Colombia una nación admirable. ¿Hay éxito sin esfuerzo?

Las empresas hoy en día compiten ferozmente por captar talento, pero antes de captarlo, ese talento debe existir. Y cada vez es más escaso.

Uno de los fenómenos más preocupantes de la última década ha sido la degradación de la figura del experto, derribado de su pedestal como si fuera una estatua de Cristóbal Colón. Así como se cuestionan figuras históricas, también se ha desprestigiado a profesionales clave: periodistas reducidos a simples ‘tuiteros’, parlamentarios convertidos en autómatas que siguen la corriente, científicos equiparados a curanderos, mientras los influencers son venerados como oráculos.

Vivimos en la era de la mediocridad. El conocimiento, la experiencia, el mérito y la ley del esfuerzo, que han sido los pilares del progreso, ahora se relegan a una posición marginal, como si fueran reliquias de un pasado superado.

¿PUEDE EXISTIR DEMOCRACIA SIN SEGURIDAD?

Colombia, una nación admirable y culturalmente rica, está siendo devorada por el crimen organizado con la complacencia o indiferencia de quienes deberían protegerla. El lema «abrazos, no balazos» suena poético, pero el resultado es devastador: jóvenes colombianos están muriendo o se ven atrapados en el ciclo del crimen. No solo los delincuentes son responsables, sino también quienes diseñan y ejecutan las políticas de seguridad. Ahí radica la responsabilidad de los políticos y gobernantes: garantizar la seguridad es la base de una democracia funcional.

¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA?

Existen dictaduras en las que se vota religiosamente: la Rusia de Putin, la Venezuela de Maduro, la Nicaragua de Ortega. Pero, ¿son esas democracias reales? El populismo actúa como el «burro de Troya» que, disfrazado de demócrata, destruye desde dentro. Se convocan elecciones, pero luego manipulan el censo, compran votos, hacen campaña con recursos del Estado y anulan a sus opositores.

¿QUÉ ES EL POPULISMO?

El populismo tolera la existencia de una oposición, de un Congreso, de un poder judicial, pero solo como fachadas. Los jueces sirven al gobierno, el Consejo Nacional Electoral se controla desde el poder, y las leyes se manipulan según convenga. El populismo no busca una democracia funcional, sino una que les sirva a sus intereses, y usa el látigo contra sus adversarios mientras garantiza la impunidad para sus aliados.

El populista trata a los ciudadanos como si fueran niños a los que no se les puede decir la verdad por miedo a que no la entiendan y, peor aún, que no voten por él. Se convierte en un hada madrina que promete lo imposible, especialmente a los jóvenes, con discursos llenos de mimos y halagos, pero vacíos de realidad.

Es importante hacer una diferenciación clara entre lo que se considera una democracia y las democracias populistas que desvirtúan el proceso democrático. Esto se aplica no solo a nivel global, sino también en contextos latinoamericanos, como el caso de Venezuela y Nicaragua.

¿LA POLÍTICA IMPORTA?

Jóvenes de Colombia, ustedes tienen en sus manos la capacidad de cambiar el rumbo. La política no tiene que ser un lodazal donde chapotean pícaros, corruptos y mediocres. Se puede aspirar a una gobernanza íntegra e inteligente que nos represente a todos. La razón necesita representación, y la necesita urgentemente. No se mantengan al margen: involucrarse en la política no es una opción, es una responsabilidad. Opinen, movilícense, voten, porque su participación puede hacer la diferencia.

Colombia enfrenta muchos retos en cuanto a la participación política de los jóvenes. Es crucial destacar su papel en la construcción de un futuro diferente.

Luis Carlos Gaviria Echavarría

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.