“Todo comenzó muy mal desde que se violentó el Estado de Opinión desconociendo la victoria del NO en el plebiscito. Con mañas, los partidos de Gobierno e incluso el Gobierno de aquel entonces, decidieron tirar a la borda la decisión que la mayoría de los colombianos tomaron.”
Han pasado cinco años desde que se implementaron los Acuerdos de Paz firmados por el Gobierno del Presidente Santos con las FARC, en aquel entonces, muchos colombianos tenían la esperanza de darle fin a la guerra que tanto azotó al país, pero, por otro lado, había un sector que vaticinaba lo que vendría para Colombia y que, precisamente, no sería nada bueno para la ciudadanía.
Todo comenzó muy mal desde que se violentó el Estado de Opinión desconociendo la victoria del NO en el plebiscito. Con mañas, los partidos de Gobierno e incluso el Gobierno de aquel entonces, decidieron tirar a la borda la decisión que la mayoría de los colombianos tomaron. Decirle NO a los Acuerdos, no era negarse a la Paz, era proponer reformas en los textos que reconocieran a las víctimas como los mayores afectados del conflicto.
Como ciudadano, tengo muchos sinsabores con respecto a los Acuerdos, principalmente con las ramas de FARC que se encuentran en el Congreso. Los dueños de estas curules, supuestamente, han estado en oposición durante estos tres años, pero lo que vemos es un odio irracional combinado con intransigencia para todo aquel que no comparta los pensamientos que ellos manejan. Todo al mejor estilo de la izquierda.
Haciendo un análisis profundo de lo que ha sido del país en estos últimos cinco años, la mal llamada Paz lo que ha traído ha sido más guerra y esta premisa se puede corroborar con las hectáreas de coca que hoy hay en el país. Mientras que en 2012 y 2013 había 45.000, a sol de hoy tenemos 250.000 y que el actual Gobierno del Presidente Duque recibió con 209.000. Esto no es lo más aterrador, aunque parezca mentira, recordemos que Iván Márquez y Jesus Santrich le pintaron la cara a los colombianos escapándose para darle vida a las disidencias de FARC. ¿Esa es la paz?
Esa firma mentirosa, nos dijo que la guerra había quedado en el pasado, pero es muy curioso que hoy, en Colombia, hayan más de 13.000 hombres armados y que 4.000 sean de FARC, lo que me hace entender que este acuerdo fue una puerta grande para el cinismo colombiano. No puedo dejar pasar por alto el descaro que tienen los miembros de este grupo terrorista cuando romantizan los delitos que cometieron, poniéndole nombres sutiles para que no se oiga tan violento ante la comunidad internacional.
Son cinco años de impunidad, ningún miembro de FARC ha pasado por una cárcel, les crearon su propio sistema de justicia con jueces partidarios a sus ideologías, lo que hace evidente el sesgo que hay en la JEP para darle la fachada perfecta a los ex guerrilleros el papel de víctimas en vez de victimarios.
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