“Conocer, leer, analizar, pensar y discutir el informe final de la Comisión de la Verdad, desde una perspectiva ética y humana, nos ayudará como sociedad a aproximarnos a la búsqueda del porqué y cómo tuvimos más de cincuenta años de conflicto armado”.
La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición – Comisión de la Verdad, nació en el marco del Acuerdo de Paz, y entregó el pasado 28 de junio, su informe final, que recoge miles de testimonios, relatos y experiencias de diferentes actores relacionados directa e indirectamente con el conflicto y se centra, vale destacar, en la necesidad de concientizar a la sociedad sobre la importancia de reconocer las responsabilidades colectivas para explicar la guerra y las violaciones a los derechos humanos “en un conflicto en que el 80% de las víctimas eran civiles, no combatientes”, según señala el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión.
Sin embargo, existen algunas voces que declaran abiertamente su desacuerdo con la Comisión. El expresidente Álvaro Uribe, por ejemplo, ha manifestado a través de su red social Twitter que “la Comisión de la Verdad tiene patente para mentir, calumniar y abusar”; además, que esa instancia presenta “sesgos e inclinaciones electorales” pues se trata de una “mentira politiquera” que “fue impuesta por Farc”.
Dentro de este contexto, a partir de la apropiación del informe y la construcción de la memoria histórica, dispondremos de mecanismos para convivir sin violencia, mediante el diálogo y la resolución de conflictos. Hermann Hesse en su obra Siddhartha expresa que “buscar significa tener un objetivo. Encontrar, sin embargo, significa estar libre, abierto, no necesitar ningún fin”. En ese sentido, vale resaltar que la Comisión encontró la verdad, como fin en sí misma, para empezar a identificar qué hicimos mal y cómo construimos las bases para la reconciliación.
El documento aporta “un mensaje de esperanza para nuestra nación vulnerada y rota, verdades que desafían nuestra dignidad. Un mensaje para todos y todas como seres humanos”. ¿Cómo recorrer el camino? Garantizando que no quede en los anaqueles como un texto más sobre la historia de la violencia. No es cómodo mirar hacia el pasado, pero el país democrático debe comprender que solo habrá futuro si aceptamos la verdad.
Conocer, leer, analizar, pensar y discutir el informe final de la Comisión de la Verdad, desde una perspectiva ética y humana, nos ayudará como sociedad a aproximarnos a la búsqueda del porqué y cómo tuvimos más de cincuenta años de conflicto armado. Tenemos mucho para entender y reflexionar. Dijo el padre De Roux que “si hiciéramos un minuto de silencio por cada una de las víctimas del conflicto armado, el país tendría que estar en silencio durante 17 años”. Por las víctimas y por la construcción de la paz, hay futuro, si hay verdad.
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