Colombia con un parto detenido desde el 2019: El nacimiento de una nueva democracia

“Son millones los jóvenes, acompañados de la vieja guardia sindical, los que abarrotan las calles de este territorio para exigir equidad y ser escuchados por cada una de las necesidades que presentan sus comunidades.”

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Desde el 28 de abril, una nueva Colombia está llenando las calles con ciudadanos y ciudadanas, que hacen reclamos legítimos a un Gobierno Nacional, que quiere pasar por encima de sus derechos para cumplir el capricho de los que manejan los hilos del Estado, detrás del telón.  

Al estudiar la historia política de este país, siempre se encuentra, una desgraciada recurrencia: La de un Estado arrodillado a las familias adineradas y que sirve de Cenicienta a las exigencias que, poco o nada le sirven a toda la población colombiana. Pero lo anterior, ha sido el detonante para que, en cada época, Colombia dé a luz a diversos personajes y movimientos sociales y políticos, que han influenciado la resignificación de la democracia, como es el caso de las luchas contra un Establecimiento corrupto, llevadas a cabo por personajes como Héctor Abad Gómez y Luis Carlos Galán, o los hechos del Bogotazo, que se dieron en la capital del país en 1948, como consecuencia del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, tragedia con la cual, las ciudadanías sintieron que les arrebataron la esperanza de cambio y de un futuro mejor para todos y todas. 

En la Colombia actual, también está presente la desgraciada recurrencia; el gobierno que preside Iván Duque está cargado de injusticias sociales como el incumplimiento de los acuerdos de paz, con la finalidad de rendirle el deseo a su patrón Álvaro Uribe,  la muerte de decenas de líderes y lideresas sociales, exención tributaria para los grandes capitales con un costo para el país de más de 4.9 billones de pesos, una de las cuarentenas más largas de Latinoamérica sin una renta básica que permitiera mitigar el hambre en los hogares colombianos, aumento significativo del gasto público en un momento de coyuntura económica debido, entre otras cosas, a la compra de camionetas blindadas por 9.600 millones de pesos, tanquetas para el ESMAD por 12.000 millones de pesos, miles de millones más gastados en estrategias de comunicaciones para el mejoramiento de la imagen de Presidencia de la República y el Ministerio de defensa y la creación de consejerías y puestos burocráticos para repartir la mermelada política. 

Todo lo anterior sirve como Pitocín para inducir el parto de la nueva democracia colombiana, que había comenzado en el 2019, pero que fue interrumpida por la pandemia del COVID 19; son millones los jóvenes, acompañados de la vieja guardia sindical, los que abarrotan las calles de este territorio para exigir equidad y ser escuchados por cada una de las necesidades que presentan sus comunidades, son los jóvenes  los que están liderando este  parto, este cambio en la política y en la sociedad, son los que han puesto la cara, sus fuerzas, sus ideas, su intelecto y su empuje para demostrarle al Gobierno Nacional que, el pueblo unido, jamás será vencido, toda esta lucha ha logrado a que se retire la nefasta reforma tributaria, llamada con el eufemismo, Ley de solidaridad sostenible, de igual forma, el archivo de la Reforma a la salud, la renuncia del ministro de hacienda Alberto Carrasquilla, la proyección de matrícula cero para estudiantes de los estratos uno, dos y tres de las instituciones de educación superior para el semestre 2021 – 2, pero el mayor logro de la protesta, ha sido entender que, gracias a esta se pueden tumbar proyectos de ley y funcionarios que no estén alineados a las necesidades del pueblo colombiano. 

Estos nuevos hijos de la democracia colombiana, no solamente están en las calles protestando mediante arengas o manifestaciones culturales como el grafiti, la música, la danza, el performance y las artes circense, sino de igual forma, en el mundo digital, en el que ejercen una nueva ciudadanía, a través de las redes sociales, con acciones que no se quedan en este mundo de la web, sino que transcienden en el entorno físico, fundamentando otra forma de participación democrática; lo anterior, se evidencia con la alta influencia que tienen los opinadores en Twitter o movimientos juveniles como los Kpopers, que en esta coyuntura nacional se han mostrado expertos en convertir en spam, las tendencias en contra de las movilizaciones sociales.

La sociedad colombiana está siendo testigo, de tan esperado nacimiento de ciudadanías más democráticas y conscientes de las luchas que se deben dar ante las injusticias de un Gobierno que por tradición, sólo ha servido a unos pocos, a los privilegiados, al 1% de los colombianos que determinan hasta la agenda política de este país.

Con toda seguridad esta primavera de la juventud, conformada por mujeres y hombres críticos, talentosos, enérgicos y valientes, nos llevarán en la construcción de un horizonte de dignidad para las comunidades oprimidas, ellos y nosotros, seguiremos en las calles y en las redes digitales luchando por los derechos de todos los colombianos y colombianas, y a su vez, proponiendo y construyendo juntos el proyecto de país con justicia social que ha sido pospuesto por muchos años. He aquí el nacimiento de una nueva democracia en Colombia.