“En Colombia, el suroeste y Jericó, el agua no es escasa ni se nos está acabando”.
El agua, sobre todo el agua dulce, es un tema sensible para la humanidad porque sin agua no hay vida. A pesar de que el 70% del planeta está cubierto por este recurso, de ese porcentaje, sólo el 2.5% es agua dulce.
Las grandes ciudades del mundo se desarrollaron cerca a grandes ríos o mares por la facilidad de transportarse hacia otros lugares con fines comerciales, pero también por la facilidad para captar el agua que facilitara su desarrollo e incentivara el asentamiento de poblaciones. Es el caso de Londres que es atravesado por el río Támesis, París por el río Sena y Nueva York por el río Hudson. En Latinoamérica, Buenos Aires es bordeada por el río de La Plata y Río de Janeiro fue construida alrededor del Océano Atlántico.
Colombia que no fue conquistado por ingleses ni franceses ni portugueses, que tienen una mentalidad más abierta al intercambio comercial y cultural que los españoles, construyó sus principales ciudades en el centro del territorio, como España, sin acceso cercano a mares o grandes ríos en los que se pudieran construir puertos marítimos. Es el caso de Bogotá.
Pueblos de Antioquia como los del suroeste antioqueño no se asentaron en terrenos llanos cerca a los ríos principales como el Cauca sino en alta montaña. Psicológicamente estar alejado de grandes ciudades hizo que en estos pueblos se generara una mentalidad conservadora, de miedo y rechazo a lo desconocido por estar acostumbrados a ver la misma gente y el mismo entorno. Hay una barrera natural creada por las montañas que hace temerle a lo que viene del otro lado. Distinto a las gentes nacidas en las costas. No tienen barreras naturales. El mar es infinito y por eso son más abiertos, arriesgados y aventureros.
Pero volviendo al tema del agua, es normal preocuparnos por su conservación. Con el calentamiento global se habla de que hay ciudades que van a desaparecer en los próximos años. Los habitantes de esas ciudades deben reubicarse hacia otros lugares. Brigitte Baptiste quien estuvo la semana pasada en Jericó en un evento sobre Agua y Desarrollo Integral mencionó que en las próximas décadas el mundo tendrá 200 millones de desplazados porque los territorios donde viven se van a secar. Y que países como Noruega, Finlandia y Canadá que están cerca de los polos, a pesar de tener grandes reservas de agua dulce, no tienen disponibilidad de agua durante todo el año. Sólo la mitad. Los 6 meses restantes, el agua permanece congelada.
Caso contrario en Colombia, que, en palabras de la misma Brigitte, es un país privilegiado en agua y biodiversidad. Lo que no es invitación a malgastarla; por el contrario, si tenemos abundancia en este recurso, debemos conservarlo y generar mejores prácticas para su correcta distribución y uso.
Jericó, según funcionarios y ex funcionarios de las Empresas Públicas de este municipio, es aún más privilegiado en el recurso hídrico: tiene 604 fuentes hídricas: una por cada veinte habitantes. Hay una buena disponibilidad y cantidad de agua; es 100% potable; y de 31 veredas, hay 25 acueductos veredales.
Según Corantioquia, el mayor uso de agua en el Suroeste está discriminado así: 1) hidroeléctricas (entre 70 y 80%); 2) uso doméstico a través de acueductos (entre 10% y 15%); y 3) agricultora principalmente café (alrededor de un 5%). Sectores como minería o uso recreativo no registran grandes consumos de agua en la región.
Aquí el debate más que centrarlo en atacar empresas o sectores por prejuicios respecto al uso del agua, debe enfocarse en cómo cada sector y cada persona aporta para la conservación del recurso vital que a fin de cuentas necesitamos y usamos todos. Pero sobre todo hacerlo de manera constructiva, con datos y transparencia.
“No debemos satanizar ninguna actividad económica, debemos coexistir y trabajar juntos” mencionó el ex gerente de Empresas Públicas de Jericó, Carlos Palacio, en el evento en mención.
La solución no es dejar de usar el agua sino cómo con tecnología y con economía circular, recuperamos y mejoramos el manejo de este recurso para el bienestar de las presentes y futuras generaciones y teniendo en cuenta que, en Colombia, el suroeste y Jericó, el agua no es escasa ni se nos está acabando. Es abundante y en general, está en muy buenas condiciones.
A trabajar unidos por conservar y mejorar el uso del agua en el territorio para que siga siendo abundante y de calidad.
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