La democracia festeja, asiste a la protesta en una cuna mundial para la diversidad, y la paz es la apuesta más noble de este terruño pues expresa dignidad. Colombia se viste de gala, pero roja es su alfombra, quizá esta vez la sensatez nos pueda coronar.
La pandemia, un espejo despiadado que refleja una humanidad locamente consciente de su horror. Nuestros límites, la precariedad, el sometimiento más bajo cuando se nos censura también por pensar desde posiciones alternativas, otras vidas, controvertir y decidir, incidir a la acción para transformar realidades inmorales que con determinados discursos imperantes no compaginan, realidades bloqueadas de toda participación que sirva como oportunidad de cambiarlas.
Alterada la normalidad, se filtró el conflicto entre las grietas insanables mientras exista la pobreza por planificación. Colombia la violenta, dopada con dolor y veneno, aquél 28 de abril, explotó. Cuán “matria” trasnochada que madruga a una democracia que no implique la exterminación.
Una patria infringida por el crimen y una constitución que dista de su correcta aplicación, por una cultura que, en su apología a la mafia, abisma todo camino al encuentro y reconocimiento del otro, manchada por el odio que proclama la intolerancia, el racismo y la aporofobia.
País que concentra la riqueza despojando los sueños; y según el Banco Mundial, es el segundo (2) más desigual en este próspero territorio latinoamericano, el séptimo (7) más desigual en el mundo y el cuarto (4) que mejor paga a sus congresistas mal asignados por departamento afectando más las regiones periféricas, obsoleto por burocracia obscena e ineficiente, sin contar las utilidades antiéticas a favor de terceros que desfiguran por más de 50 billones de pesos anuales las cifras quebrantadas de este Estado subdesarrollado.
A continuación, observaremos un panorama general de la República de Colombia:
LOS MAPAS DEL CONFLICTO: 1. FARC – 2. ELN – 3. BACRIM
Fuente: (Archivo) Abril, 2015 – Fundación Paz y Reconciliación
PLEBISCITO POR LA PAZ – ESTADO/FARC: Resultado electoral, octubre de 2016
RESULTADOS ELECTORALES: Segunda vuelta Presidencial 2018 – 2022
POBREZA Y DESIGUALDAD: El mapa ilustra la relación existente entre desigualdad (Gini) y pobreza monetaria a nivel departamental.
Fuente: DANE – Gran Encuesta Integrada de Hogares (2018-2019) – 8 departamentos sin registro.
Áreas de reglamentación especial étnica, y comunidades étnicas: DANE – Año 2014
ÁREAS COSECHADAS Y PRODUCCIÓN EN EL CAMPO:
Fuente: DANE, Censo Nacional Agropecuario – 2014 (Ministerio de Agricultura)
DISTRIBUCIÓN DE LOS USOS DEL SUELO: 25,3% del territorio corresponde a uso agropecuario con 28.817.803 ha (6.383.913 ha para la agricultura y 22.430.872 para actividad pecuaria); el uso agroforestal, corresponde al 0.4% con 423.791.
IDEAM-METEO/004-2019 Nota Técnica del IDEAM – mayo 2018.
CULTIVOS DE COCA Y NARCOTRÁFICO:
MINERÍA:
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TIERRAS ABANDONADAS O DESPOJADAS Y PROCESO DE RESTITUCIÓN:
(1) Densidad de predios abandonados y/o despojados con base en el total de solicitudes recibidas por la Unidad de Restitución de Tierras – (2) Micro focalizaciones para la Restitución de Tierras
GEO REFERENCIACIÓN COMPARATIVA: Expresiones de violencia en el marco del COVID-19 con los territorios donde se han perpetrado los homicidios confirmados y en proceso de verificación contra los líderes sociales y Defensores de Derechos Humanos.
Fuente: Alerta Temprana No. 018 de 2020 de la Defensoría del Pueblo y Sistema Nacional de Información. Procesado por: Sistema Nacional de Información de DDHH y DIH.
RESGUARDOS Y RESISTENCIAS: Paro Nacional, 2021
Más que polarizada en el juego electoral, habitamos una Colombia de contrastes, fracturada históricamente por la diferencia que se torna mezquina en la avaricia y socava la guerra como solución al conflicto connatural a la convivencia con el otro, descartando de entrada las ideas que prometen incomodar para la comprensión, ya que niega a la otredad su condición como sujeto de derechos obstruyendo el diálogo, imposibilitando una democracia real porque se anulan formas de asumir y relacionarse con la vida en comunidad y territorio que constituyen la cosmovisión.
Esta cosmovisión es protegida y se preserva internacionalmente por el Convenio Número 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), ratificado e incorporada mediante la Ley 21 de 1991 por Colombia, de nivel constitucional y para grupos étnicos, que garantiza la Consulta Previa como Derecho Fundamental en todo proceso de intervención socioeconómica sobre determinados lugares, donde los grupos humanos ahí históricamente asentados son los llamados a decidir si se permite o no la incidencia de estos proyectos y las condiciones para su ejecución si llegasen a ser aprobados por las comunidades.
