La última encuesta de Cifras y Conceptos muestra que la gente cada vez se identifica menos con los extremos y se siente más representada por el centro. En las ciudades principales (Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga, Santa Marta y Barranquilla) el porcentaje supera el 79% de “identidad centrista”. Los colombianos estamos hastiados del extremo. Ya no creemos en peleas del pasado, tampoco creemos en la antigua diatriba de izquierdas y derechas; lo que queremos son soluciones reales, que atiendan a las problemáticas más serias y dejen a un lado la política del reality show.
Esto solo nos explica porqué los candidatos de los extremos se quieren pintar como verdaderos reconciliadores. Petro sale en medios hablando mal del socialismo, buscando escudarse en una nueva actitud de respeto por la diferencia totalmente ajena a lo que ha venido manejando en los últimos años.
Plantea en medios internacionales que si no gana la presidencia se queda por fuera de la política para siempre (bien le haríamos si le damos la patadita de la buena suerte en las urnas, darle el impulso), alejándose de sus discursos trasnochados de caudillismo y mostrándose más cercano a lo que fue Fajardo en 2018 (cómico que antes lo criticara y ahora lo imite).
Mientras tanto, Oscar Ivan Zuluaga se muestra sonriente, con propuestas de producción de cannabis medicinal en zonas donde siempre ha habido coca. Ese candidato que en el 2014 hablaba pestes de la legalización, hoy se abandera de un logro conseguido por Juan Manuel Galán para pintarse de moderno, renovado y centrista (oh, que sorpresa).
Y no me malinterpreten, OIZ es un gran tipo, tiene don de gente y una cabeza brillante. Su problema es que ese acto de centrista no le queda, el país lo conoció cuando era el candidato que vociferaba en los debates presidenciales, el que hablaba en contra de la competencia y tenía fuertes peleas con Petro y Santos.
Ahora, volvamos a Petro. El país sabe qué tipo de incendiario, violento y patán es. Ese papelón de taimado y relajado tampoco le queda. Después de haber invitado a Alejandro Gaviria a que se uniera a su Pacto Prehistórico se dedicó a despotricar, a sacarle falacias en la cara y a enardecer a su séquito en contra del exministro. Todos sabemos quién es Petro, de conciliador no tiene nada, su máxime siempre ha sido «conmigo o contra mí».
Hoy es más vigente que nunca el #OjoConEl22 que trinaba Uribe hace unos meses. Se nos vienen un montón de camaleones que van a empezar a posar de taimados, conciliadores y demócratas. No podemos dejar que nos metan los dedos a la boca. Los extremos saben camuflarse muy bien, son camaleónicos. Hay que fijarse más en el actuar de los candidatos que en su discurso; el papel y los micrófonos lo aguantan todo.
Hay opciones de centro, que quieren conciliar diferencias y dejar atrás esas peleas de caudillos. Gaviria, Galán y Echeverry plantean una opción de renovación, reconciliación y construcción de país. Si queremos un centro verdadero, enfoquémonos en el que es.
Pd. ¿Cómo así que Emilio Tapia volvió a contratar (directa o indirectamente) con el Estado? ¿Cómo es posible que de los 70.000 millones de MinTIC no aparezca un centavo pero sí ese hampón de pacotilla? ¿Aquí no va a pasar nada? ¿Esa platica se perdió?
@VidalJaner1
Comentar