Colombia, un país con delirios de historiador

Nunca he pensado defender a alguien y mucho menos cuando su manera de expresarse le ha condenado, simplemente pienso hablarle de manera clara al ignorante que cree que esta es una oportunidad de oro para atacar, cuando es una situación que demuestra el decreciente intelecto de nuestra patria chica.

Comenzaré exponiendo que la masa de gente que se conoce en medida ordinaria como colombianos, dentro de sus innumerables curiosidades y excentricidades posee la habilidad de volverse moralmente superior a cualquier circunstancia y hecho, de creer que posee el absoluto dominio de un tema así esté sumido en la absoluta ignorancia y de opinar sin un debido proceso de raciocinio, ellos son mi  gente linda, mi gente bella, mi gente colombiana; que saben tanto de historia nacional como de maternidad de gallinas y que se atreven a combinar sentimientos políticos con hechos históricos, dando como resultado pan para el circo mediático del que los borricos con carente sentido del análisis intentan saciar su hambre de conocimiento.

No necesito referirme directamente al hecho acaecido durante la visita del Secretario de Estado de los EEUU y a la peculiar alocución de nuestro presidente Iván Duque, ni siquiera me atrevería a catalogar tales palabras como un acto aberrante contra la historia; sencillamente en lo gramático refiero un error importante, pero en lo histórico condeno enfáticamente a la mayoría de este burdo populacho a comentar sin siquiera saber que los prestamos iniciales para la gesta libertadora fueron americanos y británicos (Estados de Cuenta de la Gran Colombia, 1822-1823), que la Legión Británica del Coronel Rooke era integrada por ingleses, americanos, ingleses y algunos galeses (Official Report of Brittish Legion, 1818-1819) e inclusive que 4 corbetas fueron prestadas en auxilio a los patriotas para proseguir la campaña de Rio Hacha, las cuales a posterior fueron rechazadas por el gobierno (Conversaciones Zea-Monroe, 1819), el apoyo continuo de la Masonería americana y Francesa (Revolución y Contrarrevolución, Dr. Plinio Correa De Oliveira) y esto sin contar con más datos e investigaciones de rigor que tornan en verdad un papel clave de los EEUU en la lucha de independencia.

Yo acuso y condeno a aquellos que escriben y disfrazan sus mal habidas críticas políticas en la rememoración de los hechos históricos, a aquellos que de manera desaforada y execrable creen que el comunismo, los ideales de derecha u otra vertiente política puede explicar hechos que expulsan y desprecian estos contextos, a aquellos que creen a nuestro mandatario estúpido por su alocución pero que aún perjuran como dogma de fe que el 20 de julio de 1810 automáticamente comenzamos vida republicana y que ni siquiera conocen el número y la importancia de las constituciones de Colombia; Yo como amante y asiduo estudioso de la historia repugno y desdeño el abominable ciudadano promedio embrutecido que no lee o el pretencioso que crea que por leer “Las Venas Abiertas de América Latina” (que de hecho somos Hispanoamericanos) sabe historia y quiera quedar bien en una red social con falacias vergonzosas, acuso también a las anteriores generaciones por no preocuparse del estudio histórico y a las modernas por ser demasiado sensibles y llorones para hacerlo; acuso en pocas palabras no al que tenga postura contraria a la mía, si no al que calla y al que soberbia y despreciablemente comete un atentado contra él conocimiento.

Solamente dejaré una invitación: Yo llamo que en vez de ver memes de cuadros que ni siquiera conocerán al personaje o al autor de las ilustraciones, abran un buen libro de historia patria y empiecen a dejar de ser acusados y pasen a ser acusadores, porque el estudioso de la historia es el loco que siempre predecirá los hechos y jamás fallará y que cuando nadie le crea, pero las cosas estén pasando, dirá en irónico tono “se los dije”.

Valentín Laureano García Borja

Loco, es mi mejor descripción, amante de los libros, los vinos, los viajes y el amor. Político por amor, estadista por elección, servidor por Convicción.
Estudiante de Derecho, Universidad de Medellín y Diplomado en estrategias electorales, Pontificia Universidad Javeriana.