“Es una verdad revelada que el populismo está posicionándose con la incertidumbre y la destrucción “creativa” de las formas de participación democrática, fungen los populistas de salvadores inmediatos bajo la sombra del secretismo selectivo”
Las recomendaciones sobre el futuro cercano del país en 2022 no son en vano, pues es una verdad revelada que el populismo está posicionándose con la incertidumbre y la destrucción “creativa” de las formas de participación democrática, fungen los populistas de salvadores inmediatos bajo la sombra del secretismo selectivo, definiendo estrategias de dominio racional publicitario, las redes sociales están atiborradas de pasquines cuyo objetivo es anunciar la caída de un Estado opresor como a bien lo consideran sus bases.
En estas circunstancias, un Estado opresor está lejos de llamársele a la libertad para elegir que tienen los colombianos, no se pueden meter en la misma bolsa las inflexibilidades económicas que afectan directamente las relaciones de consumo a nivel interno, el país está en medio de lo que podríamos denominar la crisis latinoamericana del desarrollo fraccionado, es decir, que en el cono sur la política económica ha tendido a radicalizarse en el dominio exclusivo de los gobiernos de turno, cerrando la puerta a la libertad para elegir.
Colombia requiere dar continuidad a la política económica de recuperación de mediano y largo plazo, este gobierno trazo la ruta para 10 años de control macroeconómico con miras a recuperar la senda de crecimiento en 2030 asociada a la disciplina fiscal y el marco prudencial macroeconómico. En otras palabras, este gobierno deja las bases de planeación económica a 10 años.
Así las cosas, austeridad administrativa, flexibilización del gasto social y focalización de la inversión nos dirigen a un efecto positivo de recuperación, una de las bases mejor definidas es la política de generación de empleo a partir del multiplicador del gasto público dirigido a la formación profesional y la creación de nuevos empleos vía expansión de la empresa privada. No hay otra fórmula que explique la generación de ingresos en mano de los colombianos a partir de la política de llevarle la economía a las regiones del país.
Concuerdan nuestras expectativas con la re – formulación de los sectores económicos: agro, industria, energía y transformación productiva, haciendo caso de la fórmula de productividad y PIB. En estas circunstancias, antes que populismo, hay que demostrar la capacidad de especialización del país retomando la senda estructural de crecimiento económico.
Los tiempos cambiaron y devolvernos al control total por parte del ESTADO sería retroceder más de 5 décadas de formulación de política productiva colombiana, precisamente porque el populismo se adhiere a la pereza productiva del país. ¿Dirigir para generar qué? Es la pregunta inconclusa que la oposición no se ha dado el trabajo de responder.
Finalmente, los recursos de política económica son bastos, la disciplina macro que ha permitido al país sortear los ciclos contractivos de la economía ha dejado en claro que incentivar la producción sigue siendo el camino ideal, sucede en muchas ocasiones que vemos solamente aquello que los pasquines nos quieran mostrar, pero la verdadera causa del juicio democrático deberá ser votar bien teniendo en cuenta las bases económicas actuales.
Para qué ahondar más en el suicidio colectivo del asistencialismo dirigido por el populismo, si lo que tenemos ahora mismo, nos da para ser el país más próspero de América Latina, estamos a un pelo, de convertirnos en una sociedad dirigida por el populismo o ser un país organizado democráticamente que provea la suficiencia de recursos a través de la libertad para elegir.
Economía, justicia, democracia y seguridad son pilares fundamentales para evitar caer en el coma populista que está circundando los países latinoamericanos. Ojo con el 2022.
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