No es un secreto que este país ha sido un cero a la izquierda entorno a las decisiones de la geopolítica a nivel global e incluso en lo regional. Pero la crisis en la hermana república de Venezuela ha llevado a que Colombia tome otra posición dentro de los países aliados o alineados con Estados Unidos que buscan derrocar a Nicolás Maduro sin importar lo que cueste cumplir con ello.
Ante un panorama como este que no pinta nada bien para el oficialismo por todo lo que a diario sucede, en relación a la agudización de la crisis económica, política y social en la que creo, la oposición también ha sido cómplice, por los vacíos y silencios constantes que han dado cabida para que el madurismo tome fuerza y se afiance en el poder. Esto ha llevado al descontento social ante las dos únicas opciones políticas existentes, lo que ha conducido a muchos a marcharse del país y otros a no concentrarse a las convocatorias hechas por Guaidó y por Maduro.
¿Pero cuál ha sido el papel de Colombia ante esta situación?
El presidente Iván Duque ha liderado de manera vehemente “el cerco político” como lo han titulado. En ese orden Duque ha prestado el territorio nacional para eventos y desplazamiento de la oposición e incluso asilo político a diputados del parlamento venezolano y cualquiera que pertenezca o que sea anti-oficialismo.
Pero, nuestro país es tan vital para hacerle oposición a Maduro que otras naciones le han brindado recursos tanto para atender la emergencia de inmigrantes como para ser el campo donde se desarrollen muchos de los planes para tumbar lo que ellos llaman, dictadura.
Asimismo, el gobierno nacional ha sentado una voz de protesta que aún no sabemos qué consecuencias tendrá en el futuro o que repercusiones represente a corto plazo en materia de su política exterior. También ha quedado en evidencia la capacidad con la que los norteamericanos pueden manejar a su antojo lo que es conocido como el patio del continente americano y del que Colombia quiere ser el hijo ejemplar.
Esperemos que no se desatiendan las problemáticas nacionales por dárselas de importante e inmiscuirse en problemas internos que sin duda nos afectan, pero que debemos atender en relación a los inmigrantes que surgen tras la crisis y no intentar dar un golpe de estado como de seguro lo han pensado, pero del Duque sabe no cuenta con el beneplácito ni del congreso y menos de la opinión pública.
Por otro lado, me uno al planteamiento del gobierno mexicano y uruguayo que llaman a un diálogo entre las partes a la que el vaticano se ofreció como intermediario pero que la oposición en busca de protagonismo ha rechazado o por lo menos no se conocen acercamientos concretos.
Finalmente, sería sensato de parte del gobierno americano que cesaran las sanciones económicas contra el país del sur que asfixian a sus ciudadanos y por ende su economía. Ojalá y Venezuela no corra la misma suerte de Siria e Iraq donde el imperio norteamericano ha hecho lo que se le ha venido en gana a través de sus políticas intervencionista.