Pluriétnica y multicultural, Colombia es una nación que se expresa con las balas y la desaparición forzada, pero ha parido una generación que nace con la era de la información y contempla por un breve instante de su historia el silencio de los fusiles en la política; impulsada en la creencia de que una mejor Colombia es posible, esta generación junto a cientos de movimientos sociales que han luchado por la paz desde la integridad de su memoria paralelamente al gobierno y la extensión de su narrativa hegemónica, se toman las calles como protesta y rechazo ante una guerra que se declara por paradigmas gobiernistas, la hipocresía de un sistema extorsivo y depredador que ignora adrede la miseria y la degradación que genera.
Con más de 50.000 especies registradas y cerca de 31 millones de hectáreas protegidas, equivalentes al 15% del territorio nacional, nuestro país ocupa el segundo lugar a nivel mundial en biodiversidad, según el Ministerio del Medio Ambiente. Objeto de exploración y explotación de minerales necesarios para el desarrollo industrial y tecnológico del mundo, Colombia se revela como un destino prometedor para conquistar, por los de aquí, por los de allá.
Una pesca milagrosa de recursos en un paraíso que acogió la corrupción como paisaje, para sumergirse a las fuentes prominentes, como sus dulces aguas, de la ilegalidad. Sin embargo, este país dentro de otros, responde con la resistencia que persiste en la valentía de sus pobladores que lograron forjar la cotidianidad, supervivencia, en medio de intereses hostiles, casi inminentes a su tesoro que provee capitales excéntricos.
La patria que sacrifica a sus líderes para hacer negocios, hoy se ve amenazada por la voluntad popular que exige respeto y una República de Colombia para todas, todes y todos los colombianos, que opere para garantizar la vida íntegra de las personas que habitan la geografía nacional, sin distinción, y no de un orden que da impunidad a quienes la quitan.
El mundo gira sus ojos sobre el mensaje de la tricolor volteada y compatriotas en el exterior se suman a una primavera anunciada, testigos, quienes huyeron de esta horrible noche por excesos de la fuerza pública, privados armados y desigualdades que convierten el campo y el espacio público en una sangrienta batalla de hermanos, que no cesa, que aún no se acaba.
La mentira insostenible del poder político en Colombia se ve cada día más debilitada cuando organizaciones multilaterales como la OEA (Organización de Estados Americanos) y la ONU (Organización de Naciones Unidas) insisten en que ingrese inmediatamente la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos) para verificar si “la democracia más estable de Latinoamérica” es cómplice o sentencia el fin de criminales que auspician la idea del enemigo interno mientras utilizan el poder real para traficar estupefacientes, vender tierras, licenciar minas y todo lo que arrebataron a desaparecidos, masacrados, víctimas de genocidio y desplazamiento forzado.
Delincuencia aprovechándose de la indignación y el hambre para tomar control beligerante y fortalecer sus arcas con los ignorados y despreciados por el Estado, cuerpos inocentes flotando sobre ríos están siendo encontrados. ¿Cuánto vale la vida? Es la cínica cuestión por la que Colombia a sí misma, a occidente y al mundo entero está reprochando.
Claro que es un conflicto político, y debe ser la política la continuación de la guerra en otros términos. No podemos condenarnos a repetir la historia cayendo en la estigmatización por ignorancia y en la venganza como clamor de justicia, porque no nos alcanzaría la vida para liberarnos del resentimiento, porque quizá solo perdamos la vida en la brutalidad de un decadente contexto.
Para marcar la diferencia entre el estallido social que estamos viviendo y un ciclo de guerra mutable pero ininterrumpido hasta ahora, debemos empezar por perdonar y escuchar para trazar juntos un nuevo contrato social que surja desde la voz más sabia que es la de los pueblos y su experiencia, alejarnos de la violencia para abrazar la virtud de los talentos opacados por nacer en zonas de malos “dueños”. Admitir que los privilegios también son leyes injustas cuando denigran lo vivo para un egoísta y sesgado progreso.
¿CONSTITUYENTE?
Dos (2) generaciones contraste han nacido desde la última constitución de Colombia, los hijos de la data y la hiperconectividad, la generación de la programación y la agenda mundial 2030. Este año festejamos 30 años del experimento de paz con el narcotráfico, carta que no se percató de legalizar cultivos ni mucho menos de la reforma agraria, permitiendo el sometimiento de comunidades y culturas a la crueldad del grupo armado más fuerte en la respectiva zona. Firmamos un proceso de paz, mal votado, que solo acrecentó el tamaño de un Estado cooptado por dineros mal lavados. Instituciones que se vendieron, ternados que traicionaron. Algoritmos más eficientes que un gran número de abogados, aplicaciones más útiles que gran parte del congreso.
A diferencia de 1991, la disyuntiva no es entonces el fin de la Guerra Fría, sino objetivos que garanticen la sostenibilidad del planeta y la sustentabilidad de los ciclos de vida.
Agenda 2030 – ONU, Ratificada y adoptada por Colombia y los Estados Miembros en el año 2015.
Matria: La matria como concepción femenina del Estado, gobierno para el cuidado, responsable y obligado a garantizar la seguridad humana. Expresión adaptada de “patria”, prefijo de la palabra “patriarcado”, concepción del Estado como administrador del poder duro y la fuerza militar.
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