraderos inteligentes, aún no funcionan plenamente. Aprovechando que Medellín ha sido designada como sede para la cuarta revolución industrial es tiempo de aplicar la tecnología a nuestro favor y empezar a trabajar en estrategias que mejoren y dignifiquen nuestra experiencia como usuarios del transporte público.
Si existe voluntad política y las rutas de autobuses migran a pago con tarjeta cívica se podrían crear paquetes según la necesidad de los usuarios como transporte de uno, dos o tres días. Transporte mensual, transporte nocturno, que incluya todos los modos de transporte y la posibilidad de hacer transbordo entre ellos.
Como ciudadanos no debemos acostumbrarnos a que las cosas sigan como están, debemos exigir una dignificación del transporte colectivo, lo que impactará directa o indirectamente nuestro diario vivir positivamente. Podemos convertirnos en actores de cambio y empezar por cosas tan sencillas como cruzar la calle por la cebra (cuando el semáforo lo indique), subir y descender de los vehículos en los puntos establecidos. En el largo plazo podremos ser una ciudad mejor si promovemos el respeto por el otro, si damos ejemplo en cívica y urbanidad a los menores. Es hora de que la cultura metro salga de las paredes de la línea A y B del metro.
En resumen, algunas acciones que podrían ayudar a humanizar (dignificar) el transporte público en Medellín:
-Contar con horarios de servicio definidos y visibles para los usuarios.
-Tener paraderos fijos para cargar y descargar pasajeros, y hacer seguimiento para que se cumpla.
-Crear rutas con el menor recorrido posible, pensando la ciudad-región como un todo, que no compitan entre ellas y permitan el transbordo de pasajeros.
-Terminar de implementar los paraderos inteligentes.
-Crear soluciones para dignificar el transporte público, aprovechando la designación de Medellín como centro para la cuarta revolución industrial.
-Tener voluntad política municipal y regional para hacerlo (elegir bien a nuestros gobernantes).
-Con más educación cívica y ciudadana